Obsérvalos, sé testigo de ellos. Y recuerda siempre
que «esto me ha pasado a mí, pero yo no soy esto». Claro que naciste en cierta familia, pero eso no eres tú; te ha
ocurrido a ti, es un suceso exterior a ti. Claro que alguien te puso un nombre
eso tiene su utilidad, pero el nombre no eres tú. Claro que tienes una forma,
pero tú no eres la forma; la forma es solo la casa en la que vives. La forma es
solo el cuerpo en el que vives. Y el cuerpo te lo dieron tus padres. Es un
regalo, pero no tú.
Observa y discrimina. Esto es lo que en Oriente se llama vivek, discriminación. Discrimina sin parar. Sigue discriminando...
llegará un momento en el que habrás eliminado todo lo que no eres tú. De
pronto, en ese estado, te enfrentas por primera vez a ti mismo, te encuentras
con tu propio ser. Sigue suprimiendo todas las identidades que no son tú: la familia,
el cuerpo, la mente. En ese vacío, cuando todo lo que no eres tú ha sido
eliminado, tu ser emerge de pronto, por primera vez
te encuentras contigo mismo, y ese encuentro se convierte en maestría.
No se puede detener el pensamiento. No es que no se detenga, pero no se
puede detener. Se detiene por sí solo. Esta distinción hay que entenderla bien;
de lo contrario, te volverás loco persiguiendo a tu mente. La no-mente no
surge deteniendo el pensamiento. Cuando ya no hay pensamiento, hay no-mente. Pero el esfuerzo de detenerlo creará más ansiedad, creará conflictos,
hará que te dividas. Vivirás en un constante torbellino interior. Eso no te va
a servir de nada.
Y aunque consiguieras detenerlo por la fuerza durante unos instantes eso
no representa ningún logro... porque esos pocos momentos estarán casi, muertos,
no estarán vivos. Puedes sentir una especie de quietud... pero no silencio. Porque la quietud
forzada no es silencio. Por debajo, en las profundidades
del subconsciente, la mente reprimida sigue funcionando.
Así pues, no hay manera de detener la mente. Pero la mente se
detiene... de eso no cabe duda. Se detiene por si sola.
¿Qué es lo que hay que hacer? Es una pregunta importante. Observa. No
trates de detenerla. No hay necesidad de ealizar ningún acto contra la mente. En primer lugar, ¿quién lo iba a hacer? Sería la mente luchando, contra
sí misma. Dividirás tu mente en dos: una parte que intenta tomar el mando,
hacerse el amo, matar a la otra parte de sí misma... lo cual es absurdo. Es un
juego idiota, que te puede volver loco. No intentes detener la mente o el pensamiento...
solo obsérvalo, déjalo fluir. Déjalo en completa libertad. Deja que corra tan
rápido como quiera. No intentes controlarlo en modo alguno. Limítate a ser
testigo.
Osho
No hay comentarios:
Publicar un comentario