sábado, 31 de agosto de 2013

la primera libertad consiste en dejar de echar las culpas a otros

Así es como quedas atrapado: si empiezas a pensar que eres el responsable de todas tus acciones; de todos tus estados de ánimo, al principio te sentirás muy deprimido. Pero si eres capaz de superar esa depresión, pronto te sentirás más ligero, porque te has liberado de los demás. Ahora puedes actuar por tu propia cuenta. Puedes ser libre; puedes ser feliz. Aunque todo el mundo sea desdichado y no sea libre, para ti será igual. Y la primera libertad consiste en dejar de echar las culpas a otros; la primera libertad consiste en saber que el responsable eres tú. Entonces muchas cosas se hacen posibles de inmediato.

Si sigues cargando a otros con la responsabilidad, recuerda que seguirás siendo siempre un esclavo, porque nadie puede cambiar a los demás. ¿Cómo vas a cambiar a otro?
¿Alguien ha cambiado alguna vez a otro? Te ocurra lo que te ocurra... Si te sientes triste, cierra los ojos y contempla tu tristeza. Sigue el camino que indica, profundiza en ella.

Pronto llegarás a la causa. Puede que tengas que hacer un largo recorrido, porque toda tu vida ha influido; y no solo esta vida, sino otras muchas vidas. Encontrarás muchas heridas en tu interior, heridas que duelen, y debido a esas heridas te sientes triste... son tristes; esas heridas no han cicatrizado; están vivas. El método de retroceder hasta el origen, del efecto a la causa, las curará. ¿Cómo las cura? ¿Por qué las cura? ¿Qué fenómeno interviene en ello? Cuando retrocedes, lo primero que tienes que hacer es dejar de echar las culpas a otros, porque si echas las culpas a otros irás hacia fuera. Y entonces todo el proceso saldrá mal; estarás intentando, encontrar la causa en otro. «¿Por qué se pone desagradable mi mujer?
» Y el «por qué» sigue penetrando en la conducta de tu mujer. Has dado mal el primer paso, y todo el proceso saldrá mal.

«¿Por qué soy desdichado? ¿Por qué estoy enfadado?» Cierra los ojos y súmete en profunda meditación. Túmbate en el suelo, cierra los ojos, relaja el cuerpo y siente porqué estás enfadado. Olvídate de tu mujer; eso es una excusa. Y de A, B, C, D... déjate de excusas. Sigue profundizando en ti mismo, penetra en la ira. Utiliza la ira misma como si fuera un río; fluye con la ira y la ira te llevará hacia dentro. Encontrarás sutiles heridas dentro de ti. Tu mujer te pareció desagradable porque tocó una de esas sutiles heridas, algo que duele. Siempre has pensado que no eres guapo, que tu cara es fea, y eso deja una herida interior. Cuando tu mujer se pone desagradable, te hace consciente de tu cara. Te dice:
«¡Anda y mírate en el espejo!» Cosas que duelen. Has sido infiel a tu mujer, y cuando ella quiere ponerse desagradable, lo saca a relucir: «¿Por qué te reías con aquella mujer? ¿Por
qué estabas sentado tan a gusto con aquella mujer?» Ha tocado una herida. Has sido infiel, te sientes culpable; la herida está viva.

Cierra los ojos, siente la ira, déjala surgir en su totalidad para que puedas verla entera, ver lo que es. Y entonces, deja que esa energía te ayude a moverte hacia el pasado, porque la ira procede del pasado. No puede venir del futuro, eso está claro. El futuro aún no ha llegado a existir. No está viniendo del presente. Esta es la teoría del karma. No puede venir del futuro, porque el futuro aún no existe; no puede venir del presente, porque tú no sabes nada del presente. El presente solo lo conocen los que están despiertos. Tú vives solo  en el pasado, así que tiene que venir de alguna: parte de tu pasado. La herida tiene que estar en algún lugar de tu memoria. Retrocede. Puede que no haya una sola -herida, sino muchas, grandes y pequeñas. Profundiza más y encuentra la primera herida, la fuente original de toda la ira. Conseguirás encontrarla si lo intentas, porque está ahí. Está ahí; todo tu pasado sigue estando ahí. Es como una película, enrollada y esperando en tu interior. Desenróllala y empieza a buscar en la película. Así es el proceso de retroceder hasta la causa original. Y he aquí la belleza del proceso: si puedes retroceder conscientemente, si puedes sentir una herida conscientemente, la herida se cura al instante.

¿Por qué se cura? Porque la herida se crea por la inconsciencia, por no ser consciente. La herida forma parte de la ignorancia, del sueño. Cuando retrocedes conscientemente y contemplas la herida, la conciencia es una fuerza curativa. En el pasado, cuando se produjo la herida, se produjo en la inconsciencia. Te pusiste furioso, fuiste poseído por la ira, hiciste algo. Mataste a un hombre y has estado ocultándoselo al mundo.

Puedes ocultárselo a la policía, puedes ocultárselo a los tribunales y a los jueces, pero ¿cómo vas a ocultártelo a ti mismo? Tú lo sabes, y duele. Y cada vez que alguien te da la oportunidad de ponerte furioso, te entra miedo porque podría volver a ocurrir, podrías matar a tu mujer. Retrocede, porque en ese momento en el que mataste a un hombre o te portaste como un loco porque estabas muy furioso, estabas inconsciente. Esas heridas se han conservado en el subconsciente. Ahora tienes que ir allí conscientemente.

Retroceder significa ir conscientemente hasta cosas que hiciste en la inconsciencia.

Retrocede. Solo la luz de la conciencia puede curarte; es una fuerza curativa. Todo lo que puedas hacer consciente quedará curado, y ya no dolerá más. Una persona que retrocede se libera del pasado. Y entonces el pasado ya no funciona, entonces el pasado ya no tiene poder sobre ella y el pasado queda terminado. El pasado ya no tiene sitio en su ser. Y cuando el pasado no tiene sitio en tu ser, quedas accesible para el presente, pero no antes.


Osho

«Soy absolutamente responsable de todo lo que me ocurre, sin condiciones, el responsable absoluto soy yo.»

Cuando te enfureces, crees que lo estás haciendo tú. Lo racionalizas y dices que la situación lo exigía: “Tuve que enfadarme, de lo contrario el niño se habría escapado”. Si no me enfadara, las cosas irían mal, y la oficina sería un caos. Los criados no hacen caso; tuve que echarles una bronca para que se hicieran las cosas. Tuve que ponerme furioso para poner a mi mujer en su sitio. Esto son racionalizaciones. Así es como tu ego sigue pensando que todavía eres tú quien manda. Pero no eres tú.

