jueves, 6 de junio de 2013

Lo viejo está muerto.

A la mente le encanta lo viejo.  Con lo viejo la mente se siente muy a gusto porque conoce todas las respuestas, no se siente impotente, no ve que tenga que elegir entre esto y lo otro.  Conoce las respuestas adecuada, sin lugar a dudas.  La mente no quiere que entres en contacto con lo nuevo; quiere que sigas dándole vuelta a lo viejo.

La meditación es justo lo contrario de la mente.  Si la mente se limita a lo viejo, la meditación es una exploración de la expansión del universo entero.  El meditador quiere llegar a lo nuevo a cada momento, porque con lo nuevo se agudiza su inteligencia, y solo con lo nuevo él mismo se renueva.  Solo con lo nuevo se abre un camino hacia lo definitivo.

Lo viejo está muerto.  Claro, lo viejo parece muy cómodo.  Y parece cómodo porque no tienes que hacer nada; ni siguiera tienes que ser inteligente.  Puedes ser tonto y fingir ante el mundo que eres un gran intelectual porque tu memoria ha acumulado datos.

La memoria no forma parte de la consciencia; la memoria forma parte del cuerpo.  La memoria es un mecanismo como el de cualquier ordenador:  Le proporcionas datos y, le des lo que des, se queda tan contento.  Lo sabe.  Y el conocimiento proporciona cierto poder, porque te encuentras en un territorio en el que tú dominas, en el que lo sabes todo.

Osho

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