Si no estás
presente aquí y ahora, todas las puertas están cerradas. Eres una persona
muerta, no estás vivo.
Por
eso Jesús repite una y otra vez a los Que le oyen y escuchan: «El que tenga
oídos, que me oiga; el que tenga ojos, que me vea.»
HerácIito
debió de encontrar mucha gente que escuchaba pero no oía, que miraba pero no
podía ver porque sus casas estaban completamente vacías. El dueño de la casa no está. Los ojos miran, los oídos oyen,
pero el dueño de la casa no está presente dentro. Los ojos no son más que ventanas; no pueden
ver a menos que tú veas por medio de ellos.
¿Cómo
va a ver una ventana? Tienes que ponerte tú en la ventana, y solo entonces
puedes ver. ¿Cómo? Es solo una ventana, no puede sentir. Si tú estás ahí, entonces la cosa es
completamente diferente.
El cuerpo
entero es como una casa y la mente está de viaje; el dueño está siempre de
viaje por alguna otra parte, y la casa está siempre vacía. Y la vida llama a tu
puerta... puedes llamarlo Dios o como prefieras llamarlo, el nombre no importa;
llámalo existencia... llama a la puerta, está llamando continuamente, pero no
te encuentra en casa. Eso es estar dormido.
Uno
no debería actuar ni hablar como si estuviera dormido.
Actúa, habla,
con plena conciencia, y descubrirás un tremendo cambio en ti. El hecho mismo de que estés consciente cambia
tus actos. Entonces no puedes cometer pecados.
No es que tengas que controlarte, no. El
control es un mal sucedáneo de la conciencia, un sustituto muy malo; no sirve
de mucha ayuda. Si estás consciente, no necesitas controlar la ira; estando
consciente, la ira nunca surge., No pueden existir al mismo tiempo, no hay
coexistencia para las dos cosas.
Estando
consciente, nunca surgen los celos. Estando
consciente, muchas cosas simplemente desaparecen: todas las cosas que son negativas.
Es
como una luz. Cuando hay luz en tu casa,
¿cómo Puede existir en ella la oscuridad? La oscuridad simplemente escapa.
Cuando tu casa está iluminada, ¿cómo puedes tropezar? ¿Cómo puedes chocar con
la pared? La luz está encendida, y tú sabes dónde está la puerta; simplemente
vas a la puerta y entras o sales. Cuando está oscuro, tropiezas, andas a
tientas, te caes. Cuando estás inconsciente andas a tientas, tropiezas, caes. La ira no es sino tropezar; los celos no son
más que andar a tientas en la oscuridad. Todo lo que está mal no está mal por sí mismo, sino porque tú
vives en la oscuridad.
Osho
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