Cuando confías en la vida,
confías en Dios, porque la vida es Dios y no hay ningún otro Dios. Cuando confías y
flotas con él, incluso la muerte se transforma. Entonces no hay muerte. Tú
nunca has intentado vivir por separado, así que ¿cómo vas a morir? El todo vive siempre: solo los individuos
vienen y van. Las olas vienen y van: el océano sigue y sigue. Si no crees en ti
como una ola separada, como un ego, ¿cómo vas a morir? Vivirás en el todo para
siempre jamás. Tú has vivido antes, cuando no existías, estás viviendo en
momento, en el que crees que existes, y volverás a vivir, cuando ya no estés
aquí. El sueño de tu ser separado es el ego, y el
ego crea conflicto.
A través de los conflictos tú te
disipas y mueres.
A través de los conflictos eres
desgraciado. A través de los conflictos pierdes todo lo que hubiera sido
posible para ti.
Cada momento la bendición es posible; cada momento el éxtasis es posible, pero
tú lo pierdes porque eres un luchador.
Pero
no se trata de un método, de una técnica, de un sistema; se trata de una
comprensión.
Y
recuerda, en última instancia, o existe el
ego, o existe la comprensión, pero ambas cosas no pueden existir juntas. Si existe el ego, no tienes comprensión; entonces no eres más
que un niño ignorante que cree ser el centro del todo, y luego, cuando descubre
que no es así, es desgraciado. Al descubrir que no eres el centro, te creas tu
infierno. Comprender significa comprender toda la situación. Lo único que hay
que hacer es observar todo el fenómeno de tu vida, interior y exterior,
entonces el ego desaparece. Si hay
comprensión, el ego no puede existir, la comprensión es el sendero, el camino.
Entonces
estás en concordancia con la vida, en armonía, vas a su ritmo, a su paso.
Entonces, de repente, sientes que saltas con el remolino y sales con la
corriente. Y este juego es eterno –saltar con el remolino, salir con la
corriente-, este es el juego eterno. Eso es lo que los hindúes llaman leela,
el gran juego cósmico. Tú vienes en forma de ola, y luego desapareces. Luego
vuelves a venir en forma de ola, y vuelves a desaparecer. Y así una y otra vez,
es algo que no tiene ni principio ni final. El ego tiene un principio y un final,
pero tú, sin el ego, no tienes ni principio ni final. Tú eres la misma
eternidad, pero en el todo, en concordancia con el todo. En contra del todo, tú eres una pesadilla para ti
mismo.
Así pues, o hay ego o hay
comprensión. La elección es tuya. No hace falta ser humilde, solo hay que
comprender. Y es como si enciendes una vela en una habitación oscura: de
repente la oscuridad desaparece, porque la luz y la oscuridad no pueden existir
juntas. Con el ego y la comprensión pasa lo mismo, no pueden existir juntos.
Osho
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