Parece
como si mi mente y mi cuerpo nunca fueran a dejar de pedirlo…
-
Pero ¿por qué tienes tanta prisa? Si tienes tanta prisa por dejarlo, nunca
serás capaz de dejarlo. La misma prisa, el propio deseo de dejarlo no te permitirá
entenderlo totalmente. ¿Cómo puedes entender algo que ya has decidido que está
mal, que tienes que abandonar? Ya lo has juzgado, ¡no has escuchado! Dale una
oportunidad a tu sexualidad.
Oí
decir que Mulla Nasruddin había sido nombrado juez de paz. Cuando llegó el
primer caso al juzgado oyó a una de las partes. Después dijo:
—Espera,
ahora escucha mi sentencia. —El secretario del juzgado estaba perplejo porque
todavía no había oído a la parte contraria. Se arrimó a Nasruddin y le dijo:
—¿Qué
está haciendo, señor? ¿Sentencia? ¡Todavía no ha oído a la otra parte!
Nasruddin
dijo:
—¿Qué
quiere decir con la otra parte? ¿Me quiere confundir? ¡El asunto está claro! Si
escucho a la otra parte me voy a confundir, y será muy difícil emitir un
juicio.
Pero
¿es esto un juicio? No has escuchado a la otra parte. Desde hace siglos has estado escuchando a tus
supuestos santos..., son todos muy vociferantes. Su energía sexual
se ha convertido en elocuencia contra el sexo; tú les has hecho caso. Nunca le
has dado la palabra a tu sexualidad. No, eso no está bien, tienes prejuicios.
¿Por qué? ¿Quién sabe? Quizá no tengas que renunciar a ello. ¿Entonces...?
¿Quién sabe?
Quizá
esté bien seguir. Mantente abierto. Sólo digo que te mantengas abierto. Medita
profundamente. Cuando estés haciendo el amor, permite que la meditación se
introduzca en el acto amoroso. ¡Estate atento!
Olvídate de
todos esos prejuicios con los que te han educado; todos esos condicionamientos
contra el sexo te vuelven más sexual, y empiezas a pensar que la sexualidad es
un problema.
El problema no es la energía sexual en sí; es la mente antisexual la que
provoca la perversión.
Todas las
religiones han sido fuentes de perversión. Cuando digo todas las religiones, no me
refiero a Buda, no me refiero a Mahavira, no me refiero a Krishna, no me
refiero a Cristo o Mahoma; me refiero a sus seguidores. Ellos han sido la
fuente, una gran fuente. ¿Y qué sucedió realmente? Observaron a Buda y
comprobaron que el sexo había desaparecido, de modo que convirtieron en una
norma que el sexo tenía que desaparecer. Sólo puedes convertirte en Buda si
desaparece el sexo, lo convirtieron en una norma, en una regla. Esto es
plantear las cosas al revés. El sexo desaparece porque Buda ha alcanzado su
fuente interna, y no al revés. No ha renunciado al sexo y por eso se ha
convertido en Buda, se ha convertido en Buda, por tanto, el sexo ha
desaparecido. Pero, desde fuera, la gente observaba a Buda y vieron que el sexo
había desaparecido; por tanto, si te quieres convertir en un Buda, abandona el sexo.
A Buda no le interesaba el dinero, de modo que pensaron: «Para convertirte en
un Buda tienes que perder el interés por el dinero.»
Pero
¡estos enfoques son erróneos! Eso no es buscar la causa, sino tomar el efecto
por la causa. La
causa es la budeidad interna. Él se ha despertado a su ser interno. Cuando
alguien despierta a su ser interno está tan dichoso que ¿a quién le interesa el
sexo? ¿Quién va a mendigar pequeños momentos de placer a otra persona? ¿Quién
va a seguir mendigando? Si eres el emperador y tienes el tesoro, el tesoro
infinito dentro de ti, no irás a pedirle a una mujer o a un hombre que te dé
unos instantes de placer. Sabes que estás mendigando y el otro
también está mendigando, dos mendigos uno frente al otro con sus cuencos en la mano.
«Dame unos instantes de placer y te daré unos instantes de placer.» ¡Los dos
son mendigos! ¿Cómo puede darte algo un mendigo?
No
estoy diciendo que esté mal. Mientras no te suceda la budeidad, las cosas
continúan, no hay nada malo. De momento no juzgues, juzgar es un error. Vuélvete más
observador, acepta las cosas, relájate con tus energías. Si no,
tendrás el mismo problema que han tenido los santos cristianos desde hace
siglos.
Osho
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