La ira surge de antiguas pautas que vienen del pasado. Y cuando surge la ira, tú procuras encontrar una excusa. Los psicólogos han experimentado con esto y han llegado a una misma conclusión que la sicología esotérica oriental: el hombre es una víctima, no es el que manda. Los psicólogos han colocado a personas en total aislamiento, con todas las
comodidades posibles. Se les proporcionaba cualquier cosa que necesitaran, pero no se les permitía establecer ningún contacto con otros seres humanos. Vivían en aislamiento en una celda con aire acondicionado. Sin trabajar, sin preocupaciones, sin problemas... pero los viejos hábitos persistían. Una mañana, sin ninguna razón aparente -porque se le proporcionaban todas las comodidades, no había preocupaciones, no había excusas para irritarse-, el sujeto sufría un repentino ataque de ira.

Está dentro de ti. A veces, de pronto te sientes triste sin razón aparente. Otras veces, te sientes feliz, o te sientes eufórico, extático. Un hombre privado de relaciones sociales, aislado a todo confort, con todas las necesidades satisfechas, pasa por todos los estados de ánimo por los que pasaría si se relacionara. Eso significa que algo sale de dentro, y tú lo
achacas a otro. Eso no es más que una, racionalización.

Te sientes bien, te sientes mal, y esas sensaciones burbujean desde tu propio subconsciente, desde tu propio pasado. Nadie es responsable, excepto tú. Nadie puede ponerte furioso y nadie puede ponerte contento. Te pones contento tú solo, te pones furioso tú solo y te pones triste tú solo. Si no te das cuenta de esto, seguirás siempre siendo un esclavo..

El dominio de uno mismo se adquiere cuando uno se da cuenta: «Soy absolutamente responsable de todo lo que me ocurre. Ocurra lo que ocurra, sin condiciones, el responsable absoluto soy yo.»

Al principio, esto te pondrá muy triste y te deprimirá, porque si puedes cargar a otro con la responsabilidad, te sentirás bien porque no has actuado mal ¿Qué puede uno hacer cuando su esposa se comporta de un modo tan desagradable? Tienes que enfadarte. Pero recuérdalo bien: tu esposa se porta de manera desagradable por sus propios mecanismos internos. No está siendo desagradable contigo. Si tú no estuvieras, sería desagradable con los niños. Si los niños no estuvieran, sería desagradable con la vajilla; tiraría los platos al suelo. Habría roto la radio. Algo tendría que hacer, porque le venía el mal humor. Fue pura casualidad que te encontrara a ti leyendo el periódico y se pusiera desagradable contigo. Fue pura coincidencia que tú estuvieras a mano en un mal momento.

Tú estás enfadado, pero no porque tu mujer estuviera desagradable; ella proporcionó la situación, eso es todo. Ella te dio la oportunidad de ponerte furioso, una excusa para ponerte furioso, pero la ira estaba burbujeando ya. Si tu mujer no hubiera estado ahí, tú te habrías enfadado de todos modos... con algún otro, con alguna idea, pero la ira tenía que hacerse presente: Era algo que venía de tu propio subconsciente.

Todo el mundo es responsable, totalmente responsable de su propio ser y su conducta. Al principio, te resultará deprimente ser tú el responsable, porque siempre has pensado que querías ser feliz... ¿cómo vas a ser tú el responsable de tu infelicidad? Tú siempre has querido estar en paz... ¿cómo vas a ponerte furioso tú solo? Y por eso echas las culpas a otro.

Si sigues echando las culpas a otros, recuerda que seguirás siempre siendo, un esclavo, porque nadie puede cambiar a los demás. ¿Cómo vas a cambiar a otro? ¿Alguien ha cambiado alguna vez a otro? Uno de los deseos más incumplidos del mundo es el de cambiar a otro. Nadie lo ha conseguido jamás. Es imposible, porque el otro tiene su propia existencia y tú no puedes cambiarle. Puedes echarle las culpas al otro, pero no puedes cambiarle. Y como le has echado la culpa al otro, nunca te darás cuenta de que la responsabilidad básica es tuya. El cambio básico que se necesita hay que hacerlo en tu interior.


Osho

la mente es el pasado

La mente se proyecta a sí misma, y la mente es el pasado, así que tu futuro no va a ser distinto del pasado. ¿Y qué es el pasado? ¿Lo que has hecho en el pasado? Hayas hecho lo que hayas hecho, bueno, malo, esto, aquello; lo que sea ello crea su propia repetición.

Esa es la teoría del karma. Si estuviste. Furioso anteayer creaste un cierto potencial para volver a enfurecerte ayer. Y cuando lo repetiste, le diste más energía a la ira. Hiciste que el estado irascible arraigara más, lo regaste; así que hoy lo volverás a repetir con más fuerza, con más energía. Y mañana volverás a ser víctima del hoy.

Cada acción que ejecutas, incluso cada cosa que piensas tiene su manera de persistir y repetirse una y otra vez, porque crea un canal en tu ser. Empieza a absorber energía de ti.
Estás irritado, se te pasa el mal humor y crees que ya no estás irritado. Pues te equivocas.

Aunque se ha pasado el mal humor, no ha ocurrido nada. La ira estaba en la superficie hace unos minutos; ahora ha pasado al subconsciente, a las profundidades de tu ser. Allí aguardará a que vuelva a llegar su momento. Si has actuado de ese modo, la has reforzado.

Le has permitido seguir viviendo. Le has vuelto a dar poder, energía. Está palpitando como una semilla bajo tierra, esperando la oportunidad y la estación adecuadas, y entonces
brotará.


Osho

El pasado ya se fue. ¿Por qué te aferras a él?

La mente es como el polvo que se acumula en un espejo. Cuanto más polvo se acumula menos espejo es el espejo. Y si la capa de polvo es muy gruesa, como ocurre en ti, el espejo no refleja nada.

Todo el mundo acumula polvo. No solo lo acumulas, te aferras a él. Lo consideras un tesoro. El pasado ya se fue. ¿Por qué te aferras a él? No puedes hacer nada con él, no puedes retroceder, no puedes deshacerlo... ¿por qué te aferras a él? No es un tesoro. Y si te aferras al pasado y crees que es un tesoro, es lógico que tu mente quiera revivirlo una y otra vez en el futuro. Tu futuro no puede ser otra cosa más que tu pasado modificado... un poco retocado, un poco más decorado, pero va a ser lo mismo porque la mente no puede pensar en lo desconocido. La mente solo puede proyectar lo conocido, lo que ya sabes.


