lunes, 30 de septiembre de 2013

Cuando dependes del otro siempre hay infelicidad

¿Cómo puede ser el amor una necesidad? El amor es un lujo.
El amor es abundancia. El amor es tener tanta vida que no sabes qué hacer con ella, y por eso la compartes. Es tener tantas canciones en tu corazón que necesitas cantarlas, sin importar que alguien las esté escuchando o no. Tendrás que seguir cantando tu canción y bailando tu baile aunque no te escuche nadie. El otro puede recibirlo o perdérselo, pero en lo que a ti respecta, estás emanándolo, estás rebosante.

Los ríos no fluyen para ti; aunque tú no estés, seguirán fluyendo. No fluyen porque tienes sed, no fluyen porque tus campos están sedientos; simplemente fluyen. Puedes saciar tu sed o puedes perdértelo; eso depende de ti. El río no estaba fluyendo para ti, simplemente estaba fluyendo. Casualmente, puedes aprovechar el agua para regar tus campos; casualmente, puedes obtener agua para lo que necesites.

Cuando dependes del otro siempre hay infelicidad. En cuanto
dependes, empiezas a sentirte desgraciado, porque la dependencia es una esclavitud. Entonces, empiezas a vengarte de forma sutil, porque la persona de la que dependes empieza a tener poder sobre ti. A nadie le gusta estar bajo el poder de otra persona, a nadie le gusta depender, porque la dependencia mata la libertad. Y el amor no puede florecer en la dependencia, el amor es una flor de libertad: necesita espacio, necesita espacio absoluto. El otro no puede interferir. El amor es muy delicado.


Osho

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