Es curioso ver que la gente puede matar sin sentirse culpable —no una,
sino millones de personas—, pero no pueden hacer un niño sin sentirse
culpables. Todas las religiones han sido una calamidad.
Haz el amor sólo
cuando estés en un espacio meditativo, Y cuando estés haciendo el amor crea una
atmósfera meditativa. Deberías tratar ese lugar como si fuese sagrado.
¿Qué puede haber
más sagrado que crear vida? Hazlo con toda la belleza, la estética y la alegría
que puedas.
No debería haber ninguna prisa. Y si dos amantes se encuentran en esa atmósfera
exterior y en ese silencio interior, atraerán al espíritu más valioso.
Engendras a un niño
según tu estado de amor. Si los padres están defraudados
con su hijo, deberían plantearse que esto es lo que se merecen. Los padres
nunca han hecho posible que entre en el vientre un espíritu más elevado y
evolucionado, porque el esperma masculino y el óvulo femenino sólo crean una
oportunidad para que entre un espíritu.
Crean la oportunidad de que haya un cuerpo en el que pueda encarnarse un
espíritu. Pero sólo atraerás al tipo de persona que sea posible dentro de tu
actividad sexual.
Los responsables de
que el mundo esté lleno de idiotas y mediocres son los padres, es decir, tú. Nunca se pararon a pensar en esto, sus hijos son accidentales. No hay mayor crimen
que crear vida accidentalmente.
Debes estar preparado para ese momento. Y lo más importante que hay
que entender es el momento orgásmico: en él no hay pensamientos, no hay tiempo,
no hay mente, es simplemente conciencia pura. En esa conciencia pura puedes
atraer a un Gautama el Buda. Con vuestra forma de hacer el amor es extraño que
no atraigáis a más Adolf Hitler, Stalin, Nadirshah, Tamerlan y Gengis Khan. Sólo atraéis a la gente mediocre.
Tampoco atraéis a lo más bajo, porque para eso vuestro amor debería
ser casi una violación. Para atraer lo más elevado vuestro amor tiene que ser una
meditación.
La vida del hijo comienza en el momento en que entra en el vientre de
la madre. Si ha llegado a un espacio meditativo, es posible tener un niño y no
condicionarle. De hecho, el niño que nace de la meditación no puede estar
condicionado; se rebelará contra eso. Sólo se puede condicionar a los mediocres.
Osho
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