sábado, 28 de diciembre de 2013

para reflexionar :)

ME HAN CONTADO LA HISTORIA de un hombre que permaneció soltero toda la vida,
y cuando estaba moribundo, a la edad de noventa años, alguien le preguntó:

—Has estado soltero toda la vida, pero nunca has explicado por qué. Ahora que vas
a morir, por lo menos satisface nuestra curiosidad. Si guardas algún secreto, ahora
puedes contarlo, porque te estás muriendo. Incluso si el secreto sale a la luz, ya no
importa.
El moribundo respondió:
—Sí, hay un secreto. No es que esté en contra del matrimonio, sino que buscaba a
la mujer perfecta. Busqué por todas partes, y así se me pasó la vida.
Quien le había preguntado antes insistió:
—Pero en esta tierra tan grande, con tantos millones de habitantes, la mitad son
mujeres. ¿No encontraste ni a una sola mujer perfecta?
Una lágrima rodó por la mejilla del moribundo. Contestó:
—Sí, encontré a una.
El otro hombre se quedó perplejo. Dijo:
—Entonces ¿qué pasó? ¿Por qué no te casaste?
Y el anciano respondió:
—Porque aquella mujer estaba buscando al marido perfecto.

Osho

el mayor descubrimiento de la vida, el tesoro más preciado: la conciencia...

La muerte de la mente supondrá tu renacer, el comienzo de vivir realmente. Serás feliz, te alegrarás de la muerte de la mente, porque no puede existir mayor libertad. Ninguna otra cosa puede darte alas para volar hasta el cielo, con ninguna otra cosa lograrás que el cielo sea enteramente tuyo.

La mente es una cárcel.

La conciencia significa salir de esa cárcel, o darse cuenta de que nunca se ha estado en esa cárcel, que era solamente pensar que se estaba allí. Entonces desaparecen todos los temores.

Yo vivo en el mismo mundo, pero no he sentido temor alguno, ni siquiera durante unos momentos, porque no me pueden quitar nada. Pueden matarme, pero como lo veré mientras ocurre, a quien matarán no será a mí, no a mi conciencia.

Es el mayor descubrimiento de la vida, el tesoro más preciado: la conciencia. Sin ella te sumes en la oscuridad, en el miedo, y tú mismo seguirás creando nuevos miedos, sin parar. Vivirás con miedo, morirás con miedo y no podrás ni siquiera probar la libertad.

Poseías ese potencial todo el tiempo; podrías haberlo reivindicado, pero no lo hiciste.  La responsabilidad es únicamente tuya.

Osho

¿Cuál es la mejor forma de enfrentarse al miedo?

Me afecta de distintas maneras... desde una ligera inquietud o el estómago encogido hasta un pánico espantoso, como si hubiera llegado el fin del mundo. ¿De dónde procede? ¿Adonde va?
Acabo de contestar a esa misma pregunta. 

Todos los miedos son consecuencia de la identificación.
Si amas a una mujer, el amor va en el mismo paquete que el miedo, por si te
deja, porque ya ha dejado a otro para estar contigo. Ya hay un precedente y quizá haga
lo mismo contigo. Existe ese miedo, y se te encoge el estómago. Estás demasiado apegado.

No comprendes un hecho muy sencillo: que llegaste a este mundo solo, que también
estabas aquí ayer, sin esa mujer, perfectamente, sin el estómago encogido. Y mañana, si
esa mujer se marcha... ¿por qué se te va a encoger el estómago? Sabes cómo estar sin
ella, y serás capaz de estar sin ella.

El miedo a que las cosas puedan cambiar mañana mismo... Quizá se muera alguien,
o te arruines, o te quedes sin trabajo. Pueden cambiar miles de cosas. Estás cargado de
miedos, de temores, y ninguno es válido, porque ayer también estaba lleno de miedos,
sin ninguna necesidad. Las cosas pueden haber cambiado, pero sigues vivo, y el ser
humano posee una enorme capacidad para adaptarse a cualquier situación.
Se dice que solo los seres humanos y las cucarachas poseen esa inmensa capacidad
de adaptación. Por eso en cualquier lugar en el que haya seres humanos se encontrarán
cucarachas y en cualquier lugar en el que haya cucarachas se encontrarán seres
humanos. Siempre van juntos; tienen algo en común. Incluso en lugares tan remotos
como el Polo Norte o el Polo Sur... Cuando el ser humano llegó a tales lugares se dio
cuenta de que había llevado las cucarachas, y de que estaban sanas, vivitas y coleando,
reproduciéndose.

Solo tenemos que mirar a nuestro alrededor... El hombre vive en miles de climas,
situaciones geográficas, situaciones políticas, situaciones sociológicas y religiosas, pero
consigue vivir. Y lleva viviendo así siglos... Las cosas cambian, y el ser humano sigue
adaptándose a los cambios.

No hay nada que temer. Incluso si se acaba el mundo, ¿qué? Tú también acabarás
con él. ¿Crees que te quedarás solo en una isla mientras se acaba el mundo? Tranquilo.
Tendrás compañía: al menos unas cuantas cucarachas.

¿Qué problema hay si llega el fin del mundo? Me lo han preguntado muchas veces,
pero yo no veo el problema por ninguna parte. Si se acaba, que se acabe. No plantea
ningún problema, porque no estaremos aquí; acabaremos con él, y no quedará nadie
para preocuparse. Sin duda, supondrá la mayor liberación del miedo.

El fin del mundo significa el fin de todos los problemas, de todas las molestias, de ese estómago encogido. No veo problema alguno, pero sé que todo el mundo está lleno
de miedos.

