lunes, 12 de agosto de 2013

El mundo real al que hay que renunciar es la mente

Los despiertos tienen un mundo en común;
los dormidos tienen un mundo privado cada uno.

Los sueños son privados, absolutamente privados. Nadie puede entrar en tus sueños. No puedes compartir un sueño con tu amado. Marido y mujer duermen en una misma cama,
pero sueñan por separado. Es imposible compartir un sueño, porque no es nada.  ¿Cómo puedes compartir una nada? Es como una burbuja, es absolutamente no existencial; no puedes compartirlo, tienes que soñar solo.

Por eso, a causa de los durmientes, de los numerosísimos durmientes, existen tantos mundos. Tú tienes tu mundo propio; si estás dormido, vives encerrado en tus propios pensamientos, conceptos, sueños, deseos. Cuando te encuentras con otra persona, dos mundos chocan. Mundos en colisión... esa es la situación.

La mujer del mulá Nasruddin le decía:
-¿Qué ha ocurrido? Últimamente lloro y sollozo y me caen lágrimas por la cara, y tú ni siquiera preguntas: «¿por qué lloras?».
-Ya basta! dijo Nasruddin- Preguntar cuesta demasiado caro y en el pasado he cometido ese error demasiadas-veces, porque esas lágrimas no son simples lágrimas. Son vestidos, una casa nueva, muebles nuevos, coche nuevo. Hay muchas cosas ocultas tras esas lágrimas. Esas lágrimas son solo el comienzo.
No hay diálogo posible porque dentro hay dos mundos privados.  Solo es posible el conflicto.

Los sueños son privados, la verdad no es privada. La verdad no puede ser privada; la verdad no puede ser ni mía ni tuya, la verdad no puede ser cristiana o hindú, la verdad no puede ser india o griega. La verdad no puede ser privada. Los sueños son privados.
Recordad que cualquier cosa que sea privada tiene que pertenecer al mundo de los sueños.  La verdad es un cielo abierto; es para todos, es una sola.
Por eso, cuando Lao Tzu habla, el idioma puede ser diferente; cuando habla Suda, el idioma es diferente; cuando habla Herác1ito, el idioma es diferente... pero todos dicen lo mismo, todos están indicando lo mismo. No viven en mundos privados. El mundo privado ha desaparecido con sus sueños y sus deseos... con la mente. La mente tiene un mundo privado, pero la conciencia no tiene mundos privados. Los despiertos tienen un mundo en común... Todos los que están despiertos tienen un mundo en común, que es la existencia. Y todos los que están dormidos y soñando tienen sus propios mundos.

Tienes que renunciar a tu mundo; es la única renuncia que te pido. No te digo que dejes a tu mujer, no te digo que dejes tu trabajo, no te digo que renuncies a tu dinero ni a ninguna de tus cosas, no. Simplemente te digo que abandones tu mundo de sueños privados.  Eso es para mí el sannyas. El antiguo sannyas consistía en abandonar este mundo, el visible.
Uno se iba al Himalaya, dejando a su mujer e hijos... pero no se trata de eso. No es ese el mundo que hay que abandonar. ¿Cómo podrías abandonarlo? Incluso el Himalaya pertenece
a este mundo. El mundo real al que hay que renunciar es la mente, el mundo de sueños privado. Si renuncias a él, aunque estés sentado en el mercado estarás en el Himalaya. Si no renuncias a él, incluso en el Himalaya crearás un mundo privado a tu alrededor. 

¿Cómo puedes escapar de ti mismo? Vayas donde vayas estarás contigo. Vayas donde vayas, te comportarás de la misma manera. Las situaciones podrán ser diferentes, pero ¿cómo vas a poder ser diferente tú? Seguirás dormido en el Himalaya. ¿Qué diferencia hay entre dormir en Pune o en Boston, entre dormir en Londres o en el Himalaya? Estés donde estés, estarás soñando. ¡Deja de soñar! Ponte más alerta, de pronto, los sueños desaparecen, y con los sueños desaparecen todos los sufrimientos.


Osho

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