A la mente le encanta lo viejo. Con lo viejo la mente se siente muy a gusto porque conoce todas las respuestas, no se siente impotente, no ve que tenga que elegir entre esto y lo otro. Conoce las respuestas adecuada, sin lugar a dudas. La mente no quiere que entres en contacto con lo nuevo; quiere que sigas dándole vuelta a lo viejo.
La meditación es justo lo contrario de la mente. Si la mente se limita a lo viejo, la meditación es una exploración de la expansión del universo entero. El meditador quiere llegar a lo nuevo a cada momento, porque con lo nuevo se agudiza su inteligencia, y solo con lo nuevo él mismo se renueva. Solo con lo nuevo se abre un camino hacia lo definitivo.
Lo viejo está muerto. Claro, lo viejo parece muy cómodo. Y parece cómodo porque no tienes que hacer nada; ni siguiera tienes que ser inteligente. Puedes ser tonto y fingir ante el mundo que eres un gran intelectual porque tu memoria ha acumulado datos.
La memoria no forma parte de la consciencia; la memoria forma parte del cuerpo. La memoria es un mecanismo como el de cualquier ordenador: Le proporcionas datos y, le des lo que des, se queda tan contento. Lo sabe. Y el conocimiento proporciona cierto poder, porque te encuentras en un territorio en el que tú dominas, en el que lo sabes todo.
Osho
No hay comentarios:
Publicar un comentario