A
veces, limítate a
no hacer nada. Relájate en el césped y mira al Cielo. A veces,
cierra los ojos y simplemente mira tu mundo interior, los pensamientos que se
mueven, flotan; los deseos que aparecen y se van.
Observa
el colorido mundo de los sueños que hay en tu interior. Simplemente observa. No digas: «Quiero
detener estos pensamientos», porque, de nuevo, habrás entrado en el modo de la
acción. No digas:
«Estoy
meditando, marchaos! Alejaos de mí todos los pensamientos», porque si empiezas
a decir esto, habrás empezado a hacer algo. Haz como si no existieras...
En
algunos monasterios de Tíbet todavía se sigue usando una de las meditaciones
más antiguas. Esa meditación se basa en la verdad que te estoy contando. Te
enseñan que, a veces, simplemente puedes desaparecer. Sentado en el jardín,
empiezas a sentir que desapareces.
Fíjate
en el mundo cuando tú has desaparecido, cuando ya no estás allí, cuando te has
vuelto totalmente transparente. Intenta no ser durante un solo segundo.
En tu casa haz
como si no existieras. Imagínatelo,
un día ya no
estarás aquí. Un día habrás desaparecido, estarás muerto; la radio
seguirá sonando, tu mujer seguirá haciendo el desayuno, los niños seguirán
preparándose para ir al colegio. Imagínatelo: hoy no estás, no existes.
Vuélvete un fantasma. Sentado en tu silla, desaparece, simplemente piensa: «Ya
no tengo realidad. No existo.» Y fíjate en cómo sigue funcionando la casa.
Habrá una paz y un silencio enormes. Todo continuará como está. Todo seguirá
estando igual sin ti. No se echará nada en falta. Entonces, ¿qué sentido tiene
el estar siempre ocupado, haciendo algo, obsesionado con la acción? ¿Qué
sentido tiene?
Tú
desaparecerás, y todo lo que hayas hecho desaparecerá; es como si hubieses
escrito tu nombre en la arena, llegase un viento y lo borrase.., se acaba todo.
Sé como si no
hubieses existido nunca.
Es
una hermosa meditación. Puedes intentarlo muchas veces a lo largo de
veinticuatro horas. Basta con medio segundo; detente durante medio segundo.., no existes.., el
mundo continúa. Cuanto más consciente te vuelvas del hecho de que el
mundo funciona perfectamente sin ti, serás capaz de aprender la otra parte de
tu ser que ha sido rechazada durante tanto
tiempo, durante tantas vidas; éste es el modo receptivo; Permítelo, conviértete
en una puerta. Las cosas siguen sucediendo sin ti.
Esto
es lo que quería decir Buda cuando dijo: «Conviértete en un tronco a la deriva.» Flota en
la corriente como si fueses un tronco, y permite que la corriente te transporte
dondequiera que vaya; no hagas ningún esfuerzo. El planteamiento budista
pertenece al modo receptivo. Por eso ves
a Buda sentado debajo de un árbol. En todas las imágenes Buda aparece sentado,
sentado sin hacer nada. Simplemente está sentando, sin hacer nada.
Osho
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