jueves, 31 de octubre de 2013

una mente llena de creencias siempre está proyectando cosas en el mundo, ve cosas que no existen.

Hay gente que viene a mí… Cuando un creyente de Krishna medita, enseguida se le aparece Krishna. Pero nunca se le aparece Cristo. Si un cristiano se inicia en la meditación, solo se le aparece Cristo; Krishna nunca perturba su meditación. A los musulmanes no se les aparece nadie, ni Krishna ni Cristo; y Mahoma tampoco puede aparecérseles, porque los musulmanes no tienen imágenes de Mahoma. No saben qué aspecto tenía, así que no pueden proyectar.

Se proyecta aquello en lo que se cree. La creencia es una proyección. Es como el proyector de un cine: en la pantalla se ve algo que no está allí. El proyector está oculto atrás. Allí es donde está ocurriendo todo, pero tú miras a la pantalla. El proyector está en la parte trasera, todo está ocurriendo allí, pero tú miras a la pantalla. Todo está ocurriendo en tu mente, y una mente llena de creencias siempre está proyectando cosas en el mundo, ve cosas que no existen. Ese es el problema. La mente creyente siempre es vulnerable, siempre está ofreciendo la oportunidad de ser explotada a los timadores; y hay timadores por todas partes. Todo el camino está lleno de ladrones, porque no existe ningún mapa.

Entrar en la religión es entrar en lo inexplorado, en lo desconocido. Los ladrones pueden medrar ahí muy fácilmente, pueden esperarte… y están esperando. Y algunas veces, aunque la persona no te esté engañando, tú quieres ser engañado. Entonces serás engañado. Nadie puede engañarte si, en el fondo, tú no estás dispuesto a ser engañado.
Hace tan solo unos días, un joven vino a mí y me dijo: Un baba me ha engañado, y es un gran yogui. Yo le pregunté: ¿Y qué ha hecho? Él contestó: él puede hacer oro con cualquier metal. Me lo ha enseñado, yo lo he visto con mis propios ojos. Luego me dijo que le debería traer todo el oro y que él lo multiplicaría por diez. Así que le entregué todas mis joyas y él huyó con ellas. Me ha engañado.
Cualquiera estaría de acuerdo en que lo ha engañado, pero yo le dije: Lo que te ha engañado es tu avaricia. No le eches la culpa a nadie más. Tú has sido el estúpido. La avaricia es estúpida. Eras tú quien quería que las joyas se multiplicaran por diez. Esa mente te ha engañado, la otra persona simplemente ha aprovechado la ocasión. Él no es más que una persona lista, eso es todo. El verdadero problema eres tú. Si no te hubiera engañado él, lo hubiera hecho cualquier otro.

Así que la cuestión no es quién engaña. Yo he observado que si alguien te engaña, es porque en ti hay cierta propensión a ser engañado. Y que si alguien puede mentirte, significa que tú tienes cierta afinidad con las mentiras. Un hombre sincero no puede ser engañado. Un hombre que vive en la verdad no puede ser víctima de mentirosos. Un mentiroso solo puede engañar a otro mentiroso; es la única manera. Hay millones de personas dispuestas a ser engañadas, que simplemente están esperando que venga alguien y las engañe: por sus creencias, por sus deseos viciosos, por su avaricia. Y recuerda siempre que la avaricia es avaricia, ya sea en el mundo material o en el mundo espiritual, no hay ninguna diferencia. Su condición siempre es la misma. Tú quieres que alguien multiplique por diez tu oro; eso es avaricia. Si alguien te dice: “Yo puedo hacer que te ilumines”, y tú caes inmediatamente. Eso también es avaricia.


Osho

La confianza es una cualidad del corazón, no de la cabeza.

La religión siempre es peligrosa. Es peligrosa porque el terreno es misterioso, irracional. Todo vale, y no hay forma de juzgarlo. Y hay personas con mentes superfluas, siempre dispuestas a creer en algo, porque necesitan algún punto de apoyo. Sin creencia se sienten desarraigadas; necesitan alguien en quien creer, necesitan un lugar donde puedan sentirse ancladas, arraigadas.

La creencia es una necesidad muy profundamente arraigada en la gente. ¿Por qué es una necesidad tan profundamente arraigada? Porque sin creencia todo te parece un caos; sin creencia no sabes por qué existes; sin creencia no puedes ver ningún significado en la vida. No parece que tenga sentido alguno. Te sientes como un accidente, sientes que no hay ninguna razón para que estés aquí. Sin creencia, surge la pregunta: ¿Por qué existes? ¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿Adónde vas? Y no hay ni una sola respuesta; sin creencia no hay respuesta. Uno se siente como si no tuviera sentido alguno, un accidente en la existencia, absolutamente innecesario, no indispensable. Te morirás y no le importará a nadie; todo continuará. Sientes que te falta algo, un contacto con la realidad, una creencia. Para eso están las religiones: para proporcionar creencias, porque la gente las necesita.

Una persona sin creencia tiene que ser muy, muy valiente.

Vivir con creencia es vivir en lo desconocido, vivir sin creencia es una gran osadía. Es algo que la gente corriente no se puede permitir. Con demasiada osadía entra la angustia, se crea ansiedad. Esto es algo de lo que hay que tomar nota: la persona realmente religiosa no tiene creencia. Tiene confianza, pero no creencia, y entre estas dos cosas hay una enorme diferencia.

La creencia es intelectual. Es algo que tú necesitas, por eso la tienes. Existe porque tú no puedes vivir sin ella. La creencia te da un sustento con el que vivir; te da cierto significado, falso no obstante; te da un cierto estilo de vida, una forma de moverse, una dirección. Te hace sentir que estás en la autopista, no perdido en el bosque. La creencia te da cierta comodidad, hay más creyentes como tú; te haces parte de la masa. Y entonces no necesitas pensar por ti mismo, entonces ya no eres responsable de tu propio ser ni de lo que haces. Entonces puedes pasar la responsabilidad a la masa.

Un individuo hindú nunca es tan malo como una masa hindú. Un individuo mahometano nunca es tan malo como una masa mahometana. ¿Qué ocurre? Los individuos no son malos, las masas son dementes; porque, en una masa, nadie se siente responsable. En masa puedes cometer un asesinato fácilmente, porque sabes que quien lo está cometiendo es la masa y tú simplemente eres una gota en ella. Tú no eres el factor decisivo, así que no eres responsable. Como individuo, solo, sí sientes la responsabilidad. Si haces algo malo, te sentirás culpable. Yo he observado que los pecados siempre se cometen a través de las masas, ningún individuo como tal es nunca el pecador. Y a los individuos, aunque hagan algo malo, se les puede apartar fácilmente; pero a las masas es imposible, porque las masas no tienen almas, no tienen un centro. ¿A quién apelar?

Y de hecho la masa es responsable de todo lo que pasa en el mundo; son el diablo, las fuerzas del mal. El diablo son las naciones; la fuerza del mal son las comunidades religiosas. La creencia te hace una parte de una masa mayor que tú, y cuando formas parte de algo más grande que tú, de una nación –India, o Estados Unidos, o Inglaterra-, te invade una sensación de euforia. Entonces ya no eres un minúsculo ser humano. Te invade una gran energía y te sientes eufórico. Por eso, cuando un país está en guerra, la gente se siente muy eufórica, extática. De repente su vida tiene un sentido; existen para el país, para la religión, para la civilización; ahora tienen una meta que alcanzar, un tesoro que proteger. Ahora ya no son gente corriente, tienen una gran misión. La creencia es el puente entre el individuo y la masa.

