lunes, 5 de mayo de 2014

El verdadero amor comienza cuando se termina la luna de miel

Para mí, el verdadero amor comienza cuando se termina la luna de miel. Cuando llega ese momento tu mente empieza a pensar en que todo se ha acabado, ha terminado; “Empieza a buscar a otra mujer, a otro hombre. ¿Qué sentido tiene ahora continuar? ¡Ya no es divertido!”.

Si en ese momento continúas amando, el amor se volverá más profundo, se convertirá en intimidad. Tendrá otro encanto. Ahora tendrá sutileza, no será superficial. No será diversión, será meditación, será una plegaria. Te ayudará a conocerte a ti mismo. La otra persona se convertirá en un espejo, y a través de ella serás capaz de conocerte a ti mismo. Ahora es el momento adecuado para crecer, porque ya no se desperdiciará toda la energía que se canalizaba hacia la excitación: se verterá en las verdaderas raíces del amor, y el árbol podrá tener un espeso follaje.

Si logras que siga aumentando esta intimidad que ya no es excitación, surgirá la dicha; primero la excitación, después el amor, y después la dicha. La dicha es el resultado último, la plenitud. La excitación no es más que el comienzo, el disparo inicial; no es el final. Aquellos que terminan en la excitación nunca sabrán qué es el amor, nunca conocerán el misterio del amor, nunca llegarán a conocer la alegría del amor.

Conocerán sensaciones, la excitación, la febril pasión, pero nunca llegarán a conocer el encanto del amor. Nunca sabrán lo maravilloso que es estar con una persona cuando no hay excitación sino silencio, sin palabras, sin esforzarse en hacer nada. Limitándose a estar juntos, compartir un espacio, ser uno, compartir tu ser con la otra persona, sin pensar qué hacer ni qué decir, dónde ir ni cómo disfrutar; todo eso ya pasó. Pasó la tormenta y solo hay silencio.

Sin embargo, eso no significa que ahora no vayáis a hacer el amor; en realidad no se tratará de “hacer”, el amor sucederá. Sucederá como fruto del encanto, del silencio y del ritmo; surgirá de tus profundidades, no será algo corporal. Hay un tipo de sexo que es espiritual, que no tiene nada que ver con el cuerpo. Aunque el cuerpo tome parte en él, aunque participe en él, no es su fuente. Entonces, y solo entonces, el sexo adopta el color del tantrismo. Así que yo te aconsejo que te observes a ti mismo. Ahora que te estás acercando al templo, no huyas. Entra en él. Olvídate de la excitación, es algo infantil. Más adelante te espera algo maravilloso. Si eres capaz de esperar a que llegue, si tienes paciencia y confianza, llegará.

Osho

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