Osho

Para la conciencia ordinaria, el tiempo real es el pasado

El hombre parece estar en el presente, pero eso es solo apariencia. El hombre vive en el pasado. Pasa a través del presente, pero sigue estando enraizado en el pasado. El presente no es un tiempo de verdad para la conciencia ordinaria. Para la conciencia ordinaria, el tiempo real es el pasado, el presente es solo una conexión entre el pasado y el futuro, solo un paso momentáneo. El pasado es real y el futuro también, pero el presente no tiene realidad para la conciencia ordinaria.

El futuro no es nada más que una prolongación del pasado. El futuro no es más que el pasado proyectado una y otra vez. El presente parece no existir. Si piensas en el presente, no lo encontrarás... porque en el momento en que lo encuentres, ya habrá pasado. Y un momento antes, cuando aún no lo habías encontrado, estaba en el futuro.

Para una conciencia búdica, para un ser despierto, solo el presente existe. Para la conciencia ordinaria, inconsciente, dormida como un sonámbulo, el pasado y el futuro son reales, pero el presente es irreal. Solo cuando uno despierta el presente se hace real, y el pasado y el futuro se vuelven irreales.

¿Por qué es así? ¿Por qué vives en el pasado? Porque la mente no es más que una acumulación de pasado. La mente es memoria... todo lo que has hecho, todo lo que has soñado, todo lo que quisiste hacer y no pudiste hacer, todo lo que has imaginado en el pasado, eso es tu mente. La mente es una entidad muerta. Si miras a través de la mente, nunca encontrarás el presente, porque el presente es vida, y la vida nunca se puede abordar a través de un medio muerto. La mente está muerta.


Osho

jueves, 29 de agosto de 2013

¿Por qué cada vez que tengo que hacer algo me cuesta tanto decidirme?

Por ejemplo, ahora no sé si quiero irme o si quiero quedarme aquí más tiempo. Parece como si no fuera capaz de resolver este tipo de cuestiones.

Respuesta de Osho:
     "Le estás preguntando a la persona equivocada porque yo no experimento esto. O bien lo hago, o bien no lo hago, pero no vacilo.
Es la mente la que vacila entre "ser o no ser". Pero la naturaleza de la mente es así. Es incapaz de tomar decisiones, siempre está dando vueltas y vueltas...
     Si has conseguido meditar profundamente, verás que no es necesario. La meditación te da una claridad...inquebrantable, decidida. No sabe nada de alternativas, simplemente hace lo que todo su ser dice que haga, no está dividida. Pero la mente sí.
     ...una mente dividida hace que te arrepientas de todo lo que llevas a cabo. Si te quedas aquí, no dejarás de pensar: "Tendría que haberme ido". Si te vas, entonces mirarás hacia atrás y dirás: "¿Qué tontería he hecho? Tendría que haberme quedado".
     Me ponéis en un verdadero aprieto haciéndome preguntas de este tipo. Yo no puedo decidir si tienes que irte o quedarte. Sólo tú, en la esfera de la mente dividida, puedes sopesar los pros y los contras. ¿Por qué quieres irte? ¿Qué te empuja a marcharte? ¿Por qué quieres quedarte? ¿Qué te impide marcharte ahora?
     Míralo con imparcialidad, como si no fuese tu problema sino el de otra persona. Tienes que llegar a una conclusión, y debes decidir qué pesa más. No será seguro un ciento por ciento, pero al menos el setenta y cinco por ciento sí. Si quieres tener una seguridad del ciento por ciento, entonces el asunto no es esta pregunta ni ninguna otra.
     
Medita, y la mente dividida desaparecerá. El meditador simplemente sigue, hace las cosas. No se arrepiente, no se lamenta; en ningún momento piensa que debería haber hecho algo mejor. Lo hace con totalidad, no hay nada mejor. Esta experiencia, cuando haces las cosas con totalidad,  produce una enorme transformación.
     Si puedes estar aquí con totalidad, quédate y olvídate de ir a ninguna parte. Si quieres irte, hazlo con totalidad y olvídate de mí y de este lugar. Pero debes
hacer las cosas con la totalidad de tu ser, de lo contrario siempre te sentirás culpable de no haber hecho lo correcto, de haber perdido el tren innecesariamente...
     Yo te sugiero que medites un poco más para que todo este conflicto desaparezca. Y, llegues a la conclusión que llegues, te doy mi bendición tanto si te quedas como si te vas a otro sitio. No importa. Lo realmente importante es tu claridad y que a través de esa claridad tomes una decisión o llegues a una conclusión".

Osho, Cierra los ojos y lánzate. Escucha el sonido de tu verdad
http://osho-maestro.blogspot.com

lunes, 26 de agosto de 2013

Los milagros ocurren por sí solos. No hay necesidad de tirar y empujar.

Yo no Soy partidario de detener la mente. Soy partidario de observarla. Se detiene por sí sola, y entonces es hermosa. Cuando algo sucede sin ninguna violencia, posee una belleza propia. Tiene un desarrollo natural. Puedes forzar una flor y abrirla a la fuerza, puedes tirar de los pétalos de un capullo y abrirlo a la fuerza, pero habrás destruido la belleza de la flor.
Ahora está casi muerta. No puede resistir tu violencia. Los pétalos caerán flojos, inertes, moribundos. Cuando el capullo se abre por su propia energía, cuando se abre por sí solo, esos pétalos están vivos.

La mente es tu floración. No la fuerces en modo alguno. Estoy en contra de toda fuerza y de toda violencia, y en particular de la violencia dirigida hacia uno mismo.  Limítate a observar -en profunda oración, con amor, con reverencia- y a ver lo que ocurre. Los milagros ocurren por sí solos. No hay necesidad de tirar y empujar.
¿Cómo dejar de pensar? Yo digo que basta con observar, con estar alerta. Y renuncia a esa idea de detener la mente, porque eso de tendría su transformación natural. ¡Abandona esa idea de detenerla ¿Quién eres tú para detener nada?

Como máximo, disfruta. Y no hay nada malo. Aunque pasen por tu mente pensamientos inmorales, lo que se suele llamar pensamientos inmorales, tú déjalos pasar.
No hay nada malo. Mientras tú te mantengas distanciado, eso no hace ningún daño. Es solo ficción, estás viendo una película interior. Deja que siga a su manera y poco a poco te llevará al estado de no-mente. La observación acaba culminando en la no-mente.  La no-mente no está contra la mente; la no-mente está más allá de la mente. La no-mente no se alcanza matando y destruyendo la mente; la no-mente se alcanza cuando has comprendido la mente de modo tan total que ya no es necesario el pensamiento... tu comprensión lo ha sustituido.