Sin embargo, lo que se plantea es lo mismo, que el miedo forma parte de la mente.
La mente es cobarde y tiene que serlo porque carece de sustancia, está vacía, hueca, y
tiene miedo de todo. Tiene miedo, sobre todo, de que un día de estos tú tomes conciencia. ¡Eso sí que sería el fin del mundo!

Osho

No te identifiques, sigue siendo tú mismo, y así encontrarás la libertad.

Identificarse con algo que tú no eres: así se forma el ego. El ego significa identificarse con algo que tú no eres. Seas lo que seas, no necesitas identificación. No hace falta que te identifiques con ello, puesto que ya lo eres.

De modo que cuando se da una identificación, es con algo, con algo que tú no eres.

Te puedes identificar con el cuerpo, con la mente, pero desde el mismo momento en que te identificas, te pierdes. En eso consiste el ego, y así es como se forma y como cristaliza el ego. Siempre que afirmas el «yo» se produce una identificación con algo, con un nombre, una forma, con un cuerpo, con un pasado, una mente, unos pensamientos, unos recuerdos. Se produce una profunda identificación, y solo entonces puedes afirmar el «yo». Si no te identificas con ninguna otra cosa y sigues siendo tú mismo, no puedes decir «yo». Ese «yo» simplemente desaparece.
«Yo» significa identidad.

La identidad constituye la base de toda esclavitud: identifícate y estarás encarcelado.

La identidad se convertirá en tu cárcel. No te identifiques, sigue siendo tú mismo, y así encontrarás la libertad. En eso consiste el cautiverio: el ego es el cautiverio, y la ausencia de ego la libertad. Y ese ego no es sino identificarse con algo que tú no eres.

Pongamos un ejemplo. Todo el mundo se identifica con su nombre, pero todo el mundo nace sin nombre. Después el nombre ad quiere tanta importancia que hay quienes son capaces de morir por él.

Osho

No te sentirás satisfecho si le haces caso a la mente.

No te sentirás satisfecho si le haces caso a la mente. Si no le haces caso a la mente, desde este mismo momento te sentirás feliz. Puedes elegir entre el sufrimiento de la mente... porque la mente siempre sufrirá, pidiendo más y más, y ese deseo no tiene fin.

YO TENÍA UN AMIGO CON MUCHO DINERO. NO era de familia rica, sino todo lo contrario; su padre era muy pobre, y nos hicimos amigos cuando era pobre. Fue adoptado por una de las familias más ricas de la India, que no tenía hijos. Ese hombre se hizo rico, el más rico de la India, y tendría que haberlo disfrutado. No habría acumulado tales riquezas ni aunque hubiera trabajado durante cientos de vidas. Y de repente se vio con todo ese dinero, pero no era feliz. Quería más.

No le bastaba con el dinero; también quería ser un gran líder. Y como tenía dinero, combatió en la campaña electoral y lo eligieron diputado. Pero no le pareció suficiente: quería formar parte del gobierno, y gracias a su dinero llegó a viceministro. Tampoco se conformó con eso. Un día me dijo:
—Quiero ser ministro.
Yo repliqué:
—¿Crees que te conformarás con eso?
—Creo que sí.
—Eso piensas ahora, pero cuando seas ministro no pensarás lo mismo.

Fue nombrado ministro e inmediatamente vino a verme y me dijo:
—Tenías razón. El día mismo en que fui nombrado ministro mi mente me dijo: «Has recorrido un largo camino, y llegar a presidente del país no queda demasiado lejos. Solo te faltan unos cuantos pasos más». Pero tengo tantas preocupaciones, tantas tensiones, que ni siquiera puedo dormir, ni disfrutar de nada. Mientras como, pienso en la política, mientras hago el amor con mi mujer, pienso en la presidencia. Se me ha liado todo. Ayúdame a encontrar la paz mental.
Yo le dije:
—Primero, ministro. Después, tu mente dice: «Tienes que ser presidente del país».

Si sigues haciendo caso a la mente, no tendrás paz. Si deseas paz, deja de hacerle caso y olvídate de todas esas cosas que has logrado haciéndole caso. Cuando eras pobre eras un hombre feliz, alegre. No tenías nada, pero sí un ser maravilloso. No estoy diciendo que tires el dinero, sino que no permitas que te domine la mente. Así tendrás paz estés
donde estés.

Osho

martes, 24 de diciembre de 2013

aprovecha la vida al máximo mientras estés vivo.


    No te preocupes por el cansancio ni nada parecido, ¡ya tendrás tiempo de descansar en la tumba!

     Vive la vida con toda la intensidad y la totalidad que puedas para no revolverte en la tumba, ¡allí no tendrás mucho sitio!  No dejes pasar este momento preocupándote del control. Puedes pensar en todas esas cosas importantes cuando estés en el cementerio, nadie te lo impedirá...

     Pero antes de eso, es mejor vivir la vida con toda la alegría y la libertad posibles, porque ¿quién sabe cuándo estarás de vuelta en el maravilloso mundo, con esta gente maravillosa?...

     Este es mi único delito, todo el mundo me critica por un simple motivo: por hacer que la gente viva con totalidad e intensidad, porque no me interesan sus mandamientos, ni me interesan sus sagradas escrituras, ni me interesan sus dioses ni sus diablos, ni su cielo ni su infierno.

     Estas son las cosas sobre las que podrás pensar y reflexionar cuando estés en la tumba. Allí tendrás mucho tiempo, tendrás casi toda la eternidad. Podrás tumbarte y dedicarte a la filosofía, y a la moral, y a no cometer pecados. Pero ahora mismo no pierdas el tiempo con todas esas supersticiones.

