sábado, 21 de septiembre de 2013

Haz que todo sea creativo, saca lo mejor de lo peor, a esto es a lo que yo llamo arte de vivir.

 Si una persona vive su vida haciendo de cada momento y cada etapa algo bello, con amor, con alegría, naturalmente su muerte será la cima absoluta de todo el esfuerzo de su vida. Serán los últimos retoques... su muerte no será horrible como le sucede normalmente a todo el mundo.

Si la muerte es horrible, significa que tu vida ha sido una pérdida de
tiempo. La muerte debería ser una aceptación pacífica, una entrada
amorosa en lo desconocido, una alegre despedida de los viejos amigos, del viejo mundo. No debería ser trágica.

Lin Chi, un maestro zen, estaba muriendo. Miles de discípulos se
habían reunido para escuchar su último sermón, sin embargo, Lin Chi
yacía feliz, sonriente, pero no dijo ni una palabra.

Al ver que iba a morir y todavía no había dicho ni una palabra,
alguien le recordó a Lin Chi... se trataba de un viejo amigo, maestro por
derecho propio... No era discípulo de Lin Chi, por eso le pudo decir:
—Lin Chi, ¿te has olvidado de decir tus últimas palabras? Siempre
dije que tenías buena memoria. Estás a punto de morir... ¿te has
olvidado?
Lin Chi dijo:
—Escucha. —En el tejado había dos ardillas corriendo y alborotando y
dijo—: ¡Qué bonito!

Durante un instante, cuando dijo: «Escucha», hubo un silencio
absoluto. Todo el mundo creía que iba a decir algo importante, pero sólo se oyó pelear a las dos ardillas que estaban corriendo y alborotando en el tejado... Y sonrió y murió. Pero había comunicado su último mensaje: no inventes cosas pequeñas o grandes, triviales o importantes. Todo es importante. En ese momento, la muerte de Lin Chi era tan importante como las dos ardillas corriendo sobre el tejado, no había ninguna diferencia. En la existencia todo es igual.  Era su filosofía, su enseñanza: no hay nada que sea grande, ni nada que sea pequeño; depende de ti, en lo que tú lo conviertas.


Osho

No hay comentarios:

Publicar un comentario