Osho

¿Cómo librarse de los recuerdos?


Obsérvalos, sé testigo de ellos. Y recuerda siempre que «esto me ha pasado a mí, pero yo no soy esto». Claro que naciste en cierta familia, pero eso no eres tú; te ha ocurrido a ti, es un suceso exterior a ti. Claro que alguien te puso un nombre eso tiene su utilidad, pero el nombre no eres tú. Claro que tienes una forma, pero tú no eres la forma; la forma es solo la casa en la que vives. La forma es solo el cuerpo en el que vives. Y el cuerpo te lo dieron tus padres. Es un regalo, pero no tú.

Observa y discrimina. Esto es lo que en Oriente se llama vivek, discriminación.  Discrimina sin parar. Sigue discriminando... llegará un momento en el que habrás eliminado todo lo que no eres tú. De pronto, en ese estado, te enfrentas por primera vez a ti mismo, te encuentras con tu propio ser. Sigue suprimiendo todas las identidades que no son tú: la familia, el cuerpo, la mente. En ese vacío, cuando todo lo que no eres tú ha sido eliminado, tu ser emerge de pronto,  por primera vez te encuentras contigo mismo, y ese encuentro se convierte en maestría.

No se puede detener el pensamiento. No es que no se detenga, pero no se puede detener. Se detiene por sí solo. Esta distinción hay que entenderla bien; de lo contrario, te volverás loco persiguiendo a tu mente. La no-mente no surge deteniendo el pensamiento. Cuando ya no hay pensamiento, hay no-mente. Pero el esfuerzo de detenerlo creará más ansiedad, creará conflictos, hará que te dividas. Vivirás en un constante torbellino interior. Eso no te va a servir de nada.

Y aunque consiguieras detenerlo por la fuerza durante unos instantes eso no representa ningún logro... porque esos pocos momentos estarán casi, muertos, no estarán vivos. Puedes sentir una especie de quietud... pero no silencio. Porque la quietud forzada no es silencio. Por debajo, en las profundidades del subconsciente, la mente reprimida sigue funcionando.

Así pues, no hay manera de detener la mente. Pero la mente se detiene... de eso no cabe duda. Se detiene por si sola.
¿Qué es lo que hay que hacer? Es una pregunta importante. Observa. No trates de detenerla. No hay necesidad de ealizar ningún acto contra la mente. En primer lugar, ¿quién lo iba a hacer? Sería la mente luchando, contra sí misma. Dividirás tu mente en dos: una parte que intenta tomar el mando, hacerse el amo, matar a la otra parte de sí misma... lo cual es absurdo. Es un juego idiota, que te puede volver loco. No intentes detener la mente o el pensamiento... solo obsérvalo, déjalo fluir. Déjalo en completa libertad. Deja que corra tan rápido como quiera. No intentes controlarlo en modo alguno. Limítate a ser testigo.


Osho

La mente te crea todos los sufrimientos. Cuando la mente se va, los sufrimientos se van

Primero tienes que llegar a estar vacío, absolutamente vacío. Pero sin aferrarte a esa vacuidad; de lo contrario, tu vida nunca conocerá la expresión positiva de la Religión. A tu vida le faltará la poesía, la alegría de compartir. Permanecerás vacío. Tendrás una especie de libertad, pero tu libertad será sólo una libertad de, no será una libertad para. Y a no ser que la libertad sea ambas, libertad de y libertad para, algo falta, algo se echa de menos; tu libertad será pobre. Ser tan sólo libre de es una clase de libertad pobre.
La verdadera libertad empieza cuando eres libre para. Entonces puedes cantar, puedes bailar y puedes celebrar y tu energía puede rebosar. Eso es la compasión amorosa.
El hombre vive en la pasión. Cuando la mente desaparece, la pasión se transforma en compasión. Pasión significa que eres un pordiosero ¡con tu cuenco de mendigar! Estás pidiendo y pidiendo más y más a todo el mundo; estás explotando a los demás. Tus relaciones no son otra cosa que explotación, engaños astutos para poseer al otro, hábiles estrategias para dominar. Cuando vives en la mente, en la pasión, tu vida entera es una política de fuerza. Incluso tu amor, incluso tu servicio social, incluso tus trabajos humanitarios, no son sino política de fuerza. En lo profundo existe el deseo de ejercer tu poder sobre los demás.
Cuando se deja la mente, esa misma energía se vuelve compasión amorosa. Y se convierte en algo completamente diferente. Ya no es mendigar. Te conviertes en un emperador. Empiezas a dar. Ahora tienes algo, siempre lo has tenido, pero a causa de la mente no eras consciente de ello. La mente funcionaba como una oscuridad envolvente y no eras consciente de tu luz interior. La mente estaba creando la ilusión de que eras un mendigo, cuando siempre has sido un emperador. La mente estaba creando un sueño. En realidad nunca necesitaste nada. Todo se te había dado ya. Todo lo que necesitas y todo lo que puedas necesitar ya estaba ahí.
Dios está dentro de ti, pero a causa de la mente... Mente significa, soñar, desear. Nunca miras hacia dentro, te diriges apresurado hacia afuera. Te mantienes a ti mismo en un segundo plano, tus ojos miran hacia el exterior, se han quedado enfocados ahí. La mente es eso: tener los ojos enfocados hacia el exterior.
Y uno tiene que aprender cómo retirar el foco de ahí, a que los ojos se distiendan, a que se vuelvan menos rígidos, más fluidos. Para que puedan mirar hacia dentro. Una vez que has visto quién eres, el mendigo desaparece; de hecho, nunca ha existido, se trataba de un sueño, de una idea.
La mente te crea todos los sufrimientos. Cuando la mente se va, los sufrimientos se van, y de repente te encuentras lleno de energía. Y la energía necesita expresión, quiere compartirse, hacerse canción, baile, celebración. Comienzas a compartir: ésa es la compasión.


Osho

Cuando desapareces en lo universal te conviertes en una nube rebosante

A no ser que desaparezcas como una gota de rocío en el océano universal, no encontrarás ningún sentido. No encontrarás tu verdadera dignidad. No verás que la existencia vierte sobre ti tanta alegría y tanta celebración que no puedes contenerlas, que tienes que compartirlas.

Cuando desapareces en lo universal te conviertes en una nube rebosante, una nube tan cargada de lluvia que tiene que rociar. El hombre de profunda comprensión, el hombre de intuición, el hombre que ha llegado a su ser, se convierte en una nube rebosante. Este hombre no es sólo una bendición para sí mismo, es bendición para el mundo entero.