     Sólo debes tener en cuenta una cosa: ser tan consciente como te sea posible, ¡porque eso te permitirá bailar correctamente, en el lugar correcto, con la gente correcta!  Tu consciencia no va a dejarte invadir el terreno de nadie. Ese es el verdadero pecado.

     Interferir en la vida de alguien es, en mi opinión, el único pecado que existe, y la única virtud es no interferir. Permite a la gente que sea quien es, y tú debes ser quien eres, esa es tu libertad.

     Para mí esa es la verdadera religiosidad...

     Olvídate del control, de todos los permisos y de todos los límites. La vida es muy breve, no la estropees controlando, limitando, asumiendo comportamientos y modales, y toda esa infinidad de bobadas.


Osho, Gozar, amar, vivir. No te tomes demasiado en serio.

jueves, 19 de diciembre de 2013

No es el poder lo que te corrompe, sino que llevas la corrupción dentro de ti

Un filósofo inglés dijo lo siguiente: «El poder corrompe; el poder absoluto corrompe absolutamente».

Yo no estoy de acuerdo. Mi análisis es completamente distinto. Todo el mundo está lleno de violencia, avaricia, cólera, pasiones... pero como no tiene poder, es un santo. Para ser violento hay que ser poderoso. Para satisfacer la avaricia hay que ser poderoso. Para satisfacer las pasiones también hay que ser poderoso.

De modo que cuando el poder cae en tus manos todo se revuelve en tu interior. El poder se convierte en tu alimento, en tu oportunidad. No es que el poder corrompa, sino que tú estás corrompido. El poder únicamente saca la corrupción a la luz. Si quieres matar a alguien y no tienes poder, no lo haces, pero si lo tienes, lo matas.

No es el poder lo que te corrompe, sino que llevas la corrupción dentro de ti. El poder sencillamente te ofrece la oportunidad de hacer lo que quieres.

El poder en manos de un hombre como Buda Gautama no corrompe; por el contrario, ayuda a la humanidad a elevar su nivel de conciencia. El poder en manos de un Gengis Kan destruye a las personas, viola a las mujeres, quema vivas a las
personas. Se queman ciudades enteras, sin permitir que la gente escape. No es el poder... Ese hombre, Gengis Kan, debía de albergar tales deseos.

Osho

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Quien vive para conseguir algo jamás encontrará paz.

Se enseña a todo el mundo que la fuerza de voluntad es un gran valor. Se les dice a los niños que deben tener fuerza de voluntad. Como es algo contrario a la espontaneidad, no se puede estar tranquilo, en paz. ¿Creéis que las flores tienen que hacer grandes esfuerzos para abrirse? ¿O que los árboles tienen que actuar enérgicamente para crecer? No actúan en absoluto.

Decía Lao Tzu: «Mirad los árboles, mirad los ríos, las estrellas, y comprenderéis la "acción inactiva"».

Desde luego que el río fluye hacia el mar, pero no se puede decir que eso sea una acción, porque no existe voluntad que lo obligue a dirigirse hacia allí. Es muy tranquilo; va sin prisas, y ni siquiera siente deseos de llegar, ni compite con otros ríos que podrían adelantársele. Sencillamente fluye, cantando y bailando entre las montañas, entre los valles y las llanuras, sin preocuparse por alcanzar la meta. Cada momento es tan hermoso y único que, ¿a quién le importa el mañana?

Se ha utilizado la fuerza de voluntad para crear en ti una personalidad falsa.

La fuerza de voluntad es otro nombre de esa fea entidad llamada ego.

Alfred Adler, uno de los grandes psicólogos del siglo XX, basaba su análisis psicológico en este sencillo hecho, que todos los problemas del ser humano surgen de la fuerza de voluntad. El ser humano quiere ser alguien, alguien especial, más importante que los demás, más santo que los demás. Lo mismo da que esté en el mercado que en el monasterio, porque lucha por llegar a la cima.


Cuanto más luches y más triunfes, más te alejarás de tu propio ser, porque cada día te pondrás más tenso, cada día te preocuparás más. Tu vida se convierte en un continuo martirio, por el temor al fracaso. Incluso si has triunfado, sentirás el temor a que alguien ocupe tu lugar. Quien vive para conseguir algo jamás encontrará paz.

Por una parte se ha creado esa ficción de actuar enérgicamente. ¿Pensáis que la meditación requiere una actuación enérgica? Solo requiere relajación, olvidarse de esa
mente que desea lograr algo, olvidarse de que existe el futuro, dejar que el momento presente sea suficiente por sí mismo, disfrutarlo sin preocuparse del momento siguiente.

Si puedes disfrutar del momento presente disfrutarás del siguiente, porque cada vez tendrás más experiencia en el goce, en la danza, en el canto y más seguridad en ti mismo, sin necesitar de nadie más. Seas quien seas, podrás disfrutar del éxtasis supremo sin ser rico, sin tener poder, sin fama mundial, sin ser célebre.

Puedes ser un don nadie y tener todos los tesoros del mundo, porque no están en el exterior. No eres consciente de tu riqueza interior.

Osho

Quienes se sienten fascinados por el poder se apartan cada día más de sí mismos.

