El pequeño ego funciona como una motita de polvo en los ojos, y te impide ver todas las posibilidades que tienes a tu disposición, que siempre han estado a tu disposición. Quítate esa motita de los ojos. No cambia nada. Todo estaba a tu disposición, pero tus ojos no podían verlo.
Con tu humildad son posibles grandes milagros. Sigue siendo humilde, inocente, receptivo y disponible.
Osho
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