jueves, 6 de junio de 2013

Ten cuidado con la mente, más que nada en el mundo

Ten cuidado con la mente, más que con nada en el mundo.  Es el recurso para engañarte más importante que han creado tu cuerpo, tu psicología, tu química y tu biología.  Te mantiene encadenado al cuerpo y no te permite abrir los ojos a tu consciencia.  Te hace trabajar continuamente, sin darte ni unas pequeñas vacaciones.  Existe el peligro de que, si te das incluso unas vacaciones muy breves, tomes conciencia de tu esplendor interior, de la belleza de tu ser, de su aplastante verdad y su fulgor.  Y una vez que hayas visto ese fulgor, dejará de engañarte.

Observar consiste en el sencillo proceso de traspasar la mente, de sentirse muy lejos, de mirar la mente, de observar qué ocurre.  Haga lo que haga la mente, tú te limitas a verlo.  No lo juzgues, no lo valores, no lo condenes, porque todo eso forma parte del pensamiento.

La observación no sabe de juicios, condenas, justificaciones, valoraciones.  La observación es como un espejo: frente a un espejo, puedes ver una hermosa cara, pero el espejo no te sonríe.  A lo mejor tu cara es fea, pero al espejo no le desagrada.  A lo mejor no tienes cara, pero al espejo le da igual.

Observar es exactamente como un espejo que refleja la mente.  Pase lo que pase el espejo refleja pero no hace ningún comentario.  En eso consiste el secreto de traspasar la mente, de alejarse cada vez más de ella.  Al cabo de poco tiempo verás que tu mente no es sino un eco lejano, que ni siquiera puedes distinguir sus murmullos, y después desaparecerá.

Saborea y disfruta el silencio que ha empezado a rodearte.  Mientras que la mente era como estar en medio del mercado, ahora haz entrado en los silencios del corazón.  Baila, disfruta, pero no digas ni una sola palabra.

Osho

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