Una fabula de esopo. Las uvas ya están maduras, y una zorra intenta alcanzarlas, pero no llega. Lo intenta varias veces, y al darse cuenta de que no puede llegar, mira a su alrededor para ver si alguien la está observando. Un conejito ha sido testigo de la escena. La zorra se marcha, sin dar muestras de su derrota, pero el conejo le pregunta: «¿Qué pasa, zorra?». Y la zorra contesta: «Nada, hijo. Es que las uvas todavía no están maduras».

SI CAMBIAS TU DESEO DE PODER, no ocurrirá lo que en la fábula de Esopo. En primer lugar has de entender de dónde surge ese deseo de poder. Surge de tu vacío, de tu sentimiento de inferioridad.

La única forma de librarse de ese absurdo deseo de dominar es internarte en tu vacío, ver exactamente en qué consiste. Te has es capado de él viajando por tus ambiciones de poder. Debes aplicar toda tu energía a no torturarte, a no convertir el masoquismo en disciplina. Has de entrar en la nada. ¿Y en qué consiste?

En esa nada, en tu nada, florecerán las rosas. Allí encontrarás la fuente de la vida eterna, porque ya no estarás en las garras de un complejo de inferioridad ni tendrás que hacer referencia a otras personas.  Te has encontrado a ti mismo.

Quienes se sienten fascinados por el poder se apartan cada día más de sí mismos.  Cuanto más se aleja su mente, más vacíos se sienten, pero se rechazan las palabras como vacío o nada, y tú has aceptado esa idea en lugar de adentrarte en la belleza de la nada... Es el silencio absoluto, la música sin sonido. No existe alegría comparable con eso. Es pura dicha.
Debido a esta experiencia Buda Gautama denominó al encuentro definitivo consigo mismo el nirvana. Nirvana significa «la nada», y cuando te sientas a gusto con tu nada,
desaparecerán todos los conflictos, las tensiones, las preocupaciones. Habrás encontrado la fuente de la vida que no conoce la muerte.

Sin embargo, quisiera recordarte que no debes llamarlo «poder». Llámalo amor, silencio, dicha, porque ese «poder» está tan contaminado por el pasado que incluso la palabra misma necesita purificarse y tiene connotaciones erróneas.

Este mundo está dominado por personas que en realidad son inferiores pero que intentan ocultar su inferioridad con alguna clase de poder, con cualquier clase de poder.

Osho

La persona sin deseo de poder es una persona satisfecha, feliz, tranquila...

El deseo de poder es la peor enfermedad que padece el ser humano en el mundo entero, y todos los sistemas educativos, todas las religiones, todas las culturas y sociedades fomentan esa enfermedad.

Toda persona quiere que su hijo sea el hombre más importante del mundo. No hay más que oír hablar a las madres sobre sus hijos, como si todas hubieran parido a Alejandro Magno, Iván el Terrible, Stalin, Ronald Reagan. 

Hay millones de personas empeñadas en conseguir poder, y hay que entender que este terrible impulso surge de un vacío en el interior de la persona.

La persona sin deseo de poder es una persona satisfecha, feliz, tranquila, contenta con lo que es. Su ser mismo expresa una inmensa gratitud hacia la existencia; no tiene nada más que pedir. Le han dado lo que le han dado, sin haberlo pedido. Es un simple regalo de la abundancia de la naturaleza.

Osho

Quien vive correctamente, morirá correctamente.

La gente habla de la muerte, sin darse cuenta de que en este momento están vivos. La vida está aquí, antes conócela. ¡Vive totalmente! ¿Por qué hablas de la muerte?

La gente habla de lo que ocurrirá después de la muerte. Sería mejor hablar de lo que te está ocurriendo ahora mismo, después del nacimiento. Y cuando llegue la muerte, ya la afrontaremos. Primero afronta la vida que está aquí ahora; y si puedes afrontar la vida, también serás capaz de afrontar la muerte. Quien vive correctamente, morirá correctamente. Quien ha vivido una vida total, rica, de momento a momento, alerta y consciente, cuando llegue la hora de morir, por supuesto, lo hará de la misma forma. Cuando la muerte se convierta en el presente, él la vivirá. Pero la gente está más preocupada por la muerte que por la vida. Pero si no puedes conocer la vida, ¿cómo se supone que serás capaz de conocer la muerte? La muerte no está separada de la vida, es su culminación. Si te pierdes la vida, no serás capaz de ver la muerte. La muerte llegará, pero tú estarás inconsciente.

Y eso es lo que está ocurriendo. La gente muere en una profunda inconsciencia, en coma. Viven toda su vida en inconsciencia, y si tratas la vida con inconsciencia, ¿cómo se supone que serás capaz de ser consciente antes de la muerte? La muerte ocurrirá en un instante, y la vida es un proceso de setenta u ochenta años. Si ni siquiera han sido suficientes para hacerte consciente, ¿cómo vas a poderlo hacer en un segundo? Solo una persona que ha vivido momento a momento será capaz de ver la muerte, porque si ha vivido la vida momento a momento, la muerte no se le puede escapar. Tiene claridad, una claridad tan intensa, que incluso en un instante, cuando venga la muerte, será capaz de verla. Quien ha sido capaz de ver la vida, automáticamente será capaz de ver la muerte, y entonces uno sabe que uno no es ni vida ni muerte. Uno tan solo es el testigo.

Cuando alguien pregunta qué le ocurre a un hombre iluminado después de la muerte, él mismo no está iluminado. Está preguntando desde su profunda ignorancia, así que es difícil contestarle. Es como si un ciego pregunta qué ocurre cuando sale el Sol por la mañana. ¿Cómo explicárselo? ¿Cómo establecer la comunicación? Es imposible.

