sábado, 1 de marzo de 2014

Da, sin condiciones; entonces sabrás qué es el amor.

Primero libérate de tus padres. Al liberarte de tus padres te liberas de la sociedad; al liberarte de tus padres, te liberas de la civilización, de la educación, de todo, porque tus padres representan todo eso. Te conviertes en un individuo. Por primera vez en tu vida ya no formas parte de la masa, tienes una auténtica individualidad. Vives por tu cuenta. En eso consiste la madurez. Así es como debería ser la persona madura.

Una persona madura es aquella que no necesita padres. Una persona madura es aquella que no necesita a nadie a quien apegarse o en quien apoyarse. Una persona madura es aquella que es feliz con su soledad; su soledad es una canción, una celebración. Una persona madura es aquella que puede sentirse feliz consigo misma. Su soledad no es aislamiento, su alejamiento; es un retiro, es meditativo.

Un día tuviste que salir del vientre de tu madre. Si hubieras permanecido allí más de nueve meses habrías muerto; no solo tú, también habría muerto tu madre. Un día tuviste que salir del vientre de tu madre; después, llegó un día en el que tuviste que salir del entorno de tu familia, otro vientre, para ir al colegio. Después, llegó otro día en el que tuviste que salir del entorno de tu colegio, otro vientre, para ir a un mundo más vasto. Pero en lo más profundo sigues siendo un niño. ¡Sigues permaneciendo en el vientre! Hay infinidad de capas en el vientre y hay que romper ese vientre.

Esto es lo que en Oriente hemos denominado el segundo nacimiento. Una vez que logras nacer por segunda vez te liberas totalmente de las huellas paternas. Y lo bello es que solo entonces la persona siente agradecimiento hacia los padres. La paradoja es que esa es la única persona que puede
perdonar a sus padres. Siente compasión por ellos y los ama, se compadece de ellos porque ellos también han sufrido mucho. No está enfadada, en absoluto. Puede que tenga lágrimas en los ojos, pero no está enfadada, y hará todo lo posible por ayudar a sus padres a dirigirse a esa plenitud de soledad, a ese grado de soledad.

En primer lugar: conviértete en un individuo. En segundo lugar: no esperes la perfección, no la requieras ni la exijas. Ama a la gente corriente.  La gente corriente no tiene nada de malo. ¡La gente corriente es extraordinaria! Cada ser humano es único; respeta esa unicidad.

En tercer lugar: da, sin condiciones; entonces sabrás qué es el amor. Yo no puedo definirlo. Tan solo puedo mostrarte el camino para que lo cultives. Puedo enseñarte a plantar un rosal, a regarlo, a fertilizarlo, a protegerlo. Entonces, un día, inesperadamente, nacerá la rosa, y tu hogar se llenará con su fragancia. Así es como ocurre el amor.

Osho

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