La confianza es algo completamente diferente. La confianza no es un concepto intelectual. La confianza es una cualidad del corazón, no de la cabeza. La creencia es un puente entre el individuo y la masa, y la confianza es un puente entre el individuo y el cosmos. La confianza siempre es en Dios, y cuando digo “Dios”, no me estoy refiriendo a ninguna creencia en Dios. Cuando digo Dios, simplemente me estoy refiriendo al todo.

La confianza es la profunda comprensión de que tú solo eres una parte, una nota en una gran sinfonía, una pequeña ola en el océano. Confianza significa que tienes que seguir al todo, fluir con el todo, estar en armonía con el todo. Confianza significa: yo no estoy aquí como enemigo, yo no estoy aquí para luchar; estoy aquí para disfrutar de la oportunidad que me ha sido dada; estoy aquí para ser agradecido y celebrar. La confianza no es una doctrina: no necesitas ser hindú, no necesitas ser mahometano, no necesitas ser jaina o sij. La confianza es un compromiso entre el individuo y el todo. La confianza te hace religioso –no hindú, no mahometano, no cristiano-, simplemente religioso. La confianza no tiene nombre. La creencia te hace hindú, o mahometano, o cristiano. La creencia sí tiene nombres, millones de nombres; existen miles de creencias, puedes elegir. La confianza solo tiene una cualidad: la cualidad de rendirse al todo; la cualidad de moverse a ritmo con el todo; la cualidad de no imponer al todo que te siga, sino simplemente dejarte llevar con el todo. La confianza es una transformación; la confianza es algo que tiene que ser ganado; la creencia es algo dado por nacimiento. Nadie nace en confianza, todo el mundo nace en creencia: hindú, o jaina, o budista. La creencia es dada por la sociedad, porque la creencia es el puente entre tú y la sociedad.

La sociedad tiene miedo de que, si no te da una creencia, puedas volverte rebelde. En efecto, eso es lo que ocurrirá, te volverás rebelde, y la sociedad no quiere que eso ocurra, no puede permitírselo. La sociedad, antes de que te des cuenta, te da profundas creencias. Entran en tu sangre; el veneno de la creencia entra en tu ser con la leche de tu madre. Cuando quieres darte cuenta de lo que ha ocurrido ya eres hindú, o mahometano, o cristiano. Ya tienes la camisa de fuerza: estás aprisionado.

Y es muy difícil salir de ella porque se mete en tu inconsciente, se convierte en tus propios cimientos. Aunque te salgas de ella, aunque vayas en contra de ella, se mantendrá en los cimientos, porque es muy difícil purificar el inconsciente. Es algo que no puedes hacer conscientemente.


Osho

En contra del todo, tú eres una pesadilla para ti mismo.

Cuando confías en la vida, confías en Dios, porque la vida es Dios y no hay ningún otro Dios. Cuando confías y flotas con él, incluso la muerte se transforma. Entonces no hay muerte. Tú nunca has intentado vivir por separado, así que ¿cómo vas a morir? El todo vive siempre: solo los individuos vienen y van. Las olas vienen y van: el océano sigue y sigue. Si no crees en ti como una ola separada, como un ego, ¿cómo vas a morir? Vivirás en el todo para siempre jamás. Tú has vivido antes, cuando no existías, estás viviendo en momento, en el que crees que existes, y volverás a vivir, cuando ya no estés aquí. El sueño de tu ser separado es el ego, y el ego crea conflicto. A través de los conflictos tú te disipas y mueres. A través de los conflictos eres desgraciado. A través de los conflictos pierdes todo lo que hubiera sido posible para ti. Cada momento la bendición es posible; cada momento el éxtasis es posible, pero tú lo pierdes porque eres un luchador.

Pero no se trata de un método, de una técnica, de un sistema; se trata de una comprensión.
Y recuerda, en última instancia, o existe el ego, o existe la comprensión, pero ambas cosas no pueden existir juntas. Si existe el ego, no tienes comprensión; entonces no eres más que un niño ignorante que cree ser el centro del todo, y luego, cuando descubre que no es así, es desgraciado. Al descubrir que no eres el centro, te creas tu infierno. Comprender significa comprender toda la situación. Lo único que hay que hacer es observar todo el fenómeno de tu vida, interior y exterior, entonces el ego desaparece. Si hay comprensión, el ego no puede existir, la comprensión es el sendero, el camino.
Entonces estás en concordancia con la vida, en armonía, vas a su ritmo, a su paso. Entonces, de repente, sientes que saltas con el remolino y sales con la corriente. Y este juego es eterno –saltar con el remolino, salir con la corriente-, este es el juego eterno. Eso es lo que los hindúes llaman leela, el gran juego cósmico. Tú vienes en forma de ola, y luego desapareces. Luego vuelves a venir en forma de ola, y vuelves a desaparecer. Y así una y otra vez, es algo que no tiene ni principio ni final. El ego tiene un principio y un final, pero tú, sin el ego, no tienes ni principio ni final. Tú eres la misma eternidad, pero en el todo, en concordancia con el todo. En contra del todo, tú eres una pesadilla para ti mismo.
Así pues, o hay ego o hay comprensión. La elección es tuya. No hace falta ser humilde, solo hay que comprender. Y es como si enciendes una vela en una habitación oscura: de repente la oscuridad desaparece, porque la luz y la oscuridad no pueden existir juntas. Con el ego y la comprensión pasa lo mismo, no pueden existir juntos.


Osho

permanece pasivo, no seas agresivo ni violento.

Cuando sientas que estás luchando, relájate. Pase lo que pase, flota no luches, y entonces la meta es segura. Entonces, de hecho, no hay meta en el futuro; ahora mismo, en este mismo momento, la has alcanzado; fluye con la naturaleza, suelto y natural, deja que la naturaleza siga su propio curso, no la fuerces en ningún sentido, permanece pasivo, no seas agresivo ni violento. Sé como un niño cuando va de paseo con su padre; donde vaya el padre, el niño lo acompañará, feliz, no necesita saber adónde va, ni por qué va. Aunque el padre fuera a matar al niño, el niño iría tan tranquilo.


Osho

El ego intenta que todo se acomode a él

El ego siempre está intentando que todo el mundo se acomode a él. Ese es el problema. El hombre que no tiene ego se acomoda al mundo. De hecho, decir que él se acomoda no es correcto; él simplemente se encuentra acomodado.

El ego intenta que todo se acomode a él; eso es muy infantil, es lo que hacen los niños. El niño quiere que todo se haga instantáneamente; todo lo que él desea debe hacerse inmediatamente. Si desea la Luna, hay que dársela inmediatamente, ahora mismo. Ni siquiera puede esperar. El niño quiere que todo y todos se acomoden a él. El niño es un dictador; cuando nace un niño en una familia, cambia todo el ambiente. Convierte a todo el mundo en sirvientes, su dictadura no tiene límites; el ego nace en esa infancia. El ego es el fenómeno más inmaduro: es infantil, inmaduro, no sabe lo que está haciendo.

¿Quién eres tú? ¿Por qué tiene que acomodarse a ti el todo? Tú eres como una ola en el océano y estás intentando hacer que el océano se acomode a ti. Es estúpido. Patéticamente estúpido. El todo no necesita acomodarse a ti. No puede ser; es imposible. Puedes seguir creyéndolo, pero serás un fracasado. El ego siempre es un fracasado, porque pide lo imposible. Napoleones, Hitleres, Alejandros; pregúntales. Al final, son grandes fracasados. Personas ricas; pregúntales, al final. Han acumulado mucho, pero en el fondo sienten el fracaso. Puedes acumular poder de muchas maneras, pero tú serás un fracasado. El ego nunca puede ser un triunfador.
 Osho

lunes, 28 de octubre de 2013

Vuélvete cada vez más consciente y tendrás más madurez

¿Cuál es la relación entre conciencia y madurez?»
La conciencia es el método; la maduración es el resultado. Vuélvete cada vez más consciente y tendrás más madurez; por eso te enseño conciencia y no hablo de la madurez. Te ocurrirá si eres consciente. Hay tres etapas en la conciencia.