Había una vez un hombre ciego, que además era un gran filósofo. Todo el pueblo estaba molesto con él, porque había demostrado lógicamente que la luz no existía. Decía: “Yo tengo manos. Puedo tocar y sentir. Así que mostradme dónde está la luz. Si algo existe, se puede tocar; si algo existe, se puede saborear; si algo existe, y lo golpeas, yo puedo oír el sonido”.

Y los demás se sentían muy molestos, porque no podían conseguir ninguna prueba. Él tenía cuatro sentidos y decía: “Yo tengo cuatro sentidos. Traedme la luz y yo sentiré con mis cuatro sentidos si existe o no”. Y ellos decían: “No puedes ver porque eres ciego”. Él se reía y decía: “Al parecer estáis soñando. ¿Qué son los ojos? ¿Y cómo podéis probar que vuestros ojos ven y los míos no? Habladme de vuestra luz, decidme qué es. Explicádmelo”. No podían hacerlo. Era imposible. Pero se sentían muy deprimidos, porque el hombre estaba ciego y ellos podían ver, y sabían lo que era la luz. ¿Pero cómo explicárselo a un ciego?

Un día Buda vino al pueblo. Entonces llevaron a este filósofo loco, al ciego, ante Buda y le pidieron: “Por favor, intenta explicárselo, nosotros no lo hemos conseguido. Y este hombre es un caso; ha demostrado que la luz no existe porque no se puede tocar, ni oler, ni saborear, ni oír. ¿Así que cómo va a existir? Ahora que has venido, explícaselo, por favor”. Buda les dijo: “¡Sois tontos! No se le puede explicar la luz a un ciego. Es un esfuerzo absurdo. Pero yo conozco a un hombre que es un gran médico. Llevadlo a este hombre, y él tratará sus ojos”.

Llevaron al hombre al médico, lo examinaron. Su ceguera no era incurable. A los seis meses empezó a ver. Fue corriendo a ver a Buda que entonces estaba en otro pueblo. Se postró a sus pies y dijo: “Sí, ahora lo sé”. La luz existe. Ahora sé por qué esos pobres aldeanos no podían probarlo, y también sé que hiciste bien en mandarme a un médico. Lo que necesitaba era tratamiento, no filosofía, no teorías acerca de la luz”.

Cuando una persona ignorante pregunte: “¿Qué le ocurre a un hombre iluminado después de la muerte?”, déjalo. Incluso si pregunta: “¿Qué le ocurre a un hombre iluminado mientras está vivo?”. No se puede explicar. No puede ser explicado. ¿Qué me ha ocurrido a mí? ¿Cómo puedo explicarlo? No hay ninguna posibilidad. Es imposible; hasta que no empieces a ver, hasta que tus ojos no estén abiertos. A no ser que cambies, no se puede explicar nada. La comunicación no es posible, porque la iluminación es una cualidad totalmente diferente de ser, y tú estás completamente ciego a ella.

Osho

cuando te acerques a una persona iluminada, será un mal trago para tu mente

Así pues, cuando te acerques a una persona iluminada, será un mal trago para tu mente, sentirás muchas contradicciones en él. Tu mente dirá: “Este hombre dice una cosa, y luego se contradice. Y unas veces dice una cosa, y luego otra; es inconsistente”. Un hombre religioso es, por la propia naturaleza de su condición, contradictorio; tiene que serlo, porque no busca consistencia, busca la verdad. Busca lo real, y está dispuesto a abandonarlo todo por lo real, lo que quiera que sea lo real. Él no tiene ninguna estructura preconcebida para lo real; no tiene idea de cómo debe ser lo real. Si es inconsistente, es inconsistente. Vale. No tiene nada que decir al respecto. Una mente religiosa simplemente permite que lo real se revele. No tiene idea de cómo debe ser.

Un hombre religioso es pasivo; un hombre lógico, filosófico, científico es agresivo. Toma una idea y, sobre esa idea, estructura la realidad. Luego intenta descubrir lo real alrededor de la idea. La idea no te permitirá descubrir lo real; la propia idea es el obstáculo.

Así que un camino es la lógica, otro es la poesía. La poesía va en contra de la lógica. La lógica es racional, la poesía es irracional. La lógica es lógica, la poesía es imaginación. Hay que recordar esa distinción, porque la religión no es ninguna de las dos: ni lógica, ni poesía.

Tanto la lógica como la imaginación son del ámbito de la mente. Un poeta imagina la realidad. Por supuesto, su realidad es más colorida que la realidad imaginada por un lógico, porque él imagina, y no tiene miedo. Es completamente libre en su imaginación, él no sigue ninguna idea. Él simplemente sueña con la realidad: pero de nuevo es “con”. Él simplemente sueña con la realidad, hace un hermoso todo con sus sueños. Él es colorido, porque en el fondo es fantasía. La lógica es plana, sin color, casi gris; no hay poesía en ella porque carece de imaginación. La poesía es casi contradictoria, porque es imaginación. No le importa. A un poeta no se le pide que sea consistente. Si un poeta escribe hoy un poema, y mañana se contradice en otro, a nadie le importa. La gente dirá que es poesía.

Si un pintor pinta una cosa hoy, y mañana justo lo opuesto, no le pides consistencia, no dices: “¿Qué estás haciendo? Ayer pintaste la luna amarilla y hoy la estás pintando roja. ¿Qué estás haciendo? Te estás contradiciendo”. ¡No! Nadie pregunta; es poesía, la pintura es poesía, la escultura es poesía, y al poeta se le permite toda la libertad. pero la poesía es imaginación.

