sábado, 21 de septiembre de 2013

Transforma en celebración las cosas sin importancia.

La verdadera celebración debería brotar de tu vida, en tu vida.
La verdadera celebración no se puede regir por el calendario: el
primero de noviembre tienes que celebrar. Es curioso, estás sufriendo
durante todo el año y, de repente, ¿el primero de noviembre dejas de sufrir y te pones a bailar? O era falso el sufrimiento o es falso el primero de noviembre, pero ambos no pueden ser verdad. Y cuando pasa el primero de noviembre vuelves a tu agujero, todo el mundo vuelve a ser desdichado, todo el mundo vuelve a sus preocupaciones.

La vida debería ser una celebración constante, un festival de fuegos
artificiales durante todo el año. Sólo entonces podrás crecer, podrás
florecer.

Transforma en celebración las cosas sin importancia.
En Japón, por ejemplo, celebran la ceremonia del té. En todos los
monasterios zen y en la casa de cualquier persona que se lo pueda
permitir existe un pequeño templo para tomar el té. El té ya no es algo
ordinario y profano, lo han transformado en una celebración. El templo
para tomar el té se construye de una determinada manera: dentro de un hermoso jardín, con un bonito estanque; cisnes en el estanque y flores alrededor. Los invitados llegan y tienen que dejar sus zapatos fuera; esto es un templo. Y cuando entras en el templo no puedes hablar; tienes que dejar atrás tu mente, tus pensamientos y tus palabras, junto a los zapatos. Te sientas en postura de meditación y la anfitriona, la mujer que te está preparando el té, tiene unos movimientos tan delicados que parece que estuviera bailando, dando vueltas y preparando el té, colocando las tazas y los platos delante de ti como si fueses un dios. Con un gran respeto... ella se inclinará, y tú debes recibir el té con el mismo respeto.

El té se prepara en un samovar especial que emite bellos sonidos,
tiene su propia música. Todo el mundo debe detenerse primero a escuchar la música del té, esto forma parte de la ceremonia del té. Todo el mundo está en silencio, escuchando... fuera, en el jardín, pían los pájaros y el samovar.., el té crea su propia música.. Estás rodeado de paz...  Cuando el té está listo se vierte en cada taza, y no se debe beber
como se hace en cualquier parte. Primero debes oler el aroma del té.
Debes beber un sorbo como si viniese del más allá, tómate tu tiempo, no hay prisa. Quizá alguien empiece a tocar la flauta o la cítara. Es un hecho cotidiano, sólo es té, sin embargo lo han convertido en una hermosa fiesta religiosa. Todo el mundo sale de ahí renovado, descansado, sintiéndose más joven, sintiéndose más animado.

Y si se puede hacer con el té, se puede hacer con todo: con la ropa,
con la comida. La gente vive adormilada; de lo contrario, cualquier tela,
cualquier ropa tiene su propia belleza y nos da una determinada sensación. Si eres sensible, la ropa no servirá sólo para cubrir tu cuerpo, sino que será algo que exprese tu individualidad, algo que exprese tu gusto, tu cultura, tu ser. Todo lo que hagas debería ser una expresión de ti, y debería llevar tu firma.

De esta forma, la vida se convierte en una celebración constante.
Aunque estés enfermo y tumbado en la cama, convertirás estos momentos en la cama en momentos de belleza y alegría, en momentos de relajación y descanso, en momentos de meditación, en momentos para escuchar música o poesía. No deberías estar triste porque estés enfermo.

Deberías alegrarte de que todo el resto de la gente esté en la oficina y tú
estés en la cama como un rey, relajándote... alguien te está preparando
un té, el samovar está cantando una canción, un amigo se ha ofrecido
para venir a tocar la flauta para ti...

Estas cosas son más importantes que ninguna medicina. Si estás
enfermo, llama a un médico. Pero es más importante que llames a las
personas que te quieren, porque no hay mejor medicina que el amor.
Llama a la gente que puede crear belleza, música y poesía a tu alrededor, porque no hay nada tan sanador como un espíritu de celebración.


Osho

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