Primero, hazte consciente de tu cuerpo al caminar, al cortar leña o transportar agua desde el pozo. Sé observador, estate alerta, atento, consciente. No vayas haciendo cosas como si fueses un zombi, un sonámbulo, un autómata.

Cuando te hayas vuelto consciente de tu cuerpo y sus actos, podrás profundizar más, hacia tu mente y sus actividades: pensamientos, imaginación, proyecciones. Cuando seas muy consciente de la mente, te llevarás una sorpresa.

Cuando seas consciente de los procesos corporales, también te
llevarás una sorpresa. Puedo mover la mano mecánicamente, y puedo moverla de una forma plenamente consciente. Cuando muevo la mano de una forma consciente, hay gracia, hay belleza.

Puedo hablar sin conciencia. Hay oradores, y predicadores... Yo no sé nada de oratoria; nunca he estudiado el arte de hablar porque me parece ridículo. Basta con tener algo que decir. Pero os estoy hablando con plena conciencia, cada palabra, cada pausa... No soy un orador, no soy un predicador.

Pero cuando estoy hablando se convierte en un arte. Toma los
matices de la poesía y la música. Cuando hablas con conciencia es inevitable que esto suceda. Cada gesto, cada palabra tiene su propia belleza. Hay gracia.

Cuando te vuelves consciente de la mente, estás listo para una
sorpresa mayor. Cuanto más consciente te vuelvas, menos pensamientos te encontrarás en el camino. Cuando tienes un ciento por ciento de pensamientos, no hay conciencia. Cuando tienes un uno por ciento de conciencia, hay un noventa y nueve por ciento de pensamientos, va en proporción directa.

Cuando tienes el noventa y nueve por ciento de conciencia, sólo tienes el uno por ciento de pensamientos, porque se trata
de la misma energía.

A medida que te vas volviendo más consciente, ya no queda energía para los pensamientos, se van muriendo. Cuando eres un ciento por ciento consciente, la mente se vuelve absolutamente silenciosa. Ése es el momento de profundizar más.

El tercer paso: hacerse consciente de los sentimientos, los estados de ánimo, las emociones. En otras palabras, primero el cuerpo y sus actos; en segundo lugar, la mente y su actividad, y en tercer lugar, el corazón y sus funciones.

Cuando vas al corazón y llevas ahí tu conciencia, volverás a encontrarte con una sorpresa. Todo lo bueno aumenta y todo lo malo empieza a desaparecer. El amor aumenta, el odio desaparece. La compasión aumenta, la rabia desaparece. El compartir aumenta, la avaricia desaparece.

Cuando eres completamente consciente del corazón, llega la última sorpresa, la más grande: no tienes que dar ningún paso.

Espontáneamente, hay un salto cuántico. Desde el corazón, de repente te encuentras en tu ser, en el mismo centro de tu ser.
Ahí sólo eres consciente de ese darte cuenta, sólo eres consciente de la conciencia. Ya no tienes que tener conciencia de nada más, no queda nada de lo que ser consciente. Y ésta es la pureza absoluta. Esto es lo que llamo iluminación.


Osho

no estés contra el sexo,

Por favor, no estés contra el sexo, si no, cada vez caerás más en la trampa del sexo. Si quieres deshacerte de él nunca lograrás hacerlo. Sí; cuando desaparece el sexo trasciendes, pero no es porque estés en contra. Sólo desaparece cuando encuentras otra bendición mayor que nace de tu ser, pero no antes. Primero tienes que hallar lo más elevado, entonces desaparecerá lo inferior espontáneamente.

Haz que esto sea una regla fundamental en tu vida: nunca estés contra lo inferior, busca lo superior. Nunca estés contra lo inferior, busca lo superior, y cuando empiezas a comprender lo superior, de repente, te darás cuenta de que ha desaparecido el interés por lo inferior.


Osho

¿Realmente es posible renunciar al sexo yendo a través de él?

Parece como si mi mente y mi cuerpo nunca fueran a dejar de pedirlo…

- Pero ¿por qué tienes tanta prisa? Si tienes tanta prisa por dejarlo, nunca serás capaz de dejarlo. La misma prisa, el propio deseo de dejarlo no te permitirá entenderlo totalmente. ¿Cómo puedes entender algo que ya has decidido que está mal, que tienes que abandonar? Ya lo has juzgado, ¡no has escuchado! Dale una oportunidad a tu sexualidad.

Oí decir que Mulla Nasruddin había sido nombrado juez de paz. Cuando llegó el primer caso al juzgado oyó a una de las partes. Después dijo:
—Espera, ahora escucha mi sentencia. —El secretario del juzgado estaba perplejo porque todavía no había oído a la parte contraria. Se arrimó a Nasruddin y le dijo:
—¿Qué está haciendo, señor? ¿Sentencia? ¡Todavía no ha oído a la otra parte!
Nasruddin dijo:
—¿Qué quiere decir con la otra parte? ¿Me quiere confundir? ¡El asunto está claro! Si escucho a la otra parte me voy a confundir, y será muy difícil emitir un juicio.

Pero ¿es esto un juicio? No has escuchado a la otra parte. Desde hace siglos has estado escuchando a tus supuestos santos..., son todos muy vociferantes. Su energía sexual se ha convertido en elocuencia contra el sexo; tú les has hecho caso. Nunca le has dado la palabra a tu sexualidad. No, eso no está bien, tienes prejuicios. ¿Por qué? ¿Quién sabe? Quizá no tengas que renunciar a ello. ¿Entonces...? ¿Quién sabe?

Quizá esté bien seguir. Mantente abierto. Sólo digo que te mantengas abierto. Medita profundamente. Cuando estés haciendo el amor, permite que la meditación se introduzca en el acto amoroso. ¡Estate atento!
Olvídate de todos esos prejuicios con los que te han educado; todos esos condicionamientos contra el sexo te vuelven más sexual, y empiezas a pensar que la sexualidad es un problema. El problema no es la energía sexual en sí; es la mente antisexual la que provoca la perversión.

Todas las religiones han sido fuentes de perversión. Cuando digo todas las religiones, no me refiero a Buda, no me refiero a Mahavira, no me refiero a Krishna, no me refiero a Cristo o Mahoma; me refiero a sus seguidores. Ellos han sido la fuente, una gran fuente. ¿Y qué sucedió realmente? Observaron a Buda y comprobaron que el sexo había desaparecido, de modo que convirtieron en una norma que el sexo tenía que desaparecer. Sólo puedes convertirte en Buda si desaparece el sexo, lo convirtieron en una norma, en una regla. Esto es plantear las cosas al revés. El sexo desaparece porque Buda ha alcanzado su fuente interna, y no al revés. No ha renunciado al sexo y por eso se ha convertido en Buda, se ha convertido en Buda, por tanto, el sexo ha desaparecido. Pero, desde fuera, la gente observaba a Buda y vieron que el sexo había desaparecido; por tanto, si te quieres convertir en un Buda, abandona el sexo. A Buda no le interesaba el dinero, de modo que pensaron: «Para convertirte en un Buda tienes que perder el interés por el dinero.»

Pero ¡estos enfoques son erróneos! Eso no es buscar la causa, sino tomar el efecto por la causa. La causa es la budeidad interna. Él se ha despertado a su ser interno. Cuando alguien despierta a su ser interno está tan dichoso que ¿a quién le interesa el sexo? ¿Quién va a mendigar pequeños momentos de placer a otra persona? ¿Quién va a seguir mendigando? Si eres el emperador y tienes el tesoro, el tesoro infinito dentro de ti, no irás a pedirle a una mujer o a un hombre que te dé unos instantes de placer. Sabes que estás mendigando y el otro también está mendigando, dos mendigos uno frente al otro con sus cuencos en la mano. «Dame unos instantes de placer y te daré unos instantes de placer.» ¡Los dos son mendigos! ¿Cómo puede darte algo un mendigo?

