"Surge la ira, ¿qué le vas a hacer?.
Deja que esté ahí. Mientras esté ahí, estate totalmente en ella, y de repente
te darás cuenta de que cuando estás totalmente en ella hasta la ira se vuelve
maravillosa. Todo lo relacionado con la totalidad se
vuelve maravilloso. Lo parcial es feo, lo total es maravilloso. Deja que
esa sea la definición: lo total es bueno, lo parcial es malo. Dios es total, el demonio es parcial.
Así que, seas lo que seas, sé
total en ello, y el mero hecho de que seas total transformará su cualidad.
Esa es la alquimia de la transformación, de la transformación interior.
Acéptala y fluye con el momento. Si fluyes, si realmente profundizas en la ira y
acabas con ella, no quedará ningún resto, porque cuando te entregas a ella
totalmente se termina. Y una vez que ocurre esto estás fuera de ella,
completamente fuera de ella, incorrupto por ella.
Contempla al niño pequeño que todavía no ha sido corrompido
por la sociedad. Cuando se enfada, se enfada de verdad, explota. Un niño tan
pequeño, pero se vuelve muy poderoso, parece capaz de destruir el mundo entero.
Se pone rojo, totalmente rojo, como si estuviera ardiendo. Observa al niño, lo
maravilloso que es, tan vivo. Y después de un momento está jugando y riéndose,
ya no queda nada del enfado. Ni siquiera te puedes imaginar que hace sólo un
momento estuviera enfadado. Ni siquiera lo sospechas; ¿este niño? ¿enfadado?
Ahora es tan cariñoso, tan dulce, ¡y hace un momento echaba fuego!
Así es como hay que vivir la vida. Un día, de repente,
dejas de reprimir, nunca ocurrió. Estás de una forma tan total que nunca quedan
restos de ningún momento. Siempre estás fresco y joven,
y el pasado no supone una carga. No estás cansado, frustrado por el pasado. Eso
es lo que quiero decir cuando digo que hay que morir a cada momento al pasado y
nacer de nuevo...un renacimiento, una resurrección a cada momento".
Osho
No hay comentarios:
Publicar un comentario