La mente tiene dos centros: el pensamiento y la imaginación. Pero ambos son de la mente; y la religión está más allá, más allá de ambos centros, no pertenece en absoluto a la mente. No es ni ciencia ni poesía; o es ambas. Por eso el misticismo de la religión es más profundo que el de la poesía. La religión simplemente deja la mente, con todos sus centros, y luego mira. Es como si te quitaras las gafas y miraras. La mente se puede quitar porque es un mecanismo; tú no eres la mente. La mente es como una ventana. Estás ahí y miras a través de la ventana, entonces el marco de la ventana, la luna ha
salido, y el cielo es precioso, pero tu cielo estará enmarcado por la ventana. Y si los cristales de la ventana son de algún color, entonces tu cielo estará coloreado por la ventana.

La religión es simplemente salir de la casa por completo; mirar directamente a la realidad, no a través de ninguna ventana, no a través de ninguna puerta, no a través de ningún cristal, no a través de ningún concepto, sino simplemente mirándola tal como es, poniendo a un lado la mente. Es difícil, porque tú estás tan identificado con la mente que te has olvidado por completo que se puede poner a un lado. Pero esa es toda la metodología de la religión: todo el yoga, el tantra, y todo lo demás, no son más que técnicas para poner la mente a un lado, para romper la identificación con la mente, y luego mirar. Entonces lo que quiera que sea la realidad es revelado: es revelado lo que es. Recuérdalo.

Osho

Se ama y se odia a la misma persona;

La lógica dice que la vida es vida y no puede ser nunca muerte. ¿Cómo va a ser muerte la vida? Pero en la realidad, la vida a cada momento está yendo hacia la muerte. La vida es muerte.

La lógica dice que el amor es amor y no puede ser nunca odio; pero el amor a cada momento está yendo hacia el odio, y el odio está yendo a cada momento hacia el amor. Se ama y se odia a la misma persona; cuanto más profundo es el amor, más profundo es el odio. El odio y el amor son las dos caras de una misma moneda. ¿Puedes odiar a una persona sin amarla? ¿Cómo vas a odiar a una persona sin amarla? Antes hay que amar, solo entonces se puede odiar. El primer paso para odiar es amar. ¿Cómo te vas a enemistar con una persona con quien nunca has tenido amistad?

Los amigos y los enemigos solo están separados en la lógica; en la realidad están juntos. Si observas tu odio atentamente, verás que oculta amor.

La muerte nace contigo, en el mismo momento. El nacimiento es el principio de la muerte, y la muerte es la culminación del nacimiento. Heráclito dice: Dios es vida y muerte, verano e invierno, hambre y saciedad, bien y mal.
Siempre ambos. Y Dios es la realidad.

Osho

Solo cuando eres real puedes conocer lo real.

Un ex emperador preguntó al maestro Gudo:
¿Qué le ocurre a un hombre de iluminación
después de la muerte?
Gudo contesto:
¿Cómo voy a saberlo?
El ex emperador inquirió:
¿Cómo? Porque eres un maestro.
Gudo replicó:
Sí, señor, ¡pero no uno muerto!

El hombre es ignorante de lo real. Y lo real es difícil de conocer porque, para conocerlo, antes tienes que serlo. Solo los iguales se pueden conocer entre sí.

El hombre es falso. El hombre, tal como es ahora, es un gran hipócrita. Él mismo no es real. Ha perdido por completo su cara original. Tiene muchas caras, pero ni él mismo conoce su cara original: su propia cara.

El hombre es un imitador. Imita a los demás, y, con el tiempo, se olvida por completo de que él tiene su propio y único ser.

Solo cuando eres real puedes conocer lo real. Es un esfuerzo tremendo; arduo es el camino. Así que el hombre intenta una artimaña. Piensa en lo real: filosofando, teorizando, creando sistemas mentales acerca de real. Eso es la filosofía: una artimaña de la mente para engañarse a uno mismo acerca de su ignorancia, acerca de su no conocimiento de lo real. Por eso abundan las filosofías y todo el mundo vive en conceptos y teorías. Hindúes, musulmanes, cristianos, jainas, budistas; hay millones de conceptos.

Y son baratos, no necesitas cambiarte a ti mismo; solo necesitas una mente de una inteligencia normal, una mente mediocre. No hace falta un coeficiente intelectual elevado, así que no hay ningún problema. Puedes adoptar los conceptos y ocultarte tu ignorancia a ti mismo. La filosofía no es más que un método para ocultar: uno empieza a sentir que sabe, sin saber en absoluto; uno empieza a sentir que ha llegado, sin ni siquiera haber dado el primer paso.

La filosofía es la mayor de las enfermedades, y una vez que te ha capturado es muy difícil salirse de ella porque satisface profundamente al ego. Uno siente dolor cuando llega a conocer su propia ignorancia. Y la ignorancia es total y absoluta; tú no sabes nada en absoluto. Tú simplemente estás en oscura ignorancia, y eso duele. A uno le gustaría saber algo, por lo menos algo, y la filosofía te da un consuelo: te da teorías, y si tienes una inteligencia normal, eso te valdrá; las teorías son algo que tú puedes aprender, con ellas puedes crear tu propio sistema, tu filosofía, y así te sientes cómodo. 

Entonces no solo sabes, sino que además puedes enseñar a otros, puedes aconsejar a otros, puedes ir por ahí mostrando tu saber a otros; y todo arreglado, se olvida la ignorancia.