No estoy diciendo que esté mal. Mientras no te suceda la budeidad, las cosas continúan, no hay nada malo. De momento no juzgues, juzgar es un error. Vuélvete más observador, acepta las cosas, relájate con tus energías. Si no, tendrás el mismo problema que han tenido los santos cristianos desde hace siglos.


Osho

El conocimiento es un fenómeno muerto, el aprendizaje es un fenómeno vivo.

La gente sueña frecuentemente con trenes, y siempre los pierden. En el sueño, la persona va corriendo hasta la estación, y cuando por fin la alcanza, el tren ya se ha ido. Este sueño le sucede reiteradamente a millones de personas, es uno de los sueños más comunes. ¿Por qué hay millones de personas que tienen este sueño reiteradamente? Están
perdiéndose la vida. Siempre llegan tarde. Siempre hay una fisura. Lo intentan, pero nunca consiguen tender el puente. No pueden comulgar con nada, no pueden meterse de lleno en nada, siempre hay algo que entorpece. ¿Qué es? Es el conocimiento.

Yo os enseño ignorancia. Cuando digo: «Sé como un niño», quiero decir que sigas aprendiendo, no te conviertas en un entendido. El conocimiento es un fenómeno muerto, el aprendizaje es un fenómeno vivo. Y el que aprende tiene que recordar esto: que no puede actuar desde el punto de vista del conocimiento.

¿Te has fijado en esto? Los niños aprenden rapidísimo. Si un niño vive en un ambiente plurilingüe aprenderá todos los idiomas. Aprende el idioma de la madre, el del padre, el de los vecinos..., puede llegar a aprender tres, cuatro y cinco idiomas con facilidad, sin ningún problema.

Cuando sólo has aprendido un idioma, después es muy difícil aprender otro, porque empiezas a actuar desde el punto de vista del conocimiento.

Hay un refrán que dice que no le puedes enseñar nuevos trucos a un perro viejo. Es cierto. Pero ¿qué es lo que hace viejo al perro? No es la edad física, porque Sócrates sigue aprendiendo hasta el último momento, incluso cuando está muriendo. Buda sigue aprendiendo hasta el final.  ¿Qué le hace viejo al perro? El conocimiento. 

Buda sigue siendo joven, Krishna sigue siendo joven. No tenemos ni una sola estatua de Buda o Krishna que los represente de viejos. ¡No quiere decir que no se hicieran viejos! Krishna vivió hasta los ochenta años, se hizo muy viejo, pero había algo en él que seguía siendo joven, infantil. Siguió actuando desde el estado de no conocimiento.

Primero, cuando digo sé como un niño, quiero decir sé total. Y lo segundo es que sigas siendo un aprendiz, actúa desde el estado de no conocimiento. Eso es la inocencia: actuar desde el no conocimiento es inocencia.

Y tercero y último: el niño tiene una cualidad natural de confianza, de lo contrario, no sobreviviría. Nada más nacer confía en la madre, confía en la leche, confía en que la leche le alimenta, confía en que todo está bien.  Su confianza es absoluta, no tiene ninguna duda respecto a nada. No tiene miedo a nada. Tiene tanta confianza que su madre se asusta, porque el niño puede empezar a jugar con una serpiente. Tiene tanta confianza que puede meter el dedo en el fuego. Tiene tanta confianza que no conoce el miedo, no conoce la duda. Ésta es la tercera cualidad.  Sólo podrás llegar a conocer la verdad si puedes saber qué es la confianza, si puedes volver a aprender a tener confianza. Esto tiene que quedar claro.


Osho

Tú siempre actúas partiendo del conocimiento. El conocimiento significa pasado

Una cosa más: cuando digo que seas como un niño no estoy diciendo que seas infantil. Un niño tiene que ser infantil, de lo contrario, se perderá la gran experiencia de la infancia. Pero, tanto si eres joven como si eres viejo, el infantilismo simplemente muestra que no has crecido. Ser como un niño es un fenómeno completamente distinto. ¿Qué significa? Primero, el niño siempre es total, haga lo que haga está absorto en lo que hace, nunca es parcial. Cuando está juntando caracolas en la playa, todo lo demás desaparece de su conciencia, lo único que le concierne son las caracolas de la playa. Está absorto, absolutamente ensimismado. La cualidad de ser total es uno de los pilares para ser como un niño. Eso es concentración, eso es intensidad, eso es totalidad.

Y la segunda cosa: un niño es inocente. Actúa desde un estado de no-saber. Nunca actúa desde el conocimiento porque no lo tiene. Tú siempre actúas partiendo del conocimiento. El conocimiento significa pasado, el conocimiento significa lo consabido, conocimiento significa lo que has acumulado. Y cada situación es nueva, no puedes aplicar ningún conocimiento. No estoy hablando de ingeniería o tecnología, en ese caso el pasado es aplicable, porque una máquina es una máquina. Pero cuando te mueves en el entorno de lo humano, cuando te comunicas con los seres vivos, no hay ninguna situación que se repita. Cada situación es única. Si quieres actuar correctamente tendrás que ser, a través de un estado de
ignorancia, como un niño. No aportes tu conocimiento a la situación, olvídate de los conocimientos. Responde a lo nuevo como algo nuevo, no respondas a lo nuevo desde el pasado. Si respondes desde el pasado, no acertarás: no habrá ningún puente entre lo que sucede a tu alrededor y tú. Siempre llegarás tarde, siempre perderás el tren.


Osho

La palabra «disciplina»

Significa básicamente capacidad de aprender, de ahí la palabra «discípulo». No significa control, significa capacidad de aprender. Un hombre disciplinado es aquel que va aprendiendo con las experiencias de la vida, que experimenta con todo, que no tiene miedo, que arriesga, que explora y se aventura, que siempre está dispuesto a entrar en la noche oscura de lo desconocido, que no se aferra a lo conocido y siempre está dispuesto a equivocarse, que siempre está dispuesto a caer en el hoyo y a que los demás se rían de él. Sólo las personas que son tan valientes como para ser llamadas idiotas son capaces de vivir, amar, saber y ser.

La madurez se consigue teniendo cada vez más y mayores experiencias en la vida, y no evitando la vida. Si evitas la vida seguirás siendo infantil.


Osho

La persona que no puede enfadarse, tampoco puede ser cariñosa

Recuerda, hasta que no expreses tu rabia, nunca podrás expresar tu amor. La persona que no puede enfadarse, tampoco puede ser cariñosa, porque tiene que reprimir tanto su rabia que es incapaz de expresar ninguna otra cosa; todas las cosas están unidas dentro de tu ser, no están separadas. No hay compartimentos herméticos que separen la rabia del amor; están juntos, mezclados unos con otros. Es la misma energía. Si reprimes la rabia también tendrás que reprimir el amor. Si expresas amor te sorprenderás..., dentro de ti aflorará la rabia. O lo reprimes todo; o tendrás que expresarlo todo. Tienes que comprender la aritmética de tu unidad orgánica interna, O bien sé expresivo, o bien represivo. La elección no es que puedas reprimir la rabia y expresar el amor; entonces, tu amor será falso porque no tendrá energía, no tendrá una cualidad de calor. Sólo será una costumbre, un fenómeno atenuado, y siempre tendrás miedo de profundizar en él.


Osho

sábado, 26 de octubre de 2013

¿Por qué no puede vivir el hombre sin mentiras?

