¿Cuál es la relación entre conciencia y madurez?»
La conciencia es el
método; la maduración es el resultado. Vuélvete cada vez
más consciente y tendrás más madurez; por eso te enseño conciencia y
no hablo de la madurez. Te ocurrirá si eres consciente. Hay tres etapas en la
conciencia.
Primero, hazte consciente de tu cuerpo al caminar, al cortar leña o transportar
agua desde el pozo. Sé observador, estate alerta, atento, consciente. No vayas
haciendo cosas como si fueses un zombi, un sonámbulo, un autómata.
Cuando te hayas vuelto consciente de tu cuerpo y sus actos, podrás profundizar
más, hacia tu mente y sus actividades: pensamientos, imaginación, proyecciones.
Cuando seas muy consciente de la mente, te llevarás una sorpresa.
Cuando seas consciente de los procesos corporales, también te
llevarás una sorpresa. Puedo mover la mano mecánicamente, y puedo moverla
de una forma plenamente consciente. Cuando muevo la mano de una forma
consciente, hay gracia, hay belleza.
Puedo hablar sin conciencia. Hay oradores, y predicadores... Yo no sé nada
de oratoria; nunca he estudiado el arte de hablar porque me parece ridículo.
Basta con tener algo que decir. Pero os estoy hablando con plena conciencia,
cada palabra, cada pausa... No soy un orador, no soy un predicador.
Pero cuando estoy hablando se convierte en un arte. Toma los
matices de la poesía y la música. Cuando hablas con conciencia es inevitable
que esto suceda. Cada gesto, cada palabra tiene su propia belleza. Hay gracia.
Cuando te vuelves consciente de la mente, estás listo para una
sorpresa mayor. Cuanto más consciente te vuelvas, menos pensamientos te
encontrarás en el camino. Cuando tienes un ciento por ciento de pensamientos,
no hay conciencia. Cuando tienes un uno por ciento de conciencia, hay un
noventa y nueve por ciento de pensamientos, va en proporción directa.
Cuando tienes el noventa y nueve por ciento de conciencia, sólo tienes
el uno por ciento de pensamientos, porque se trata
de la misma energía.
A medida que te vas
volviendo más consciente, ya no queda energía para los pensamientos, se van
muriendo. Cuando eres un ciento por ciento consciente, la mente se vuelve absolutamente
silenciosa. Ése es el momento de profundizar más.
El tercer paso: hacerse consciente de los sentimientos, los estados de
ánimo, las emociones. En otras palabras, primero el cuerpo y sus actos; en
segundo lugar, la mente y su actividad, y en tercer lugar, el corazón y sus
funciones.
Cuando vas al corazón y llevas ahí tu conciencia, volverás a encontrarte
con una sorpresa. Todo lo bueno aumenta y todo lo malo empieza a desaparecer.
El amor aumenta, el odio desaparece. La compasión aumenta, la rabia desaparece.
El compartir aumenta, la avaricia desaparece.
Cuando eres
completamente consciente del corazón, llega la última sorpresa, la más grande:
no tienes que dar ningún paso.
Espontáneamente, hay
un salto cuántico. Desde el corazón, de repente te encuentras en tu ser, en el
mismo centro de tu ser.
Ahí sólo eres
consciente de ese darte cuenta, sólo eres consciente de la conciencia. Ya no
tienes que tener conciencia de nada más, no queda nada de lo que ser
consciente. Y ésta es la pureza absoluta. Esto es lo que llamo iluminación.
Osho
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