lunes, 12 de agosto de 2013

Actúa, habla, con plena conciencia, y descubrirás un tremendo cambio en ti.

Si no estás presente aquí y ahora, todas las puertas están cerradas. Eres una persona muerta, no estás vivo.
Por eso Jesús repite una y otra vez a los Que le oyen y escuchan: «El que tenga oídos, que me oiga; el que tenga ojos, que me vea.»

HerácIito debió de encontrar mucha gente que escuchaba pero no oía, que miraba pero no podía ver porque sus casas estaban completamente vacías.  El dueño de la casa no está. Los ojos miran, los oídos oyen, pero el dueño de la casa no está presente dentro.  Los ojos no son más que ventanas; no pueden ver a menos que tú veas por medio de ellos.
¿Cómo va a ver una ventana? Tienes que ponerte tú en la ventana, y solo entonces puedes ver. ¿Cómo? Es solo una ventana, no puede sentir.  Si tú estás ahí, entonces la cosa es completamente diferente.

El cuerpo entero es como una casa y la mente está de viaje; el dueño está siempre de viaje por alguna otra parte, y la casa está siempre vacía. Y la vida llama a tu puerta... puedes llamarlo Dios o como prefieras llamarlo, el nombre no importa; llámalo existencia... llama a la puerta, está llamando continuamente, pero no te encuentra en casa.  Eso es estar dormido.

Uno no debería actuar ni hablar como si estuviera dormido.
Actúa, habla, con plena conciencia, y descubrirás un tremendo cambio en ti.  El hecho mismo de que estés consciente cambia tus actos.  Entonces no puedes cometer pecados. No es que tengas que controlarte, no.  El control es un mal sucedáneo de la conciencia, un sustituto muy malo; no sirve de mucha ayuda. Si estás consciente, no necesitas controlar la ira; estando consciente, la ira nunca surge., No pueden existir al mismo tiempo, no hay coexistencia para las dos cosas.

Estando consciente, nunca surgen los celos.  Estando consciente, muchas cosas simplemente desaparecen: todas las cosas que son negativas.

Es como una luz.  Cuando hay luz en tu casa, ¿cómo Puede existir en ella la oscuridad? La oscuridad simplemente escapa. Cuando tu casa está iluminada, ¿cómo puedes tropezar? ¿Cómo puedes chocar con la pared? La luz está encendida, y tú sabes dónde está la puerta; simplemente vas a la puerta y entras o sales. Cuando está oscuro, tropiezas, andas a tientas, te caes. Cuando estás inconsciente andas a tientas, tropiezas, caes.  La ira no es sino tropezar; los celos no son más que andar a tientas en la oscuridad.  Todo lo que está mal no está mal por sí mismo, sino porque tú vives en la oscuridad.


Osho

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