miércoles, 23 de octubre de 2013

«Conviértete en un tronco a la deriva.»

A veces, limítate a no hacer nada. Relájate en el césped y mira al Cielo. A veces, cierra los ojos y simplemente mira tu mundo interior, los pensamientos que se mueven, flotan; los deseos que aparecen y se van.

Observa el colorido mundo de los sueños que hay en tu interior.  Simplemente observa. No digas: «Quiero detener estos pensamientos», porque, de nuevo, habrás entrado en el modo de la acción. No digas:
«Estoy meditando, marchaos! Alejaos de mí todos los pensamientos», porque si empiezas a decir esto, habrás empezado a hacer algo. Haz como si no existieras...

En algunos monasterios de Tíbet todavía se sigue usando una de las meditaciones más antiguas. Esa meditación se basa en la verdad que te estoy contando. Te enseñan que, a veces, simplemente puedes desaparecer. Sentado en el jardín, empiezas a sentir que desapareces.

Fíjate en el mundo cuando tú has desaparecido, cuando ya no estás allí, cuando te has vuelto totalmente transparente. Intenta no ser durante un solo segundo.

En tu casa haz como si no existieras.  Imagínatelo, un día ya no estarás aquí. Un día habrás desaparecido, estarás muerto; la radio seguirá sonando, tu mujer seguirá haciendo el desayuno, los niños seguirán preparándose para ir al colegio. Imagínatelo: hoy no estás, no existes. Vuélvete un fantasma. Sentado en tu silla, desaparece, simplemente piensa: «Ya no tengo realidad. No existo.» Y fíjate en cómo sigue funcionando la casa. Habrá una paz y un silencio enormes. Todo continuará como está. Todo seguirá estando igual sin ti. No se echará nada en falta. Entonces, ¿qué sentido tiene el estar siempre ocupado, haciendo algo, obsesionado con la acción? ¿Qué sentido tiene?

Tú desaparecerás, y todo lo que hayas hecho desaparecerá; es como si hubieses escrito tu nombre en la arena, llegase un viento y lo borrase.., se acaba todo. Sé como si no hubieses existido nunca.

Es una hermosa meditación. Puedes intentarlo muchas veces a lo largo de veinticuatro horas. Basta con medio segundo; detente durante medio segundo.., no existes.., el mundo continúa. Cuanto más consciente te vuelvas del hecho de que el mundo funciona perfectamente sin ti, serás capaz de aprender la otra parte de tu ser que ha sido rechazada durante tanto tiempo, durante tantas vidas; éste es el modo receptivo; Permítelo, conviértete en una puerta. Las cosas siguen sucediendo sin ti.

Esto es lo que quería decir Buda cuando dijo: «Conviértete en un tronco a la deriva.» Flota en la corriente como si fueses un tronco, y permite que la corriente te transporte dondequiera que vaya; no hagas ningún esfuerzo. El planteamiento budista pertenece al modo receptivo.  Por eso ves a Buda sentado debajo de un árbol. En todas las imágenes Buda aparece sentado, sentado sin hacer nada. Simplemente está sentando, sin hacer nada.


Osho

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