Mi labor
consiste en hacerte consciente de que no necesitas nada, no necesitas nada más.
Ya lo tienes, está dentro de ti. Pero tienes que crear accesos, puertas, formas
de descubrirlo. Tienes que desenterrarlo; el tesoro está ahí.
Me
gustaría daros una técnica. Es una técnica muy sencilla pero al principio
parece difícil. Si lo intentas verás que es sencillo. Si no lo intentas y sólo
lo piensas, parecerá muy difícil. La técnica es ésta: haz solamente lo que te gusta. Si no lo
disfrutas, no lo hagas. Inténtalo, porque la alegría sólo proviene
de tu centro. Si estás haciendo algo y lo disfrutas, empiezas a conectarte con
tu centro. Si estás haciendo algo que no disfrutas, estás desconectado de tu
centro. La alegría surge del centro, y de ninguna otra parte. Deja que éste sea
el criterio, y vuélvete un fanático de esto.
Estás
caminando por la carretera; de repente, te das cuenta de que no estás
disfrutando del paseo. Detente. Se acabó, no debes hacerlo.
En
mis años de universitario solía hacerlo, y la gente creía que
estaba
loco. De repente, me paraba y me quedaba media hora o una hora en el mismo
sitio, hasta que me apeteciera caminar otra vez. Los profesores me tenían tanto
miedo que siempre que había exámenes me metían en un coche y me llevaban hasta
el vestíbulo. Me dejaban en la puerta y esperaban, ¿habría llegado hasta mi
pupitre o no? Si me estaba dando un baño y de repente me daba cuenta de que no
lo estaba disfrutando, lo dejaba. ¿Qué sentido tiene si no? Si estaba comiendo
y, de repente, me daba cuenta de que no lo disfrutaba, lo dejaba.
Me
había apuntado a la clase de matemáticas en la escuela superior. Cuando entré
el primer día el profesor estaba presentando la asignatura.
En
mitad de la clase me levanté e intenté salir.
—¿Adónde
vas? —dijo él—. Si te vas sin pedir permiso, no volveré a dejarte entrar.
—No
voy a volver —le dije—, no se preocupe. Por eso no le he
preguntado
nada. Se acabó, ¡no me lo estoy pasando bien! Encontraré alguna otra asignatura
que me guste, porque si no lo disfruto no lo voy a hacer. Es una tortura, es
violento.
Y,
poco a poco, se fue convirtiendo en la clave. De repente, me di cuenta de que siempre que
disfrutas algo, estás centrado. El placer es el sonido que indica
que estás centrado. Cuando no disfrutas algo, estás fuera de tu centro.
Entonces no te esfuerces, no es necesario. Si la gente cree que estás loco,
déjales que lo piensen. Al cabo de unos días, te darás cuenta, por tu propia
experiencia, de que te estabas ignorando a ti mismo. Estabas haciendo mil y una
cosas que nunca disfrutabas, pero seguías haciéndolas porque así es como te han
educado. Sólo estabas cumpliendo con tu deber.
Osho
No hay comentarios:
Publicar un comentario