La filosofía es una construcción lógica acerca de la realidad: acerca de y acerca de, nunca es lo real. Va dando vueltas y vueltas, dando palos de ciego, pero nunca golpea en el centro de lo real. No lo puede hacer, eso no es posible para la filosofía. ¿Por qué no es posible? Porque la filosofía se basa en la lógica, y la realidad está más allá de la lógica.

Osho

sábado, 14 de diciembre de 2013

¿De qué puede servirte el éxito?

En última instancia, el nombre y la fama carecen de importancia; lo único que
cuenta a la hora de la verdad es cómo hayas vivido cada momento de tu vida. ¿Con
alegría? ¿Como una fiesta? ¿Has sido feliz con las pequeñas cosas? Al darte un baño,
tomar té, barrer el suelo, pasear por el jardín, plantar árboles, hablar con un amigo o
mientras estabas sentado en silencio con la persona amada o mirando la luna o
simplemente escuchando el canto de los pájaros, ¿eras feliz en esos momentos? ¿Fue
cada uno de ellos un momento de transformación de felicidad luminosa? ¿Irradiaba
alegría? Eso es lo que importa.

Osho

sé total y olvídate de ser perfecto.

No hay que preocuparse por la perfección. Es mejor sustituir la palabra «perfección»
por «totalidad». No hay que pensar en ser perfecto, sino en ser total.
La totalidad te proporcionará una dimensión diferente.

En eso consisten mis enseñanzas: sé total y olvídate de ser perfecto. Hagas lo que
hagas, hazlo totalmente; no perfecta, sino totalmente. ¿Cuál es la diferencia? Cuando
estás enfadado, el perfeccionista dirá: «No está bien enfadarse. La persona perfecta
nunca se enfada». Eso es una tontería, porque sabemos que Jesús estaba enfadado.

Estaba realmente enfadado con la religión tradicional, con los sacerdotes, con los
rabinos, tanto que sin la ayuda de nadie expulsó a los mercaderes del templo, látigo en
mano. Gritaba tanto y su furia era tan intensa, tan apasionada, que todos se asustaron.
No es simple coincidencia que el pueblo en cuyo seno nació fuera el que lo mató.
Estaba realmente furioso y se rebeló.

Recuerda que el perfeccionista dirá: «No te enfades». ¿Y qué haces entonces?
Reprimir tu furia, tragártela, y así se convertirá en un lento envenenamiento de tu ser.
Serás capaz de reprimirla pero entonces te convertirás en una persona colérica, y eso sí
es malo. Un estallido de cólera de vez en cuando tiene su propia función, su propia
belleza, su humanidad. Una persona incapaz de enfadarse no tiene entrañas, no tiene
carácter.

Una persona incapaz de enfadarse tampoco podrá amar, porque para ambas cosas
hace falta pasión, y es la misma pasión. La persona incapaz de odiar tampoco podrá
amar; ambas cosas van unidas. Su amor será frío. Y debemos recordar que más vale un
odio cálido que un amor frío. Al menos es humano, tiene intensidad, tiene vida, respira.

Y quien ha perdido la pasión será una persona sosa, anquilosada, como muerta, y
toda su vida será pura cólera. No la expresará, sino que seguirá reprimiéndola. La
cólera se irá acumulando, una capa sobre otra, hasta que simplemente sea una persona
colérica. No hay más que ver a los llamados mahatmas y santos: son personas coléricas.
Creen haber controlado su cólera, pero ¿qué se puede hacer con una cólera controlada?
Tragársela. Y entonces, ¿adonde va a parar? Es algo tuyo, forma parte de ti, y en ti
seguirá, sin expresión.

Siempre que se expresa la cólera, te libras de ella, y tras la cólera puedes volver a
sentir compasión. Una vez calmadas la cólera y la tormenta, puedes volver a sentir el
silencio del amor. Existe un ritmo entre el odio y el amor, la cólera y la compasión. Si
renuncias a uno de ellos, el otro desaparecerá. Y la ironía está en que, renuncies a lo que
renuncies, simplemente te lo tragarás y pasará a formar parte de tu organismo. Te
enfadarás sin razón alguna, de una forma irracional. Se reflejará en tus ojos, en tu
tristeza, en tu expresión sombría y seria. Serás incapaz de disfrutar.

Cuando digo que se debe sustituir la perfección por la totalidad, me refiero a que
cuando te enfades lo hagas totalmente, por completo. Sé cólera, cólera pura. Tiene su
belleza. Y el mundo mejorará cuando aceptemos la cólera como parte de la humanidad,
como parte del juego de las polaridades. No puede existir el este sin el oeste, ni la noche
sin el día, ni el verano sin el invierno.

Hemos de aceptar la vida en su totalidad, porque existe cierto ritmo, cierta
polaridad.

Osho

El perfeccionismo es el origen de todas las neurosis


El perfeccionismo es el origen de todas las neurosis. A menos que la humanidad se
olvide de la idea de la perfección, nunca estará cuerda. La idea misma de la perfección
ha llevado a la humanidad entera a la locura. Pensar en términos de perfección significa
pensar en términos de ideología, objetivos, lo que debería y no debería hacerse.

Tienes que seguir un modelo y si no lo consigues te sentirás terriblemente culpable,
pecador. Y el modelo tendrá tales características que nunca podrás seguirlo. Si lo
consigues, no tendrá gran valor para el ego.

De modo que la característica intrínseca del ideal perfeccionista consiste en que no
puede alcanzarse, y solo así vale la pena alcanzarlo. ¿Comprendes la contradicción? Y esa
contradicción provoca esquizofrenia: intentas hacer lo imposible, algo que sabes
perfectamente que no va a ocurrir, que no va a ocurrir por la naturaleza misma de las
cosas. Si pudiera ocurrir no sería tal perfección; cualquiera podría hacerlo. Entonces el
ego no encuentra mucho de lo que alimentarse, no tiene nada que le sirva para crecer.

