domingo, 30 de junio de 2013

cada momento tiene una realidad atómica. Es discontinuo con respecto al momento anterior y no guarda relación con el siguiente.

Si te sientes triste, ponte triste, sin censura, sin evaluar si es bueno o malo, no se trata de que sea bueno o malo: sencillamente es así.  Y cuando se pase la tristeza  que se pase.  Cuando vuelvas a sonreír, no te sientas culpable, porque si hace un momento estabas triste, ¿cómo puedes sonreír?  Esperar a que alguien cuente un chiste, a que alguien rompa el hielo, y entonces sonríes.  Esperar el momento adecuado.  También eso es una hipocresía.  Cuando seas feliz, sé feliz; no hay necesidad de fingir nada.

Y recuerda que cada momento tiene una realidad atómica.  Es discontinuo con respecto al momento anterior y no guarda relación con el siguiente.  Cada momento es un átomo.  No siguen una secuencia, no son lineales.  Cada momento tiene su forma de ser, y tú tienes que ser nada más que lo que eres en cada momento.  Ese es el verdadero significado de la verdad.

La verdad significa autenticidad, sinceridad.  No es algo lógico, sino un estado psicológico de ser veraz, no veraz según un ideal, porque si existe un ideal, te harás falso.  Si crees que ser como un buda es ser veraz, nunca lo serás, porque no eres un buda y te impondrás ese buda.  Puedes sentarte como buda, convertirte poco menos que en una estatua de mármol, pero en el fondo seguirás siendo el mismo: te limitarás a adoptar una postura.  Y si tienes un ideal, no puedes ser sincero con el momento porque el ideal siempre está ahí y tienes que limitarlo.

La persona veraz carece de ideales.  Vive momento a momento, vive tal y como se siente en el momento.  Respeta por completo sus sentimientos, sus emociones, sus cambios de humor. Y así deseo que sean las personas: auténticas, veraces, sinceras, respetuosas con su alma.

Osho

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