Tu creatividad, tu sensibilidad, tu capacidad para meditar: ahí
está tu auténtica riqueza.
La sociedad te ha abocado a lo mundano, y te has olvidado por completo
de que te han abocado a eso.
Recuerdo una historia que me contaron, una historia real: Un día, en la
India, un hombre iba en una moto, y como hacía mucho frío se puso la chaqueta al
revés, con la parte de detrás por delante, porque tenía mucho frío y el viento le
daba de cara. Un sardar* —Los sardares son muy simples— también venía
en su moto por el otro extremo de la carretera, y no daba crédito a sus ojos. Pensó: «Ese hombre
tiene la cabeza al revés».
Se asustó tanto que al aproximarse chocó contra el pobre hombre, que
cayó al suelo, casi inconsciente. El sardar lo miró detenidamente y dijo: «Dios mío, ¿qué le ha pasado? La ciudad está lejos, el hospital está lejos, pero hay que
hacer algo».
Los sardares son las personas más fuertes de la India, y aquel pobre hombre estaba inconsciente. Así que le torció la cabeza para colocarla bien,
según como llevaba la chaqueta. En ese mismo momento llegó un coche celular y los
policías preguntaron:
—¿Qué ocurre? El sardar contestó:
—Han llegado justo a tiempo. Miren a este hombre: se ha caído de la
moto.
Los policías preguntaron. —¿Está muerto? El sardar respondió:
—Estaba vivo cuando tenía la cabeza al revés. Cuando se la puse en su
sitio dejó de respirar. Los policías dijeron:
—Solo se ha fijado en la cabeza. ¡No se ha dado cuenta de que lo que
está al revés es la chaqueta, no la cabeza! El sardar
replicó:
—Somos personas pobres y sencillas. Nunca había visto a nadie con una
chaqueta con los botones a la espalda. Pensé que había tenido un accidente.
Aunque estaba inconsciente, respiraba. Le torcí la cabeza. Me costó mucho trabajo,
pero cuando quiero hacer algo, lo hago. Lo hice, y le enderecé la cabeza hasta que se
adaptó perfectamente a la chaqueta. Entonces dejó de respirar. ¡Qué tipo tan raro!
* Sardar: título
respetuoso para un sij.
MUCHAS PERSONAS TE HAN TORCIDO LA CABEZA, la mente, de muchas formas, según sus ideas de cómo deberías ser. No tenían mala intención. Tus
padres te querían, tus profesores te querían, la sociedad quiere que seas alguien. Tenían
buenas intenciones, pero escaso entendimiento. Olvidaron que no se puede
convertir un macizo de caléndulas en un rosal, ni viceversa.
Lo único que puedes hacer es contribuir a que las rosas sean más
grandes, a que tengan más color y más fragancia. Puedes aportar todos los productos
químicos necesarios para transformar el color y el perfume —el abono, la tierra
adecuada, el riego conveniente en los momentos oportunos—, pero no conseguirás que el
rosal de lotos.
Osho
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