domingo, 8 de diciembre de 2013

Yo soy yo, y tú eres tú... Las comparaciones provocan conflictos.

Las comparaciones desembocan en la ambición y en la imitación.  Si me preguntas: «¿Por qué no soy como tú?», empezarás a intentar ser como yo, y eso te destrozará la vida, porque serás un imitador, una copia. Y si eres un imitador
perderás el respeto de ti mismo.

Raramente se encuentra a una persona que se respete a sí misma. ¿Por qué? ¿Por qué no existe la veneración de la vida, de la propia vida? Y si no respetas tu propia vida, ¿cómo vas a respetar la de los demás? Si no respetas tu propio ser, ¿cómo vas a respetar el rosal, el ciprés, la luna y a las personas? ¿Cómo vas a respetar a tu maestro, a tu padre, a tu madre, tu amigo, tu esposa, tu marido? ¿Cómo vas a respetar a tus hijos si no te respetas a ti mismo?

Y raramente se encuentra a una persona que se respete a sí misma.

¿Por qué? Porque te han enseñado a imitar.
Te han dicho desde la infancia: «Has de ser como Jesucristo», «Has de ser como Buda». Pero ¿por qué? ¿Por qué tendrías que ser como Buda? Buda nunca fue como tú.
Buda era Buda, como Jesucristo era Jesucristo, como Krisna era Krisna. ¿Por qué tendrías que ser como Krisna? ¿Qué mal has hecho a nadie, qué pecado has cometido para tener que ser como Krisna? Dios nunca creó a otro Krisna, ni a otro Buda, ni a otro Jesucristo... No le gusta crear lo mismo una y otra vez. Es un creador, no una cadena de montaje, como si produjera coches Ford. Dios no es una cadena de montaje, sino un creador original, y jamás crea lo mismo.

Y lo mismo no tendría valor. Imaginaos que Jesucristo estuviera de nuevo entre vosotros: no encajaría. Sería una antigualla, estaría pasado de moda y solo tendría cabida en un museo. No habría ningún otro sitio para él.

Dios nunca se repite; pero siempre te han enseñado a ser como otra persona:
«Tendrías que ser como el hijo del vecino... Fíjate en lo inteligente que es». «Mira a esa chica, con qué elegancia anda. Así tendrías que ser tú.» Siempre te han enseñado que
seas como otra persona.

Nadie te ha dicho que seas tú mismo y que respetes tu ser, el don de Dios.

Nunca imites a nadie: eso es lo que te digo. Jamás imites a nadie.

Sé tú mismo; se lo debes a Dios. ¡Sé tú mismo! Sé realmente tú mismo y entonces comprenderás que eres especial. Dios te ama, y por eso eres. Por eso eres en primer lugar, porque si no, no existirías. Eso indica el enorme amor que Dios siente por ti.


Osho

No hay comentarios:

Publicar un comentario