Osho

a no ser que te conozcas a ti mismo, seguirás echando algo de menos.

Puede que tengas todos los placeres, todas las comodidades y lujos del mundo, pero a no ser que te conozcas a ti mismo, a no ser que tu loto interno se abra, seguirás echando algo de menos. Quizá no sepas con certeza lo que echas de menos, pero tendrás un sentimiento de que algo te falta, de que «no estoy completo», de que «no estoy entero», de que «no soy lo que la existencia quería que fuese». Este sentimiento de «echar algo de menos» es una molestia continua en todo el mundo. Solamente la expansión de tu consciencia te ayudará a liberarte de ese sentimiento, de esa molestia, de esa angustia, de esa ansiedad.


Osho

sábado, 24 de agosto de 2013

no intentes «controlar la mente».

Centrarse en la conciencia es el dominio de la mente.
Así que no intentes «controlar la mente». El lenguaje puede desorientarte. Nadie puede controlar, y los que intentan controlar se Vuelven locos. Se vuelven neuróticos, porque intentar controlar la mente no es otra cosa que una parte de la mente intentando controlar otra parte de la mente.

¿Quién eres tú, quién está intentando controlar? Tú también eres una ola -una ola religiosa, por supuesto-, intentando controlar la mente. Existen olas irreligiosas: están el sexo y la ira y los celos y el afán posesivo y el odio, y millones de olas irreligiosas. Y por otra parte, existen olas. religiosas: la meditación, el amor, la compasión. Pero todas están en la superficie, pertenecen a la superficie y actúan en la superficie. Da lo mismo que sean religiosas o irreligiosas.

La auténtica religión está en el centro, y en la perspectiva que se adquiere desde el centro. Sentado dentro de tu casa, contemplas tu propia superficie: todo cambia, porque tu perspectiva es nueva. De pronto te has convertido en el amo. De hecho, adquieres tanto dominio, tanto arraigo, que la superficie deja de preocuparte y puedes disfrutar de las olas y de las mareas y de la tormenta. Es bello, te da energía, te da fuerza... no hay ningún motivo para preocuparse.

Solo los débiles se preocupan por los pensamientos. Solo los débiles se preocupan por la mente. Las personas fuertes simplemente absorben todo el conjunto y con ello se enriquecen. Las personas fuertes nunca rechazan nada.

El rechazo nace de la debilidad, de tu miedo. A las personas fuertes les gusta absorber todo lo que la vida ofrece. Religioso, irreligioso, moral, inmoral, divino, diabólico... les da lo mismo; la persona fuerte lo absorbe todo. Y con ello se enriquece.
Posee una profundidad completamente diferente, que la gente religiosa normal no puede tener, porque es pobre y superficial.

Observa a las personas religiosas normales que acuden al templo o a la mezquita o a la iglesia. Siempre encontrarás gente muy superficial, sin nada de profundidad. Porque han
rechazado partes de ellos mismos y han quedado lisiados. En cierto modo, están paralizados.

La mente no tiene nada de malo, los pensamientos no tienen nada de malo. Lo que es malo es quedarse en la superficie, porque entonces no conoces el todo y sufres innecesariamente a causa de la parte y de la percepción parcial. Se necesita una percepción de la totalidad, y eso solo es posible desde el centro; porque desde el centro puedes mirar a tu alrededor en todas las dimensiones, en todas las direcciones, ver toda la periferia de tu ser. Que es inmensa. De hecho, es igual que la periferia de la existencia. En cuanto estás centrado, poco a poco te vas ensanchando y agrandando, y acabas siendo la totalidad, nada menos.


Osho

La mente es una perturbación de la conciencia, como las olas son una perturbación del mar

Desde cierto punto de vista, la mente es como las olas: una perturbación. Cuando el mar está en calma, tranquilo, sin perturbaciones, no hay olas. Cuando el océano es perturbado
por las mareas o por un viento fuerte, cuando se forman olas enormes y toda la superficie es un caos, entonces, desde cierto punto de vista, la mente existe. Todo esto son metáforas para
ayudarte a comprender cierta cualidad interior que no se puede explicar con palabras. Estas metáforas son poéticas. Si intentas comprenderlas con simpatía, adquirirás un conocimiento, pero si intentas comprenderlas lógicamente, no entenderás nada. Son metáforas.

La mente es una perturbación de la conciencia, como las olas son una perturbación del mar. Algo ajeno ha intervenido: el viento. Algo procedente del exterior le ha ocurrido al mar, o a la conciencia -los pensamientos o el viento-, y se produce el caos. Pero el caos siempre está en la superficie. Las olas siempre están en la superficie. En las profundidades no hay oleaje; no puede haberlo, porque el viento no puede penetrar en las profundidades.

Así pues, todo ocurre en la superficie. Si te desplazas hacia dentro, adquieres control. Si te desplazas desde la superficie hacia dentro, llegas al centro. De pronto, aunque la superficie esté perturbada, tú ya no estás perturbado.

Toda la ciencia de la meditación consiste simplemente en centrarse, en moverse hacia el centro, echar raíces allí, quedarse a vivir allí. Y desde allí, toda la perspectiva cambia. Ahora, aunque haya olas, no pueden alcanzarte. Y ahora puedes darte cuenta de que no te pertenecen a ti, que solo hay un conflicto en la superficie con algo ajeno.

Y cuando miras desde el centro, el conflicto acaba por desaparecer. Poco a poco te relajas. Poco a poco vas aceptando que, desde luego, sopla un viento muy fuerte y se van a formar olas, pero a ti eso no te preocupa, y cuando no estás preocupado puedes disfrutar hasta de las olas. No tienen nada de malo.

El problema surge cuando también tú estás en la superficie. Estás en una barquita en la superficie, y empieza a soplar un viento fuerte y la marea está alta y todo el mar enloquece. Naturalmente, te preocupas, te mueres de miedo. Estás en peligro; en cualquier momento, las olas pueden volcar tu barquita; en cualquier momento puede presentarse la muerte. ¿Qué puedes hacer tú, con tu barquita? ¿Cómo vas a poder controlar nada? Si te pones a luchar con la olas, serás derrotado. Luchar no sirve de nada; tienes que aceptar las
olas. De hecho, si eres capaz de aceptar las olas y dejas que tu barquita, por pequeña que sea, se mueva con ellas y no contra ellas, entonces no hay peligro. Las olas están ahí; tú simplemente te dejas llevar. Tú simplemente te mueves con ellas, no contra ellas. Te conviertes en parte de ellas. Entonces surge una enorme felicidad.


