lunes, 19 de noviembre de 2012

Ser humilde


Un perfeccionista es un neurótico. Y no solo es un neurótico, sino que crea tendencias neuróticas a su alrededor. No seas per­feccionista y si alguien a tu alrededor lo es, escapa en cuanto pue­das, antes de que esa persona contamine tu mente.
El perfeccionismo es una especie de profundo viaje del ego. Pensar en ti mismo en términos de ideales y perfección no es otra cosa que decorar tu ego hasta el extremo. Una persona humil­de acepta que la vida no es perfecta. Una persona humilde, una auténtica persona religiosa, acepta que todos tenemos limi­taciones.
Esa es mi definición de humildad. Ser humilde es no intentar ser perfecto. Una persona humilde se vuelve cada vez más total, porque no tiene nada que negar, nada que rechazar. Acepta lo que hay, sea bueno o malo. Una persona humilde es muy rica, porque acepta su totalidad, su enfado, su sexualidad o su codicia; se acepta totalmente. En esa profunda aceptación ocurre una gran transformación alquímica. Todo lo feo va desapareciendo, poco a poco, por su propia cuenta. Se vuelve cada vez más ar­mónico y total.

osho

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