miércoles, 18 de diciembre de 2013

cuando te acerques a una persona iluminada, será un mal trago para tu mente

Así pues, cuando te acerques a una persona iluminada, será un mal trago para tu mente, sentirás muchas contradicciones en él. Tu mente dirá: “Este hombre dice una cosa, y luego se contradice. Y unas veces dice una cosa, y luego otra; es inconsistente”. Un hombre religioso es, por la propia naturaleza de su condición, contradictorio; tiene que serlo, porque no busca consistencia, busca la verdad. Busca lo real, y está dispuesto a abandonarlo todo por lo real, lo que quiera que sea lo real. Él no tiene ninguna estructura preconcebida para lo real; no tiene idea de cómo debe ser lo real. Si es inconsistente, es inconsistente. Vale. No tiene nada que decir al respecto. Una mente religiosa simplemente permite que lo real se revele. No tiene idea de cómo debe ser.

Un hombre religioso es pasivo; un hombre lógico, filosófico, científico es agresivo. Toma una idea y, sobre esa idea, estructura la realidad. Luego intenta descubrir lo real alrededor de la idea. La idea no te permitirá descubrir lo real; la propia idea es el obstáculo.

Así que un camino es la lógica, otro es la poesía. La poesía va en contra de la lógica. La lógica es racional, la poesía es irracional. La lógica es lógica, la poesía es imaginación. Hay que recordar esa distinción, porque la religión no es ninguna de las dos: ni lógica, ni poesía.

Tanto la lógica como la imaginación son del ámbito de la mente. Un poeta imagina la realidad. Por supuesto, su realidad es más colorida que la realidad imaginada por un lógico, porque él imagina, y no tiene miedo. Es completamente libre en su imaginación, él no sigue ninguna idea. Él simplemente sueña con la realidad: pero de nuevo es “con”. Él simplemente sueña con la realidad, hace un hermoso todo con sus sueños. Él es colorido, porque en el fondo es fantasía. La lógica es plana, sin color, casi gris; no hay poesía en ella porque carece de imaginación. La poesía es casi contradictoria, porque es imaginación. No le importa. A un poeta no se le pide que sea consistente. Si un poeta escribe hoy un poema, y mañana se contradice en otro, a nadie le importa. La gente dirá que es poesía.

Si un pintor pinta una cosa hoy, y mañana justo lo opuesto, no le pides consistencia, no dices: “¿Qué estás haciendo? Ayer pintaste la luna amarilla y hoy la estás pintando roja. ¿Qué estás haciendo? Te estás contradiciendo”. ¡No! Nadie pregunta; es poesía, la pintura es poesía, la escultura es poesía, y al poeta se le permite toda la libertad. pero la poesía es imaginación.

La mente tiene dos centros: el pensamiento y la imaginación. Pero ambos son de la mente; y la religión está más allá, más allá de ambos centros, no pertenece en absoluto a la mente. No es ni ciencia ni poesía; o es ambas. Por eso el misticismo de la religión es más profundo que el de la poesía. La religión simplemente deja la mente, con todos sus centros, y luego mira. Es como si te quitaras las gafas y miraras. La mente se puede quitar porque es un mecanismo; tú no eres la mente. La mente es como una ventana. Estás ahí y miras a través de la ventana, entonces el marco de la ventana, la luna ha
salido, y el cielo es precioso, pero tu cielo estará enmarcado por la ventana. Y si los cristales de la ventana son de algún color, entonces tu cielo estará coloreado por la ventana.

La religión es simplemente salir de la casa por completo; mirar directamente a la realidad, no a través de ninguna ventana, no a través de ninguna puerta, no a través de ningún cristal, no a través de ningún concepto, sino simplemente mirándola tal como es, poniendo a un lado la mente. Es difícil, porque tú estás tan identificado con la mente que te has olvidado por completo que se puede poner a un lado. Pero esa es toda la metodología de la religión: todo el yoga, el tantra, y todo lo demás, no son más que técnicas para poner la mente a un lado, para romper la identificación con la mente, y luego mirar. Entonces lo que quiera que sea la realidad es revelado: es revelado lo que es. Recuérdalo.

Osho

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