El ego necesita lo imposible, y por su propia naturaleza, lo imposible no ocurre.
De modo que solo quedan dos alternativas. Una, que empieces a sentirte culpable.
Si eres inocente, sencillo, inteligente, empezarás a sentirte culpable, y la culpa es un
estado enfermizo. Yo no estoy aquí para contribuir a ese sentimiento de culpa. Aúno
todos mis esfuerzos para ayudarte a que te libres de toda culpa. En cuanto te libras de
ella, estalla el júbilo. Y la culpa tiene su origen en la idea de la perfección.

La segunda alternativa consiste en lo siguiente: si eres astuto, te volverás hipócrita,
empezarás a fingir que lo has conseguido. Engañarás a otros e incluso intentarás
engañarte a ti mismo. Empezarás a vivir en medio de espejismos, de alucinaciones, y
eso es sumamente pecaminoso, irreligioso, pernicioso.

Fingir, llevar una vida de fingimientos es mucho peor que la vida que lleva una
persona con sentimiento de culpa. Al menos, la persona que se siente culpable es
sencilla, pero quien finge, el hipócrita, el santo, el llamado sabio, el mahatma, es un
sinvergüenza. Es sobre todo inhumano, inhumano consigo mismo porque se reprime, y
esa es la única forma de fingimiento.

Tiene que reprimir todo cuanto en él vaya en contra de la perfección. Le hervirá la
sangre, estará que arde, y su rabia saldrá al exterior de mil maneras, sutiles, indirectas,
pero aflorará.

Osho

Olvídate de las teorías y presta atención a los hechos.

Un emperador le pidió a un místico sufí que fuera a su corte a orar por
ellos. El místico acudió a la cita, pero se negó a orar. Dijo:

—No puedo hacerlo. ¿Cómo podría rezar por vosotros? —E insistió—: Hay unas
cuantas cosas que hemos de hacer nosotros mismos. Por ejemplo, si quieres hacer el
amor con una mujer, tienes que hacerlo tú, tú mismo. Yo no puedo hacerlo por ti ni en
tu nombre. Si tienes que sonarte la nariz, tienes que hacerlo tú, porque yo no puedo
sonarme la nariz por ti; no serviría de nada. Y es lo mismo con la oración. ¿Cómo puedo
yo orar por nadie? Ora por ti mismo, porque yo también puedo orar por mí mismo.
Cerró los ojos y se sumergió en la oración.

ESO ES LO QUE YO PUEDO HACER. El problema ha desaparecido para mí, pero no ha
desaparecido gracias a la respuesta que me haya dado nadie. Yo no le he preguntado
nada a nadie. Aún más; todo mi esfuerzo ha consistido en no hacer caso a las respuestas
que me han dado los demás con tanta generosidad.

La gente no para de darte consejos. Con los consejos son muy generosos. A lo
mejor no lo son con otras cosas, pero con los consejos son estupendos. Tanto si los
pides como si no, te los dan.

El consejo es lo único que se da en gran cantidad y lo único que no se acepta. Nadie
lo acepta. 

Me han contado que un día estaban dos vagabundos sentados bajo un árbol y uno
le dijo al otro:

—Yo he acabado en este estado por no hacer caso a los consejos de nadie.
Y el otro replicó:
—Amigo, yo he acabado así por haber seguido los consejos de todo el mundo.

Tienes que hacer tu propio viaje. Estás helado; lo sé. Eres desgraciado; lo sé.
La vida es dura; también lo sé. Y no tengo ningún consuelo para ti, ni creo que yo pueda
consolarte, porque todo consuelo se convierte en un aplazamiento. La osa le dice al
osezno: «Sí, tu padre era un oso polar», y durante un rato el osezno intenta no morirse
de frío porque supuestamente los osos polares no pasan frío, pero no le sirve de nada.
Vuelve a preguntar: «Mamá, ¿mi abuelo también era un oso polar?». Intenta saber lo
siguiente: «¿Hay algo en mi herencia que va mal y por eso tengo tanto frío?». Y la madre
contesta: «Sí, tu abuelo también era un oso polar». Vuelve a intentar aplazar el frío, pero
no se puede. Se puede retrasar un poco, pero vuelve.
No se puede rehuir la realidad.

Teorizar tampoco sirve de ayuda. Olvídate de las teorías y presta atención a los
hechos. ¿Te sientes deprimido? Tienes que indagar en la depresión. ¿Estás enfadado?
Tienes que indagar en ese enfado. ¿Sientes deseos sexuales? Pues olvídate de lo que
digan los demás; indaga en tu interior. Es tu vida y tú tienes que vivirla. No pidas nada
prestado, no aceptes nada de segunda mano. Dios ama a las personas de primera
mano. No parece que le gusten las copias. Sé una persona original, individual, sé tú
mismo e indaga en tus problemas.

Y solo puede decirte una cosa: que en tu problema está oculta la solución. El
problema es simplemente una semilla. Si profundizas en él, brotará la solución. Tu
ignorancia es la semilla. Si profundizas en ella, florecerá el conocimiento. El problema
consiste en el frío que sientes, en los escalofríos. Adéntrate en ellos, y surgirá el calor.
En realidad te lo dan todo: la pregunta y la respuesta, el problema y la solución, la
ignorancia y el conocimiento. Solo tienes que mirar en tu interior.

Osho