Osho

La mente no es nada más que la ausencia de tu presencia.

Los pensamientos existen; la mente no existe. La mente es solo apariencia. Y cuando miras hacia las profundidades de la mente, esta desaparece. Quedan pensamientos, pero cuando la «mente» ha desaparecido y solo existen pensamientos individuales, muchas cosas se resuelven al instante. Lo primero de lo que te das cuenta es de que los pensamientos son como nubes: van y vienen, y tú eres el cielo. Cuando no hay mente, te llega inmediatamente la percepción de que ya no participas en los pensamientos. Los pensamientos están ahí, pasando a través de ti como pasan las nubes a través del cielo, o el viento a través de los árboles. Los pensamientos pasan a través de ti, y pueden pasar porque tú eres un inmenso vacío. No hay impedimento, no hay obstáculos. No existe ningún muro que les limite el paso; no eres un fenómeno amurallado. Tu cielo está abierto hasta el infinito; los pensamientos van y vienen.

Y cuando empiezas a sentir que los pensamientos van y vienen y que tú eres un observador, un testigo, se adquiere dominio sobre la mente.

La mente no se puede controlar en el sentido ordinario. En primer lugar, dado que no existe, ¿cómo vas a poder controlarla? En segundo lugar, ¿quién va a controlar la mente?  Porque más allá de la mente no existe nadie... y cuando digo que no existe nadie, quiero decir que más allá de la mente no existe nadie, solo está la nada. ¿Quién va a controlar la mente? Si alguien estuviera controlando la mente, sería solo una parte, un fragmento de la mente controlando otro fragmento de la mente. Eso es el ego.

La mente no se puede controlar de ese modo. No existe, y no hay nadie para controlarla. El vacío interior puede ver, pero no puede controlar. Puede mirar, pero no puede controlar... pero la simple mirada es el control; el fenómeno mismo de la observación, de ser testigo, se convierte en maestría porque la mente desaparece.

Es como cuando vas andando en una noche oscura y echas a correr porque tienes miedo de alguien que te sigue. Y ese alguien no es más que tu propia sombra, y cuanto más corras más cerca estará tu sombra. No importa la velocidad a la que corras; la sombra seguirá ahí. Cada vez que te vuelves a mirar, la sombra sigue detrás de ti. Esa no es manera de escapar de ella, y ni es la manera de controlarla. Tendrás que pararte a mirar bien la sombra. Quédate quieto y mira al fondo de la sombra, y la sombra desaparece, porque la sombra no existe; es solo una ausencia de luz.

La mente no es nada más que la ausencia de tu presencia. Cuando te sientas en silencio, cuando miras a las profundidades de la mente, la mente simplemente desaparece.
Quedan pensamientos, que son existenciales, pero la mente no se ve por ninguna parte.
Pero cuando la mente desaparece, se hace posible una segunda percepción: puedes ver que los pensamientos no son tuyos. Claro que te llegan y a veces se quedan algún tiempo en ti, y después se marchan. Eres una parada en su camino, pero no se originan en ti. ¿Te has fijado alguna vez en que de ti no ha surgido ni un solo pensamiento?
Ni un solo pensamiento se ha formado por medio de tu ser; siempre vienen del exterior. No te pertenecen: planean sobre ti sin raíces, sin hogar. A veces se posan en ti, eso es todo, como una nube que se posa en lo alto de una montaña. Y después siguen moviéndose por sí solos; no tienes que hacer nada. Si te limitas a observar, adquieres control.

La palabra control no es muy adecuada, porque las palabras nunca pueden ser muy adecuadas. Las palabras son cosa de la mente, pertenecen al mundo de los pensamientos.

Las palabras no pueden ser muy penetrantes; son poco profundas. La palabra control no es buena porque no hay nadie que controle y no hay nadie que sea controlado. Pero a falta de algo mejor, ayuda a entender algo que sucede: cuando miras al fondo, la mente queda controlada; de pronto, te conviertes en el amo y señor. Los pensamientos están ahí, pero ya no te dominan. No pueden hacerte nada, simplemente van y vienen; tú te mantienes intacto, como una flor de loto bajo la lluvia. Las gotas de agua caen sobre los pétalos, pero resbalan sin tan siquiera tocar la flor. El loto se mantiene intacto.


Osho

la meditación es igual que el sueño profundo, pero con conciencia.

Cuando la mente no tiene pensamientos, eso es meditación. La mente se queda sin pensamientos en dos estados: el sueño profundo y la meditación,.. Si te haces consciente y tus pensamientos desaparecen, es meditación; si los pensamientos desaparecen y quedas inconsciente, es sueño profundo.

El sueño profundo y la meditación tienen algo en común y algo diferente. Una cosa es similar: En los dos estados, el pensamiento desaparece. Una cosa es diferente: En el sueño profundo, también desaparece la conciencia, mientras que en la meditación permanece.

Así pues, la meditación es igual que el sueño profundo, pero con conciencia. Estás relajado, como en el sueño profundo, pero estás consciente, completamente despierto... y eso te lleva hasta la puerta de los misterios.

En el sueño profundo pasas a un estado de no-mente, pero sin conciencia. No sabes dónde te están llevando, aunque por la mañana sentirás el impacto y el efecto. Si de verdad, Ha sido un sueño profundo y hermoso, sin ensoñaciones que te perturben, por la mañana te sentirás fresco, renovado, vivo, rejuvenecido, otra vez lleno de entusiasmo y energía. Pero no sabes cómo ha ocurrido, adónde has ido. Entraste en una especie de coma profundo, como si te hubieran administrado un anestésico, y fuiste transportado a otro plano, del que regresas fresco, joven, rejuvenecido.

En la meditación, eso sucede sin anestesia.  Así pues, meditación significa permanecer tan relajado como cuando estás profundamente dormido, pero manteniéndote alerta. Mantén la conciencia... deja que desaparezcan los pensamientos, pero la conciencia debe mantenerse. Y esto no resulta difícil; lo que pasa es que nunca lo has intentado, eso es todo.  Es como nadar; si no lo has intentado, parece muy difícil. Incluso parece peligroso, y te parece increíble que la gente pueda nadar, porque tú te ahogarías. Pero cuando lo intentas un poquito, se te hace fácil; es muy natural.


Osho

viernes, 23 de agosto de 2013

«¿Cómo puedo alcanzar el Reino de Dios?»

En la antigüedad se consideraba que un maestro era una persona capaz de convertirse en la muerte para el discípulo: una persona que te puede ayudar a morir para que puedas renacer. Nicodemo le preguntó a Jesús: «¿Cómo puedo alcanzar el Reino de Dios?»
Jesús respondió: «Nada se puede alcanzar si no mueres antes. Nada se puede alcanzar si no renaces.»