El problema no es el mundo. Las personas supuestamente religiosas no hacen más que decir: «Renuncia al mundo.» Yo te digo que el mundo no es el problema en absoluto. Renuncia a la falsedad: ése es el problema. Renuncia a lo artificial: ése es el problema. No es necesario renunciar a tu familia, pero renuncia a la familia ficticia que has creado.

Sé verdadero, auténtico. A veces, será muy doloroso ser verdadero y auténtico, no te lo regalan. Ser falso y no ser auténtico es fácil, es útil, es cómodo. Es un truco, una estrategia para protegerte, es una armadura.  Pero, entonces, te perderás la verdad que llevas dentro de tu espíritu.

Entonces, nunca sabrás lo que es Dios, porque sólo puedes conocer a Dios dentro de ti mismo. Primero dentro, y después, fuera, porque es lo que tienes más cerca de ti, tu propio ser. Si no ves a Dios ahí, ¿cómo puedes ver a Dios en Krishna, Cristo o Buda? Es absurdo. No puedes ver a Dios en Cristo si no puedes ver a Dios dentro de ti mismo. ¿Y cómo puedes ver a Dios dentro de ti mismo si estás inventando mentiras acerca de ti mismo constantemente? Las mentiras son tan grandes que casi has olvidado cómo es tu ser. Estás perdido en una selva de mentiras.

Friedrich Nietzsche dijo que el hombre no puede vivir sin mentiras; y tiene razón en lo que respecta al noventa y nueve por ciento de las personas. ¿Por qué no puede vivir el hombre sin mentiras?

Porque las mentiras actúan como protección, absorben los golpes.  Las mentiras actúan como un lubricante; no vas chocando con la gente. Sonríes y el otro sonríe, es un lubricante.


Osho

Es una bendición ser adulto. Pero la gente sólo envejece, nunca madura.

Empieza a vivir tu vida desde este momento, como si no supieses nada, como si nadie te hubiese enseñado nada, nuevo, limpio, desde el principio, y verás que la madurez llegará rápidamente. Sin la madurez, la vida no vale nada, porque todo lo bello sucede solamente dentro de una mente madura, todo lo que tiene valor sólo sucede en una mente madura.  Es una bendición ser adulto. Pero la gente sólo envejece, nunca madura.  Van creciendo en edad y disminuyendo en conciencia. Su conciencia sigue estando en estado fetal; todavía no ha salido del vientre, todavía no ha nacido. Sólo ha nacido tu cuerpo, tú todavía no has nacido.

Toma las riendas de tu vida, es tu vida. No estás aquí para colmar las expectativas de nadie. No vivas la vida de tu madre y no vivas la vida de tu padre, vive tu vida.


Osho

Después de los catorce años aparece la razón, la duda.

Te reprimen antes de los catorce años porque después es más difícil reprimirte. Si no se ha reprimido a un niño antes de que llegue a los catorce años, entonces ya no habrá posibilidad de reprimir, porque cuando se convierte en un ser sexual se vuelve poderoso. Antes de los catorce es débil, blando, femenino. Antes de los catorce puedes meterle todo lo que quieras en la cabeza, es sugestionable, le puedes hipnotizar. Le puedes decir todo lo que quieras y te hará caso, te creerá.

Después de los catorce años aparece la razón, la duda. Después de los catorce años aparece la sexualidad; con la sexualidad se vuelve independiente. Ahora él mismo puede convertirse en un padre, ella misma puede convertirse en una madre. Por eso, la naturaleza, la biología, hace que una persona se independice de los padres a los catorce años. Esto ya se sabía mucho antes de que apareciesen los psicólogos. Los sacerdotes lo descubrieron muchos años antes; lo han observado desde hace miles de años y han llegado a conocerlo: si quieres reprimir a un niño, si quieres que se vuelva dependiente, hazlo lo antes posible; cuanto antes, mejor. Si puedes hacerlo antes de los siete años el éxito estará más asegurado. Si no logras hacerlo antes de los catorce años, entonces ya no habrá posibilidad de hacerlo.

Por eso se interesan en la educación de los niños todo tipo de
personas. Las religiones están interesadas, dicen que los niños deberían recibir educación religiosa. ¿Por qué? Hay que condicionar sus mentes antes de que se vuelvan independientes.

El mayor esfuerzo que tiene que hacer una persona que quiera ser libre, que realmente quiera ser consciente, que realmente se quiera deshipnotizar —que no quiera tener ningún tipo de limitaciones, que
quiera fluir en una existencia total—, es renunciar a muchas cosas de su interior. Y cuando digo, o cuando Buda dice, que tienes que matar a tu padre y a tu madre, no es que realmente tengas que matar a tu padre y a tu madre, sino al padre y a la madre que llevas dentro de ti, al concepto.


Osho

Madurez significa entendimiento para tomar tu propia decisión...Madurez es valerse por sí mismo.

PROBABLEMENTE no hayas matado a nadie todavía. Eso es
imprescindible, si quieres madurar tienes que volverte un asesino muy hábil. Hasta que no mates a varias personas no serás maduro. Tienes que matar a tus padres, tienes que matar a tus profesores, tienes que matar a tus líderes. Todos ellos están reivindicando algo en tu interior y no te permiten convertirte en un adulto, hacen que sigas siendo infantil. Te vuelven dependiente, no permiten que seas independiente.

Había una vez un monje que iba a separarse de Buda, iba a
marcharse lejos para divulgar el mensaje de Buda. Cuando fue a postrarse a sus pies, Buda le bendijo y preguntó a los demás discípulos:
—¿Veis a este bendito monje? Ha matado a su madre, ha matado a su padre, ha matado a sus familiares, ha matado a su rey. —La gente estaba muy sorprendida no podían creer lo que estaban oyendo.
—¿De qué está hablando Buda?
Uno de los discípulos se armó de valor para preguntarle:
—Señor, ¿qué quieres decir con eso? ¿Quieres decir que ser un
asesino es una virtud? ¿Estás diciendo que es un santo?
Buda se rió y dijo:
—Y no sólo eso, se ha matado incluso a sí mismo, se ha suicidado. —
Entonces Buda entonó una canción, recitó un gatha en el que explicaba lo que quería decir con eso.

Todo el mundo es educado para ser un niño. Es nuestra entrada en el mundo; así es como te han enseñado desde hace años, te han enseñado a seguir siendo un niño. Te daban órdenes para todo y se suponía que debías obedecer. Te has vuelto dependiente, siempre estás buscando figuras paternales, siempre estás buscando alguna autoridad que te diga lo que tienes que hacer o no.

Madurez significa entendimiento para tomar tu propia decisión, entendimiento para poder ser una persona decidida. Madurez es valerse por sí mismo. Pero esto sólo sucede en raras ocasiones, por que los padres, quien más y quien menos, han malcriado a casi todos los niños. Y después está el colegio, la escuela superior y la universidad; todos están dispuestos a malcriarte. Es muy raro que alguien madure.

La sociedad no se contenta con las personas maduras. Las personas maduras son peligrosas porque viven según sus principios. Hacen lo que quieren, sin importarles lo que diga la gente ni la opinión que tengan. No anhelan el respeto de los demás, el prestigio; no les preocupa el honor.  Viven su propia vida, a cualquier precio. Están dispuestos a sacrificarlo todo, pero nunca están dispuestos a sacrificar su libertad. La sociedad tiene miedo a este tipo de personas; la sociedad quiere que todo el mundo siga siendo infantil. Todos deberían quedarse en una edad entre los siete y los catorce años, y ahí es donde está todo el mundo.


