Los
despiertos tienen un mundo en común;
los
dormidos tienen un mundo privado cada uno.
Los sueños son
privados, absolutamente privados. Nadie puede entrar en tus sueños. No puedes
compartir un sueño con tu amado. Marido y mujer duermen en una misma cama,
pero
sueñan por separado. Es imposible compartir un sueño, porque no es nada. ¿Cómo puedes compartir una nada? Es como una
burbuja, es absolutamente no existencial; no puedes compartirlo, tienes que
soñar solo.
Por
eso, a causa de
los durmientes, de los numerosísimos durmientes, existen tantos mundos. Tú
tienes tu mundo propio; si estás dormido, vives encerrado en tus propios pensamientos,
conceptos, sueños, deseos. Cuando te encuentras con otra persona, dos mundos chocan.
Mundos en colisión... esa es la situación.
La
mujer del mulá Nasruddin le decía:
-¿Qué
ha ocurrido? Últimamente lloro y sollozo y me caen lágrimas por la cara, y tú ni
siquiera preguntas: «¿por qué lloras?».
-Ya
basta! dijo Nasruddin- Preguntar cuesta demasiado caro y en el pasado he cometido
ese error demasiadas-veces, porque esas lágrimas no son simples lágrimas. Son vestidos,
una casa nueva, muebles nuevos, coche nuevo. Hay muchas cosas ocultas tras esas
lágrimas. Esas lágrimas son solo el comienzo.
No
hay diálogo posible porque dentro hay dos mundos privados. Solo es posible el conflicto.
Los sueños son
privados, la verdad no es privada. La verdad no puede ser privada; la verdad no
puede ser ni mía ni tuya, la verdad no puede ser cristiana o hindú, la verdad
no puede ser india o griega. La verdad no puede ser privada. Los sueños son
privados.
Recordad
que cualquier
cosa que sea privada tiene que pertenecer al mundo de los sueños. La verdad es un cielo abierto; es para todos,
es una sola.
Por
eso, cuando Lao Tzu habla, el idioma puede ser diferente; cuando habla Suda, el
idioma es diferente; cuando habla Herác1ito, el idioma es diferente... pero
todos dicen lo mismo, todos están indicando lo mismo. No viven en mundos privados.
El mundo privado ha desaparecido con sus sueños y sus deseos... con la mente. La mente tiene un
mundo privado, pero la conciencia no tiene mundos privados. Los despiertos
tienen un mundo en común... Todos los que están despiertos tienen un mundo en
común, que es la existencia. Y todos los que están dormidos y soñando tienen
sus propios mundos.
Tienes que
renunciar a tu mundo; es la única renuncia que te pido. No te digo que dejes a
tu mujer, no te digo que dejes tu trabajo, no te digo que renuncies a tu dinero
ni a ninguna de tus cosas, no. Simplemente te digo que abandones tu mundo de
sueños privados. Eso es para mí el sannyas.
El antiguo sannyas consistía en abandonar este mundo, el visible.
Uno
se iba al Himalaya, dejando a su mujer e hijos... pero no se trata de eso. No
es ese el mundo que hay que abandonar. ¿Cómo podrías abandonarlo? Incluso el
Himalaya pertenece
a
este mundo. El
mundo real al que hay que renunciar es la mente, el mundo de sueños privado.
Si renuncias a él, aunque estés sentado en el mercado estarás en el Himalaya.
Si no renuncias a él, incluso en el Himalaya crearás un mundo privado a tu
alrededor.
¿Cómo puedes
escapar de ti mismo?
Vayas donde vayas estarás contigo. Vayas donde vayas, te comportarás de la
misma manera. Las situaciones podrán ser diferentes, pero ¿cómo vas a poder ser
diferente tú? Seguirás dormido en el Himalaya. ¿Qué diferencia hay entre dormir
en Pune o en Boston, entre dormir en Londres o en el Himalaya? Estés donde
estés, estarás soñando. ¡Deja de soñar! Ponte más alerta, de pronto, los sueños
desaparecen, y con los sueños desaparecen todos los sufrimientos.
Osho
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