Y este renacer no es un suceso aislado, es un proceso continuo. Uno tiene que renacer en cada momento. No es que renazcas de una vez y ya está, asunto concluido. La vida es un nacimiento continuo, y la muerte también es continua.

Hay que morir una vez porque no has vivido en absoluto. Si estás vivo, tienes que morir en cada momento. Morir en cada momento para el pasado, como quiera que haya sido, un paraíso o un infierno. Sea como sea, muere para todo ello, y renace nuevo y joven para el momento presente. Y ahora sé testigo... y solo puedes ser testigo si eres nuevo.


Osho

Cuantos más pensamientos tengas, mayor ego tendrás.

Los pensamientos acumulados, los recuerdos amontonados, crean la sensación de ego, de que eres. Intenta este experimento: deslígate de todo tu pasado. No tienes ningún recuerdo. No sabes quiénes son tus padres, no sabes a quién perteneces: a qué país, a qué religión, a qué raza. No sabes dónde te educaron, ni si recibiste educación o no.
Corta con todo tu pasado.....y recuerda quién eres. ¡No puedes recordar quien eres!
Evidentemente; eres. Eres, pero ¿quién? En ese momento no puedes sentir un «yo».  El ego no es más que pasado acumulado. El ego es tu pensamiento condensado, cristalizado.

Por eso Bokuju dice: «Si me has mirado bien, yo no estaba. Había beber té, pero no bebedor. Había pasear en el jardín, pero no paseante. Había acción, pero no actor.»
Cuando se es testigo, no hay sensación de «yo». Al pensar sí la hay. No es simple coincidencia que los llamados pensadores estén tan profundamente enraizados en sus egos.
Artistas, pensadores filósofos, personas ilustradas... no es coincidencia que sean tan egoístas. Cuantos más pensamientos tengas, mayor ego tendrás.

Cuando se es testigo, no hay ego. Pero esto solo ocurre si se consigue trascender el lenguaje. El lenguaje es la barrera. El lenguaje es necesario para comunicarse con otros; no es necesario para comunicarse con uno mismo. Es un instrumento útil..... podría decirse que el instrumento más útil. El hombre ha podido crear una sociedad, un mundo, solo gracias al lenguaje. Pero a causa del lenguaje, el hombre se ha olvidado de sí mismo.
El lenguaje es nuestro mundo. Si el hombre olvida su lenguaje, aunque sola sea por un instante, ¿qué le queda? La cultura, la sociedad, el hinduismo, el cristianismo.....¡Qué queda?
No queda nada. Con solo suprimir el lenguaje, desaparece toda la humanidad con su cultura, su civilización, su ciencia; Su religión su filosofía.

El lenguaje es comunicación con los otros; es la única comunicación. Es útil, pero peligroso. Siempre que un instrumento es útil es también peligroso en la misma proporción.
El peligro está en que cuanto más se sumerge la mente en el lenguaje, más se aleja del centro. Por eso se necesita un equilibrio sutil y un dominio sutil para ser capaz de penetrar
en el lenguaje y ser también capaz: de abandonar el lenguaje, de salir del lenguaje.
Ser testigo significa salirse del lenguaje, de la verbalización, de la mente.  Ser testigo significa un estado sin mente, sin pensamiento.
¡Inténtalo! Será un esfuerzo largo, y no hay nada garantizado... pero inténtalo, y con el esfuerzo lograrás algunos momentos en los que el lenguaje desaparece de pronto. Y entonces se abre una nueva dimensión. Te haces consciente de un mundo diferente: el mundo de la simultaneidad, el mundo del aquí y ahora, el mundo sin mente, el mundo de la realidad.


Osho

Hagas lo que hagas, procura hacerlo no verbalmente. (no mente)

Así pues, si sigues pensando, nunca podrás saber lo que es ser testigo. Detenerse, dejar de pensar, es el primer paso para hacerse testigo. Dejar de pensar es ser testigo. .. ¿Y qué hay que hacer? Porque pensar es un hábito muy arraigado en nosotros. Se ha convertido en una cosa mecánica, de robots. Ya no es que pienses; ya no es decisión tuya, es un hábito mecánico... no puedes hacer otra cosa.

En cuanto aparece la flor, empieza el pensamiento. No tenemos experiencias no verbales; solo los niños pequeños las tienen. La experiencia no verbal es la experiencia verdadera. La verbalización es huir de la experiencia.

Cuando digo «la flor es bonita», la flor desaparece para mí. Ahora lo que me interesa es mi mente, no la flor. Ahora tengo en la mente la imagen de la flor, no la flor misma.
Ahora la flor es una imagen en la mente, un pensamiento en la mente, y ahora puedo compararla con mis experiencias pasadas y juzgar. Pero la flor ya no está ahí.
Cuando verbalizas, te cierras a la experiencia. Cuando estás consciente de manera no verbal, estás abierto, vulnerable. Ser testigo significa abrirse constantemente a la experiencia, no cerrarse.

¿Qué hacer? Hay que romper de algún modo este hábito mecánico que llamamos pensar. Hagas lo que hagas, procura hacerlo no verbalmente. Es difícil, es duro, y al principio parece absolutamente imposible, pero no lo es. No es imposible, solo es difícil. Si andando por la calle... camina no verbalmente. Solo camina, aunque sea tan solo durante unos segundos, y tendrás un vislumbre de un mundo diferente, un mundo no verbal, el mundo real, no el mundo de la mente que el hombre ha creado dentro de sí mismo.  Si estás comiendo... come no verbalmente.  

Alguien le preguntó a Bokuju, un gran maestro zen: «¿Cuál es tu camino, cuál es tu método?» y Bokuju dijo: «Mi método es muy simple: cuando tengo hambre, como; cuando tengo sueño, duermo... y eso es todo.»
El hombre quedó desconcertado y dijo:
-¿Qué dices? Yo también como y también duermo, y todo el mundo hace lo mismo.
¿Qué tiene eso para que lo llames un camino?
y Bokuju dijo:
-Cuando tú comes, estás haciendo muchas cosas, no solo comer. Y cuando duermes, estás haciendo de todo menos dormir. Pero cuando yo como, simplemente como; cuando duermo, simplemente duermo. Todos mis actos son totales.  Todos los actos se vuelven totales cuando dejas de ser verbal. Así que intenta comer sin ninguna verbalización en la mente, sin ningún pensamiento en la mente. Solo come... y entonces comer se convierte en meditación, porque cuando dejas de ser verbal te conviertes en testigo.
Si eres verbal, te conviertes en un pensador. Si no eres verbal, no puedes hacer nada por evitarlo: te conviertes automáticamente en testigo., Así que intenta hacerlo todo no
verbalmente: camina, come, date un baño o siéntate en silencio. Después, simplemente siéntate; y después «una sentada». No pienses. Entonces, hasta estar sentado se puede
convertir en meditación; el simple andar se puede convertir en meditación.


