domingo, 6 de octubre de 2013

No hay mayor crimen que crear vida accidentalmente.

Es curioso ver que la gente puede matar sin sentirse culpable —no una, sino millones de personas—, pero no pueden hacer un niño sin sentirse culpables. Todas las religiones han sido una calamidad.

Haz el amor sólo cuando estés en un espacio meditativo, Y cuando estés haciendo el amor crea una atmósfera meditativa. Deberías tratar ese lugar como si fuese sagrado. ¿Qué puede haber más sagrado que crear vida? Hazlo con toda la belleza, la estética y la alegría que puedas.

No debería haber ninguna prisa. Y si dos amantes se encuentran en esa atmósfera exterior y en ese silencio interior, atraerán al espíritu más valioso.

Engendras a un niño según tu estado de amor. Si los padres están defraudados con su hijo, deberían plantearse que esto es lo que se merecen. Los padres nunca han hecho posible que entre en el vientre un espíritu más elevado y evolucionado, porque el esperma masculino y el óvulo femenino sólo crean una oportunidad para que entre un espíritu.

Crean la oportunidad de que haya un cuerpo en el que pueda encarnarse un espíritu. Pero sólo atraerás al tipo de persona que sea posible dentro de tu actividad sexual.

Los responsables de que el mundo esté lleno de idiotas y mediocres son los padres, es decir, tú. Nunca se pararon a pensar en esto, sus hijos son accidentales. No hay mayor crimen que crear vida accidentalmente.

Debes estar preparado para ese momento. Y lo más importante que hay que entender es el momento orgásmico: en él no hay pensamientos, no hay tiempo, no hay mente, es simplemente conciencia pura. En esa conciencia pura puedes atraer a un Gautama el Buda. Con vuestra forma de hacer el amor es extraño que no atraigáis a más Adolf Hitler, Stalin, Nadirshah, Tamerlan y Gengis Khan. Sólo atraéis a la gente mediocre.

Tampoco atraéis a lo más bajo, porque para eso vuestro amor debería ser casi una violación. Para atraer lo más elevado vuestro amor tiene que ser una meditación.

La vida del hijo comienza en el momento en que entra en el vientre de la madre. Si ha llegado a un espacio meditativo, es posible tener un niño y no condicionarle. De hecho, el niño que nace de la meditación no puede estar condicionado; se rebelará contra eso. Sólo se puede condicionar a los mediocres.


Osho

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