Osho

la muerte se llevará todo lo que has acumulado

Puedes ser un hombre pobre o puedes ser muy rico; puedes ser absolutamente anónimo o puedes ser famoso en el mundo entero, ¡no hay ninguna diferencia! A menos que la mente dé un cambio y empiece a enfocarse hacia dentro, a menos que la mente alcance una dimensión totalmente nueva y se convierta en meditación...

La meditación es la mente volviendo hacia su origen.
La meditación te hace madurar; la meditación te hace adulto. Envejecer no quiere decir crecer, porque veo a personas de ochenta años que siguen jugando a desagradables juegos de poder político, ¡incluso a los ochenta y dos, ochenta y tres y ochenta y cuatro años! Parecen estar en un sueño muy profundo. ¿Cuándo se van a despertar? ¿Cuándo van a empezar a pensar en su mundo interior?

Y la muerte se llevará todo lo que has acumulado: tu poder, tu dinero, tu prestigio. No quedará nada, ni siquiera el rastro. Toda tu vida se anulará. La muerte llegará y destruirá todo lo que has construido; la muerte llegará y demostrará que todos tus palacios no eran más que torres de naipes.


Osho

Mi labor es llenar tu corazón de risa

Para mí, una persona religiosa es aquella que está totalmente viva, intensamente viva, inflamada de amor, consciente de la enorme belleza que hay a su alrededor, y que tiene el valor de gozar con cada momento de vida y de muerte a la vez. Sólo puede continuar la canción de la persona que es capaz de gozar con la vida y con la muerte. Da lo mismo si está sucediendo la vida o la muerte, su canción no es alterada, su baile no disminuye.

Solamente es religioso un espíritu así de aventurero, un peregrino de la existencia con esta actitud. Pero en el nombre de la religión, el hombre ha recibido sustitutos pobres, falsos, de mentira, insignificantes juguetes con los que entretenerse. Adorando estatuas, repitiendo mantras creados por el hombre, rindiendo homenaje a quienes han sido cobardes y escapistas, y a quienes no fueron capaces de vivir la vida porque tenían tanto miedo a la muerte y llamando a esas personas santas, la religión ha desviado al hombre de su auténtica religiosidad.

No tienes que preocuparte por la vejez. Y es mucho más hermoso cuando las personas empiezan a pensar en ti como un anciano. Significa que has alcanzado la verdadera trascendencia, que has vivido todo lo que tenías que vivir, ahora eres maduro. No has renunciado a nada, sino que has pasado a través de todas las experiencias.

Ahora tienes tanta experiencia que ya no necesitas volver a pasar por todas esas experiencias. Esto es trascender.
Deberías celebrarlo, y me gustaría que todo el mundo entendiera esa celebración que es nuestro derecho natural, aceptando con profunda gratitud la vejez y la consumación final de la vejez, que es la muerte. Si no estás agradecido, si no puedes reírte —si no puedes desaparecer en la eternidad dejando una estela de risa—, no habrás vivido correctamente.

Te habrán dominado y dirigido las personas equivocadas. Quizá hayan sido tus profetas, tus mesías, tus salvadores, quizá hayan sido tus dioses encarnados, pero han sido unos criminales, en el sentido que te han privado de tu vida y han llenado tu corazón de miedo.

Mi labor es llenar tu corazón de risa. Todas las fibras de tu ser deberían bailar en cualquier situación, ya sea de día o de noche, ya estés arriba o estés abajo. Sea cual sea la situación, debería seguir habiendo una corriente de alegría. Ésta es la auténtica religiosidad para mí.


Osho

miércoles, 23 de octubre de 2013

Ambos son inocentes, el niño y el anciano. Pero sus inocencias tienen una cualidad diferente.

Has tenido miles de nacimientos y miles de muertes. Y los que
puedan ver con claridad lo entenderán incluso más a fondo, como si en cada momento estuviese sucediendo. En todo momento, muere algo de ti y nace algo nuevo dentro de ti. La vida y la muerte no están tan separadas, no están separadas por setenta años. La vida y la muerte son como las dos alas de un pájaro, ocurren simultáneamente. La vida no puede existir sin la muerte y la muerte no puede existir sin la vida.
Obviamente, no son opuestos, son complementarios. Se necesitan el uno al otro para existir, son interdependientes. Son parte de un todo cósmico.

Pero, como el hombre es tan inconsciente, como está tan dormido, es incapaz de ver un hecho tan simple y tan obvio. Basta un poco de conciencia, no demasiada, para darte cuenta de que estás cambiando en todo momento. Un cambio significa que algo está muriendo y algo está renaciendo. El nacimiento y la muerte se convierten en una sola cosa; entonces, la infancia y su inocencia son lo mismo que la vejez y su inocencia.

Hay una diferencia pero no hay oposición. La inocencia del niño es muy pobre, porque es casi sinónimo de ignorancia. El anciano que ha madurado con la edad, que ha atravesado todas las experiencias de oscuridad y luz, de amor y odio, de alegría e infelicidad, que ha madurado en la vida a través de las distintas experiencias, ha llegado a un punto donde ya no participa en ninguna experiencia. Cuando llega la tristeza... él observa. Cuando llega la felicidad... él observa. Se ha convertido en el observador de la colina. En los valles oscuros sucede de todo, pero él permanece en la cima soleada de la montaña, simplemente observando en silencio absoluto.

La inocencia de la vejez es rica. Es rica por las experiencias; es rica por las equivocaciones y por los éxitos; es rica por las acciones correctas y por las acciones incorrectas; es rica por todas las equivocaciones y todos los aciertos; es rica multidimensionalmente Su inocencia no puede ser sinónimo de ignorancia. Su inocencia sólo puede ser sinónimo de sabiduría.

Ambos son inocentes, el niño y el anciano. Pero sus inocencias tienen una cualidad diferente. El niño es inocente porque todavía no ha entrado en la noche oscura del alma; el anciano es inocente... ya ha salido del túnel. Uno está entrando en el túnel y el otro está saliendo de él. Uno va a sufrir mucho y el otro ya ha sufrido bastante. Uno no puede evitar el infierno que le espera por delante; el otro ha dejado el infierno atrás.

Sabiéndolo o sin saberlo, el corazón de todo ser humano está
temblando: te estás haciendo viejo, y después de la vejez viene el temporal, después de la vejez viene la muerte. Te han hecho tener miedo a la muerte desde hace tantos siglos que esta idea se ha quedado arraigada en el fondo de tu inconsciente; corre por tus venas, ha calado tus huesos hasta la médula. La misma palabra te aterroriza, no sabes qué es la muerte, pero tienes miedo por culpa de miles de años con el condicionamiento de que la muerte es el final de tu vida.

Quiero que seas totalmente consciente de que la muerte no es el final. En la existencia nada comienza y nada termina. Fíjate alrededor... la noche no es el final y la mañana no es el principio. La mañana va hacia la noche y la noche va hacia la mañana. Todo está cambiando hacia formas diferentes.  No hay principio ni final.


Osho

la vida es amplia. No te compliques, déjate flotar.

«¿Cómo puedo llegar a mi centro?»
Puedes alcanzar tu centro cuando eres afectuoso, cuando estás fluyendo, cuando te fundes en el amor, en la alegría, en la danza, en el placer. Depende de ti. Sigue haciendo las cosas que realmente te gusta hacer y que disfrutas. Si no lo disfrutas, déjalo. Encuentra otra cosa que te guste. Sin duda encontrarás algo que te guste. Nunca me he topado con alguien que no le guste nada. Habrá personas que no les guste una cosa, ni la otra, ni la otra, pero la vida es amplia. No te compliques, déjate flotar. Permite que circule más energía.

Deja que fluya, permite que se encuentre con otras energías a tu alrededor. Pronto te darás cuenta de que el problema no era cómo estar equilibrado, el problema es que te habías olvidado de fluir. En una energía que fluye, de repente, estás equilibrado. A veces, también sucede por accidente, pero la razón es la misma.

