viernes, 7 de febrero de 2014

No encontrarás hombre más pobre que el rico; es doblemente pobre.

Eso le ocurrió a Buda. Era hijo de un rey, lo tenía todo, pero no era feliz. Era cada día más infeliz; cuanto más tienes, más infeliz eres. Ésa es la desgracia del rico. Eso es lo que ocurre actualmente en Estados Unidos: cuanto más ricos, más infelices; cuanto más ricos, menos saben qué hacer.

Los pobres siempre saben lo que tienen que hacer: ganar dinero, construirse una buena casa, comprar un coche, mandar a sus hijos a la universidad. Siempre tienen un programa, siempre están ocupados.

Tienen un futuro, tienen esperanza: «Uno de estos días...». Siguen sumidos en la desdicha, pero tienen esperanza.

El rico es desdichado, pero también ha desaparecido la esperanza.  Sufre por partida doble. No encontrarás hombre más pobre que el rico; es doblemente pobre. Se mantiene proyectado en el futuro, y sabe que el futuro no le va a proporcionar nada, porque todo lo que necesita ya lo tiene. Se preocupa, se angustia, se inquieta. Es pura angustia.

Osho

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