Para mí, una persona religiosa es aquella que está totalmente viva, intensamente viva,
inflamada de amor, consciente de la enorme belleza que hay a su alrededor, y
que tiene el valor de gozar con cada momento de vida y de muerte a la vez.
Sólo puede continuar la canción de la persona que es capaz de gozar con la vida
y con la muerte. Da lo mismo si está sucediendo la vida o la muerte, su canción
no es alterada, su baile no disminuye.
Solamente es religioso un espíritu así de aventurero, un peregrino de la
existencia con esta actitud. Pero en el nombre de la religión, el
hombre ha recibido sustitutos pobres, falsos, de mentira, insignificantes
juguetes con los que entretenerse. Adorando estatuas, repitiendo mantras
creados por el hombre, rindiendo homenaje a quienes han sido cobardes y escapistas, y a quienes no fueron capaces de vivir la vida porque
tenían tanto miedo a la muerte y llamando a esas personas santas, la religión
ha desviado al hombre de su auténtica religiosidad.
No tienes que preocuparte
por la vejez. Y es mucho más hermoso cuando las personas
empiezan a pensar en ti como un anciano. Significa que has alcanzado la
verdadera trascendencia, que has vivido todo lo que tenías que vivir, ahora eres
maduro. No has renunciado a nada, sino que has pasado a través
de todas las experiencias.
Ahora tienes
tanta experiencia que ya no necesitas volver a pasar por todas esas
experiencias. Esto es trascender.
Deberías celebrarlo, y me gustaría que todo el mundo entendiera esa celebración
que es nuestro derecho natural, aceptando con profunda gratitud la vejez y la
consumación final de la vejez, que es la muerte. Si no estás agradecido, si no puedes reírte —si
no puedes desaparecer en la eternidad dejando una
estela de risa—, no habrás vivido correctamente.
Te habrán dominado y
dirigido las personas equivocadas. Quizá hayan sido
tus profetas, tus mesías, tus salvadores, quizá hayan sido tus dioses encarnados,
pero han sido unos criminales, en el sentido que te han privado de tu vida y han llenado tu
corazón de miedo.
Mi labor es llenar tu
corazón de risa. Todas las fibras de tu ser deberían bailar en cualquier
situación, ya sea de día o de noche, ya estés arriba o estés abajo. Sea cual
sea la situación, debería seguir habiendo una corriente de alegría. Ésta es la
auténtica religiosidad para mí.
Osho
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