A veces, te enamoras de una mujer o de un hombre y, de repente, te sientes equilibrado, te sientes uno por primera vez. Tus ojos tienen un brillo especial, tu cara está radiante, y tu intelecto ya no está gris. Hay algo que empieza a brillar dentro de tu ser; nace una canción, tu caminar tiene ahora una cualidad de danza. Eres un ser totalmente distinto.  Pero estos momentos son escasos porque no aprendemos el secreto.

El secreto es que empieces a disfrutar de algo. Ése es el secreto. Un pintor puede pasar hambre, estar pintando y, a pesar de todo, su rostro refleja satisfacción. Un poeta puede ser pobre, pero cuando está cantando su canción es el hombre más rico de la Tierra. No hay nadie más rico que él. ¿Cuál es su secreto? Su secreto es que está disfrutando el momento.  Siempre que disfrutas algo, estás en armonía contigo mismo y en armonía con el universo, porque tu centro es el centro de todo.

Deja que esta pequeña noción sea tu atmósfera: haz solamente lo que disfrutes, de lo contrario, déjalo. Estás leyendo un periódico y cuando vas por la mitad te das cuenta de que no lo estás disfrutando; no tienes obligación de hacerlo. ¿Por qué lo estás leyendo? Déjalo ahora mismo. Si estás hablando con alguien y en la mitad te das cuenta de que no lo estás disfrutando, aunque sólo hayas dicho la mitad de la frase, párate ahí mismo. No lo estás disfrutando, no tienes obligación de seguir. Al principio te parecerá un poco extraño. Pero no creo que pase nada. Puedes practicarlo.

Al cabo de unos días habrás tenido muchos contactos con tu centro, y entonces comprenderás lo que quiero decir cuando repito una y otra vez que ya tienes lo que estás buscando. No está en el futuro. No tiene nada que ver con el futuro. Ya está aquí y ahora, ya es el caso.


Osho

haz solamente lo que te gusta. Si no lo disfrutas, no lo hagas.

Mi labor consiste en hacerte consciente de que no necesitas nada, no necesitas nada más. Ya lo tienes, está dentro de ti. Pero tienes que crear accesos, puertas, formas de descubrirlo. Tienes que desenterrarlo; el tesoro está ahí.

Me gustaría daros una técnica. Es una técnica muy sencilla pero al principio parece difícil. Si lo intentas verás que es sencillo. Si no lo intentas y sólo lo piensas, parecerá muy difícil. La técnica es ésta: haz solamente lo que te gusta. Si no lo disfrutas, no lo hagas. Inténtalo, porque la alegría sólo proviene de tu centro. Si estás haciendo algo y lo disfrutas, empiezas a conectarte con tu centro. Si estás haciendo algo que no disfrutas, estás desconectado de tu centro. La alegría surge del centro, y de ninguna otra parte. Deja que éste sea el criterio, y vuélvete un fanático de esto.

Estás caminando por la carretera; de repente, te das cuenta de que no estás disfrutando del paseo. Detente. Se acabó, no debes hacerlo.

En mis años de universitario solía hacerlo, y la gente creía que
estaba loco. De repente, me paraba y me quedaba media hora o una hora en el mismo sitio, hasta que me apeteciera caminar otra vez. Los profesores me tenían tanto miedo que siempre que había exámenes me metían en un coche y me llevaban hasta el vestíbulo. Me dejaban en la puerta y esperaban, ¿habría llegado hasta mi pupitre o no? Si me estaba dando un baño y de repente me daba cuenta de que no lo estaba disfrutando, lo dejaba. ¿Qué sentido tiene si no? Si estaba comiendo y, de repente, me daba cuenta de que no lo disfrutaba, lo dejaba.

Me había apuntado a la clase de matemáticas en la escuela superior. Cuando entré el primer día el profesor estaba presentando la asignatura.

En mitad de la clase me levanté e intenté salir.
—¿Adónde vas? —dijo él—. Si te vas sin pedir permiso, no volveré a dejarte entrar.

—No voy a volver —le dije—, no se preocupe. Por eso no le he
preguntado nada. Se acabó, ¡no me lo estoy pasando bien! Encontraré alguna otra asignatura que me guste, porque si no lo disfruto no lo voy a hacer. Es una tortura, es violento.

Y, poco a poco, se fue convirtiendo en la clave. De repente, me di cuenta de que siempre que disfrutas algo, estás centrado. El placer es el sonido que indica que estás centrado. Cuando no disfrutas algo, estás fuera de tu centro. Entonces no te esfuerces, no es necesario. Si la gente cree que estás loco, déjales que lo piensen. Al cabo de unos días, te darás cuenta, por tu propia experiencia, de que te estabas ignorando a ti mismo. Estabas haciendo mil y una cosas que nunca disfrutabas, pero seguías haciéndolas porque así es como te han educado. Sólo estabas cumpliendo con tu deber.


Osho

«Conviértete en un tronco a la deriva.»

A veces, limítate a no hacer nada. Relájate en el césped y mira al Cielo. A veces, cierra los ojos y simplemente mira tu mundo interior, los pensamientos que se mueven, flotan; los deseos que aparecen y se van.

Observa el colorido mundo de los sueños que hay en tu interior.  Simplemente observa. No digas: «Quiero detener estos pensamientos», porque, de nuevo, habrás entrado en el modo de la acción. No digas:
«Estoy meditando, marchaos! Alejaos de mí todos los pensamientos», porque si empiezas a decir esto, habrás empezado a hacer algo. Haz como si no existieras...

En algunos monasterios de Tíbet todavía se sigue usando una de las meditaciones más antiguas. Esa meditación se basa en la verdad que te estoy contando. Te enseñan que, a veces, simplemente puedes desaparecer. Sentado en el jardín, empiezas a sentir que desapareces.

Fíjate en el mundo cuando tú has desaparecido, cuando ya no estás allí, cuando te has vuelto totalmente transparente. Intenta no ser durante un solo segundo.

En tu casa haz como si no existieras.  Imagínatelo, un día ya no estarás aquí. Un día habrás desaparecido, estarás muerto; la radio seguirá sonando, tu mujer seguirá haciendo el desayuno, los niños seguirán preparándose para ir al colegio. Imagínatelo: hoy no estás, no existes. Vuélvete un fantasma. Sentado en tu silla, desaparece, simplemente piensa: «Ya no tengo realidad. No existo.» Y fíjate en cómo sigue funcionando la casa. Habrá una paz y un silencio enormes. Todo continuará como está. Todo seguirá estando igual sin ti. No se echará nada en falta. Entonces, ¿qué sentido tiene el estar siempre ocupado, haciendo algo, obsesionado con la acción? ¿Qué sentido tiene?

Tú desaparecerás, y todo lo que hayas hecho desaparecerá; es como si hubieses escrito tu nombre en la arena, llegase un viento y lo borrase.., se acaba todo. Sé como si no hubieses existido nunca.

Es una hermosa meditación. Puedes intentarlo muchas veces a lo largo de veinticuatro horas. Basta con medio segundo; detente durante medio segundo.., no existes.., el mundo continúa. Cuanto más consciente te vuelvas del hecho de que el mundo funciona perfectamente sin ti, serás capaz de aprender la otra parte de tu ser que ha sido rechazada durante tanto tiempo, durante tantas vidas; éste es el modo receptivo; Permítelo, conviértete en una puerta. Las cosas siguen sucediendo sin ti.

Esto es lo que quería decir Buda cuando dijo: «Conviértete en un tronco a la deriva.» Flota en la corriente como si fueses un tronco, y permite que la corriente te transporte dondequiera que vaya; no hagas ningún esfuerzo. El planteamiento budista pertenece al modo receptivo.  Por eso ves a Buda sentado debajo de un árbol. En todas las imágenes Buda aparece sentado, sentado sin hacer nada. Simplemente está sentando, sin hacer nada.


