lunes, 28 de octubre de 2013

Vuélvete cada vez más consciente y tendrás más madurez

¿Cuál es la relación entre conciencia y madurez?»
La conciencia es el método; la maduración es el resultado. Vuélvete cada vez más consciente y tendrás más madurez; por eso te enseño conciencia y no hablo de la madurez. Te ocurrirá si eres consciente. Hay tres etapas en la conciencia.

Primero, hazte consciente de tu cuerpo al caminar, al cortar leña o transportar agua desde el pozo. Sé observador, estate alerta, atento, consciente. No vayas haciendo cosas como si fueses un zombi, un sonámbulo, un autómata.

Cuando te hayas vuelto consciente de tu cuerpo y sus actos, podrás profundizar más, hacia tu mente y sus actividades: pensamientos, imaginación, proyecciones. Cuando seas muy consciente de la mente, te llevarás una sorpresa.

Cuando seas consciente de los procesos corporales, también te
llevarás una sorpresa. Puedo mover la mano mecánicamente, y puedo moverla de una forma plenamente consciente. Cuando muevo la mano de una forma consciente, hay gracia, hay belleza.

Puedo hablar sin conciencia. Hay oradores, y predicadores... Yo no sé nada de oratoria; nunca he estudiado el arte de hablar porque me parece ridículo. Basta con tener algo que decir. Pero os estoy hablando con plena conciencia, cada palabra, cada pausa... No soy un orador, no soy un predicador.

Pero cuando estoy hablando se convierte en un arte. Toma los
matices de la poesía y la música. Cuando hablas con conciencia es inevitable que esto suceda. Cada gesto, cada palabra tiene su propia belleza. Hay gracia.

Cuando te vuelves consciente de la mente, estás listo para una
sorpresa mayor. Cuanto más consciente te vuelvas, menos pensamientos te encontrarás en el camino. Cuando tienes un ciento por ciento de pensamientos, no hay conciencia. Cuando tienes un uno por ciento de conciencia, hay un noventa y nueve por ciento de pensamientos, va en proporción directa.

Cuando tienes el noventa y nueve por ciento de conciencia, sólo tienes el uno por ciento de pensamientos, porque se trata
de la misma energía.

A medida que te vas volviendo más consciente, ya no queda energía para los pensamientos, se van muriendo. Cuando eres un ciento por ciento consciente, la mente se vuelve absolutamente silenciosa. Ése es el momento de profundizar más.

El tercer paso: hacerse consciente de los sentimientos, los estados de ánimo, las emociones. En otras palabras, primero el cuerpo y sus actos; en segundo lugar, la mente y su actividad, y en tercer lugar, el corazón y sus funciones.

Cuando vas al corazón y llevas ahí tu conciencia, volverás a encontrarte con una sorpresa. Todo lo bueno aumenta y todo lo malo empieza a desaparecer. El amor aumenta, el odio desaparece. La compasión aumenta, la rabia desaparece. El compartir aumenta, la avaricia desaparece.

Cuando eres completamente consciente del corazón, llega la última sorpresa, la más grande: no tienes que dar ningún paso.

Espontáneamente, hay un salto cuántico. Desde el corazón, de repente te encuentras en tu ser, en el mismo centro de tu ser.
Ahí sólo eres consciente de ese darte cuenta, sólo eres consciente de la conciencia. Ya no tienes que tener conciencia de nada más, no queda nada de lo que ser consciente. Y ésta es la pureza absoluta. Esto es lo que llamo iluminación.


Osho

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