Hay
gente que viene a mí… Cuando un creyente de Krishna medita, enseguida se le
aparece Krishna. Pero nunca se le aparece Cristo. Si un cristiano se inicia en
la meditación, solo se le aparece Cristo; Krishna nunca perturba su meditación.
A los musulmanes no se les aparece nadie, ni Krishna ni Cristo; y Mahoma
tampoco puede aparecérseles, porque los musulmanes no tienen imágenes de
Mahoma. No saben qué aspecto tenía, así que no pueden proyectar.
Se proyecta
aquello en lo que se cree. La creencia es una proyección. Es como el proyector de
un cine: en la pantalla se ve algo que no está allí. El proyector está oculto
atrás. Allí es donde está ocurriendo todo, pero tú miras a la pantalla. El
proyector está en la parte trasera, todo está ocurriendo allí, pero tú miras a
la pantalla. Todo
está ocurriendo en tu mente, y una mente llena de creencias siempre está
proyectando cosas en el mundo, ve cosas que no existen. Ese es el
problema. La
mente creyente siempre es vulnerable, siempre está ofreciendo la oportunidad de
ser explotada a los timadores; y hay timadores por todas partes.
Todo el camino está lleno de ladrones, porque no existe ningún mapa.
Entrar
en la religión es entrar en lo inexplorado, en lo desconocido. Los ladrones
pueden medrar ahí muy fácilmente, pueden esperarte… y están esperando. Y
algunas veces, aunque la persona no te esté engañando, tú quieres ser engañado.
Entonces serás engañado. Nadie puede engañarte si, en el fondo, tú no estás
dispuesto a ser engañado.
Hace
tan solo unos días, un joven vino a mí y me dijo: Un baba me ha engañado, y es
un gran yogui. Yo le pregunté: ¿Y qué ha hecho? Él contestó: él puede hacer oro
con cualquier metal. Me lo ha enseñado, yo lo he visto con mis propios ojos.
Luego me dijo que le debería traer todo el oro y que él lo multiplicaría por diez.
Así que le entregué todas mis joyas y él huyó con ellas. Me ha engañado.
Cualquiera
estaría de acuerdo en que lo ha engañado, pero yo le dije: Lo que te ha engañado es tu avaricia. No
le eches la culpa a nadie más. Tú has sido el estúpido. La avaricia es
estúpida. Eras tú quien quería que las joyas se multiplicaran por diez. Esa
mente te ha engañado, la otra persona simplemente ha aprovechado la ocasión. Él
no es más que una persona lista, eso es todo. El verdadero problema eres tú. Si
no te hubiera engañado él, lo hubiera hecho cualquier otro.
Así
que la cuestión no es quién engaña. Yo he observado que si alguien te engaña,
es porque en ti hay cierta propensión a ser engañado. Y que si alguien puede
mentirte, significa que tú tienes cierta afinidad con las mentiras. Un hombre sincero no
puede ser engañado. Un hombre que vive en la verdad no puede ser víctima de
mentirosos. Un mentiroso solo puede engañar a otro mentiroso; es la única
manera. Hay millones de personas dispuestas a ser engañadas, que simplemente
están esperando que venga alguien y las engañe: por sus creencias, por sus
deseos viciosos, por su avaricia. Y recuerda siempre que la avaricia es
avaricia, ya sea en el mundo material o en el mundo espiritual, no hay ninguna
diferencia. Su condición siempre es la misma. Tú quieres que alguien
multiplique por diez tu oro; eso es avaricia. Si alguien te dice: “Yo puedo
hacer que te ilumines”, y tú caes inmediatamente. Eso también es avaricia.
Osho
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