Osho

La mente es la puerta al infierno, y esa puerta no es otra cosa que el deseo...

"El cuerpo siempre es hermoso, recuérdalo. Ésta es una de las reglas básicas que yo te ofrezco, una regla incondicionalmente verdadera, absolutamente verdadera, categóricamente verdadera: el cuerpo siempre es hermoso. Lo feo es la mente. No es el cuerpo lo que hay que cambiar. No hay nada que cambiar en él. Es la mente. Y mente significa desear. El cuerpo tiene necesidades, y esas necesidades son reales.
     Si quieres vivir, necesitas comida. La fama no es necesaria para vivir, el respeto no es necesario para estar vivo. No necesitas ser un gran hombre o un pintor muy famoso, conocido por todo el mundo. Para vivir no necesitas ganar un premio Nobel, porque el premio Nobel no satisface ninguna necesidad del cuerpo...
     
La necesidad está orientada al cuerpo; el deseo no está orientado al cuerpo. No tiene raíces. No es más que un pensamiento flotante en la mente. Y casi siempre tus necesidades corporales vienen de tu cuerpo y tus necesidades mentales vienen de otros. Alguien se ha comprado un coche precioso, un coche importado, y surge tu necesidad mental. Quieres un coche igual, ¿cómo vas a vivir sin él?
     El mulá Nasrudin iba conduciendo un coche y yo iba sentado a su lado. En cuanto entramos al barrio, era un día caluroso de verano, cerró todas las ventanillas del coche. Le pregunté: "¿Qué estás haciendo?"
     Él me contestó: "¿Qué quieres, que todo el barrio se entere de que mi coche no tiene aire acondicionado?".
     Ambos estábamos transpirando, el coche parecía un horno, pero ¿cómo vas a consentir que tus vecinos se enteren de que tu coche no tiene aire acondicionado? Esto es una necesidad mental. El cuerpo dice: "Déjalo. ¿Estás loco?". El cuerpo está transpirando, está diciendo: "¡No!". Escucha al cuerpo; no escuches a la mente.
Las necesidades de la mente son creadas por los que te rodean; son tontas, estúpidas, idiotas...
     
La mente es la puerta al infierno, y esa puerta no es otra cosa que el deseo.
     Mata los deseos; no los verás sangrar porque no tienen sangre. Pero si matas una necesidad, habrá una sangría. Si matas una necesidad, morirá una parte de ti. Si matas un deseo, no morirás. Todo lo contrario, te volverás más libre.
Dejar los deseos aporta más libertad. Si puedes convertirte en una persona de necesidad y no de deseo, ya estás en el camino y el cielo no está lejos".

Osho, Fama, fortuna y ambición. ¿Cuál es el verdadero significado del éxito?
http://osho-maestro.blogspot.com/

lunes, 21 de octubre de 2013

La libertad implica el derecho a decir sí y a decir no.

LA CONCIENCIA conlleva libertad. Libertad no quiere decir sólo libertad de hacer el bien; si ése fuese el significado de libertad, ¿de qué clase de libertad estaríamos hablando? Si sólo eres libre de hacer el bien, no eres libre. La libertad implica las dos alternativas, hacer el bien y hacer el mal. La libertad implica el derecho a decir sí y a decir no.

Es algo muy sutil que debemos entender: nos parece que tenemos mayor libertad al decir no que al decir sí. No estoy filosofando, se trata de un simple hecho que puedes comprobar dentro de ti mismo. Siempre que dices no, te sientes más libre. Siempre que dices sí, no te sientes libre porque eso quiere decir que has obedecido, sí significa rendirse, ¿dónde está la libertad? El no significa que eres obstinado, que te mantienes al margen; el no significa que te estás imponiendo; el no significa que estás dispuesto a luchar. El no te define más claramente que el sí. El sí es vago, es como una nube. No es sólido y concreto como una roca.

Por eso, según los psicólogos el niño empieza a aprender a decir no de una forma asidua entre los siete y los catorce años. Al decir no, está saliendo del vientre psicológico de la madre. El niño seguirá diciendo no aunque no haya necesidad de decir no. Incluso aunque le favorezca decir sí, seguirá diciendo no. Hay muchas cosas en juego; tiene que aprender a decir no cada vez más. Cuando llegue a los catorce años, a la madurez sexual, empezará a decir el no definitivo a su madre, se enamorará de una mujer. Éste es el no definitivo a su madre, le vuelve la espalda. «He acabado contigo —dice—, he escogido a una mujer. Me he vuelto un individuo, independiente por derecho propio. Quiero vivir mi vida, quiero hacer lo que me apetezca.»

Y si los padres insisten: «Córtate el pelo», entonces, llevarás el pelo largo. Si los padres insisten: «Déjate el pelo largo», entonces te cortarás el pelo. Obsérvalo... cuando los hippies sean padres se darán cuenta, sus hijos tendrán el pelo corto porque tendrán que aprender a decir «no».

Si los padres insisten: «La santidad está al lado de la higiene», los niños empezarán a pasarse la vida cubiertos de barro. Estarán sucios, no se bañarán; no se lavarán, no usarán jabón. Y empezarán a encontrar justificaciones de que el jabón es peligroso para la piel, que es antinatural, que los animales no usan jabón. Pueden encontrar todas las justificaciones que quieran pero, en el fondo, esas justificaciones sólo son tapaderas. La realidad es que quieren decir no. Y, por supuesto, para decir no tienes que encontrar algún motivo.

Por eso, el no te da sensación de libertad; y no sólo eso, también te da sensación de inteligencia. Para decir sí no necesitas tener inteligencia.

Cuando dices sí, nadie te pregunta por qué. Cuando ya has dicho si, ¿quién se molesta en preguntarte por qué? No necesitas una justificación ni un motivo, ya has dicho sí. Cuando dices no, inevitablemente te preguntarán el porqué. El no agudiza tu inteligencia, te da una definición, un estilo, libertad.

Fíjate en la psicología del no. A los seres humanos les resulta difícil vivir en armonía, eso se debe a la conciencia. La conciencia te da libertad, la libertad te da la capacidad de decir no, y tienes más posibilidades de decir no que de decir sí.

Sin el sí no hay armonía; el sí es armonía. Pero tardas un tiempo en crecer, en madurar, en llegar a una madurez tal que puedas decir si y seguir siendo libre, decir sí y seguir siendo único, decir sí sin convertirte en un esclavo.

La libertad que te otorga el no es una libertad infantil. Está bien entre los siete y los catorce años. Pero si alguien se queda atrapado durante toda su vida y se convierte en una persona que siempre dice no, habrá dejado de crecer.

El crecimiento absoluto es decir sí con la misma alegría que un niño dice no. Es una segunda infancia. El hombre que puede decir sí con una inmensa libertad y felicidad, sin vacilar, sin comprometerse, sin condiciones, con una alegría simple y pura, con un sí simple y puro, ese hombre es un sabio. Ese hombre vuelve a vivir en armonía, y su armonía tiene una dimensión totalmente distinta a la de los árboles, los animales y los pájaros. Ellos viven en armonía porque no pueden decir no, y el sabio vive en armonía porque no dice no. Entre los dos, entre los pájaros y los budas, están los seres humanos que no han crecido, inmaduros, infantiles, atrapados en alguna parte, que siguen intentando decir no para tener una cierta sensación de libertad.

No estoy diciendo que no aprendas a decir no. Estoy diciendo que aprendas a decir no cuando sea necesario, pero no te quedes atrapado con eso. Poco a poco, verás que del sí surge una mayor libertad, una mayor armonía.


Osho