jueves, 31 de octubre de 2013

una mente llena de creencias siempre está proyectando cosas en el mundo, ve cosas que no existen.

Hay gente que viene a mí… Cuando un creyente de Krishna medita, enseguida se le aparece Krishna. Pero nunca se le aparece Cristo. Si un cristiano se inicia en la meditación, solo se le aparece Cristo; Krishna nunca perturba su meditación. A los musulmanes no se les aparece nadie, ni Krishna ni Cristo; y Mahoma tampoco puede aparecérseles, porque los musulmanes no tienen imágenes de Mahoma. No saben qué aspecto tenía, así que no pueden proyectar.

Se proyecta aquello en lo que se cree. La creencia es una proyección. Es como el proyector de un cine: en la pantalla se ve algo que no está allí. El proyector está oculto atrás. Allí es donde está ocurriendo todo, pero tú miras a la pantalla. El proyector está en la parte trasera, todo está ocurriendo allí, pero tú miras a la pantalla. Todo está ocurriendo en tu mente, y una mente llena de creencias siempre está proyectando cosas en el mundo, ve cosas que no existen. Ese es el problema. La mente creyente siempre es vulnerable, siempre está ofreciendo la oportunidad de ser explotada a los timadores; y hay timadores por todas partes. Todo el camino está lleno de ladrones, porque no existe ningún mapa.

Entrar en la religión es entrar en lo inexplorado, en lo desconocido. Los ladrones pueden medrar ahí muy fácilmente, pueden esperarte… y están esperando. Y algunas veces, aunque la persona no te esté engañando, tú quieres ser engañado. Entonces serás engañado. Nadie puede engañarte si, en el fondo, tú no estás dispuesto a ser engañado.
Hace tan solo unos días, un joven vino a mí y me dijo: Un baba me ha engañado, y es un gran yogui. Yo le pregunté: ¿Y qué ha hecho? Él contestó: él puede hacer oro con cualquier metal. Me lo ha enseñado, yo lo he visto con mis propios ojos. Luego me dijo que le debería traer todo el oro y que él lo multiplicaría por diez. Así que le entregué todas mis joyas y él huyó con ellas. Me ha engañado.
Cualquiera estaría de acuerdo en que lo ha engañado, pero yo le dije: Lo que te ha engañado es tu avaricia. No le eches la culpa a nadie más. Tú has sido el estúpido. La avaricia es estúpida. Eras tú quien quería que las joyas se multiplicaran por diez. Esa mente te ha engañado, la otra persona simplemente ha aprovechado la ocasión. Él no es más que una persona lista, eso es todo. El verdadero problema eres tú. Si no te hubiera engañado él, lo hubiera hecho cualquier otro.

Así que la cuestión no es quién engaña. Yo he observado que si alguien te engaña, es porque en ti hay cierta propensión a ser engañado. Y que si alguien puede mentirte, significa que tú tienes cierta afinidad con las mentiras. Un hombre sincero no puede ser engañado. Un hombre que vive en la verdad no puede ser víctima de mentirosos. Un mentiroso solo puede engañar a otro mentiroso; es la única manera. Hay millones de personas dispuestas a ser engañadas, que simplemente están esperando que venga alguien y las engañe: por sus creencias, por sus deseos viciosos, por su avaricia. Y recuerda siempre que la avaricia es avaricia, ya sea en el mundo material o en el mundo espiritual, no hay ninguna diferencia. Su condición siempre es la misma. Tú quieres que alguien multiplique por diez tu oro; eso es avaricia. Si alguien te dice: “Yo puedo hacer que te ilumines”, y tú caes inmediatamente. Eso también es avaricia.


Osho

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