Osho

Tienes sólo seis meses más de vida,Si has querido hacer algo, hazlo!

Sucedió realmente que a un hombre le dijo su doctor: «Tienes sólo seis meses más de vida, ni un sólo día más, así que si quieres terminar todo, terminalo. Si has querido hacer algo, hazlo».

El hombre era muy rico y siempre había tenido la idea de recorrer el mundo y visitar todos los lugares hermosos, pero siempre surgían problemas y esto hacía que siempre lo estuviera posponiendo. Ahora no tenía tiempo para postergarlo. Ordenó que le hicieran bonitos vestidos. La gente no sabía que fuese tan extravagante. Comía la mejor comida, compró la mejor casa de la ciudad, cerró todos sus negocios ¿Qué necesidad había de mantenerlos? Durante seis meses tuvo más de lo que deseaba; pudo vivir como un rey.

Fue alrededor del mundo visitando todos los sitios bonitos, toda la gente hermosa del mundo. De hecho, simplemente se olvidó de morir. En el momento en que regresó a su casa, habían pasado seis meses hacía ya mucho tiempo. Fue al doctor a agradecérselo.

El doctor le dijo: «¿Todavía estás vivo? ¿Cómo lo lograste? Porque la enfermedad era tan grave que tenías que morir en seis meses».

El hombre le dijo: «Una vez que tuve la seguridad de que iba a morir, la muerte ya no fue un problema sino una certeza. Tenía seis meses para vivir, así que quería vivir tan multidimensionalmente como fuese posible y por vivir tan totalmente y tan intensamente, quizás me olvidé de morir en el momento adecuado». El doctor lo examinó. Su enfermedad había desaparecido. ¡Esos seis meses habían sido de tal relajación, profundidad y de una alegría tan festiva que la enfermedad desapareció! 


Osho

miércoles, 21 de agosto de 2013

si el pasado está inconcluso, tendrás que cargar con él.

En el momento en que empiezas a actuar desde el centro, cada acto es total, atómico.  Está ahí y después ya no está. Quedas completamente libre de él. Y entonces puedes moverte sin cargas, sin llevar peso. Y solo entonces puedes vivir en el nuevo momento que está siempre ahí, llegando a él en plena forma. Pero solo puedes llegar en plena forma si no vas cargando con un pasado.

Y si el pasado está inconcluso, tendrás que cargar con él. La mente tiene tendencia a concluirlo todo. Si algo está sin terminar, habrá que cargar con ello. Si algo ha quedado inconcluso durante el día, soñarás con ello durante la noche, porque la mente tiene tendencia a concluirlo todo. En el momento en que queda terminado, la mente se libra de la carga. Si no está terminado, la mente volverá a ello una y otra vez.

Hagas lo que hagas -amor, sexo, amistad-, todo queda inacabado. Y no puedes conseguir que sea total si te quedas en la periferia, ¿Cómo centrarse en uno mismo? ¿Cómo logra uno centrarse para no seguir: en la periferia? La técnica consiste en ser testigo.  La palabra testigo es una palabra muy importante. Existen cientos de técnicas para centrarse, pero hacerse testigo; es una parte necesaria, una parte básica, de todas las técnicas. Sea cual sea la técnica, la parte esencial es hacerse testigo. Así que bien se la podría llamar la técnica de todas las técnicas. No se trata de una simple técnica; el proceso de hacerse testigo es la parte esencial de todas las técnicas.


Osho

Pueden insultar a la periferia, pero no a ti...El mundo exterior solo puede tocarte en la periferia.

Ser testigo es la técnica para centrarse. Ya hemos hablado de centrarse: un hombre puede vivir de dos maneras: puede vivir desde su periferia o desde su centro. La periferia pertenece algo y el centro pertenece al ser. Si vives desde el ego, estarás siempre relacionado con lo otro. La periferia está relacionada con lo otro.  Hagas lo que hagas, no será una acción; será siempre una reacción. Lo haces en respuesta a algo que te hacen a ti. Desde la periferia no hay acción, todo es una reacción, nada viene de tu centro. En cierto modo, eres esclavo de las circunstancias. No estás haciendo nada; más bien te están obligando. 

Desde el centro, la situación cambia diametralmente. Desde el centro empiezas a actuar por primera vez empiezas a existir por derecho propio, no como algo relacionado.

Buda pasa por un pueblo. Algunos de sus habitantes están indignados, son completamente contrarios a sus enseñanzas. Le increpan, le insultan. Buda escucha en silencio y dice:
-Si ya habéis terminado, permitidme seguir mi camino. Tengo que llegar a la siguiente aldea, donde me están esperando. Si todavía queda algo en vuestra mente, podéis terminar de decirlo cuando vuelva a pasar por este camino de regreso.
-Te hemos insultado -dicen los aldeanos-. Te hemos increpado. ¿No vas a responder?
-Yo nunca reacciono. -dice
Buda-. Lo que vosotros hagáis es asunto vuestro. Yo ya no reacciono nunca y no podéis obligarme a hacer algo. Podéis insultarme; es asunto vuestro. Yo no soy un esclavo.
Me he convertido en un hombre libre. Actúo desde mi centro, no desde mi periferia, y vuestros insultos solo pueden tocar mi periferia, no mi centro. Mi centro se mantiene intacto.
Te sientes afectado, no porque hayan tocado tu centro, sino porque no tienes centro.

Eres solo tu periferia, estás identificado con la periferia. A la periferia le afecta todo, todo lo que ocurre. Es solo tu frontera con el exterior, así que todo lo que ocurre le afecta, y tú no tienes centro. En cuanto tienes un centro, te distancias de ti mismo, te distancias de tu periferia.

Pueden insultar a la periferia, pero no a ti. Tú te mantienes aparte, distanciado... existe una distancia entre tú y tu yo. Existe una distancia entre tú como periferia y tú como centro.  Y esa distancia no la puede saltar nadie más, porque nadie puede penetrar hasta el centro…
El mundo exterior solo puede tocarte en la periferia.
Por eso Buda dice: «Ahora estoy centrado. Hace diez años, habría sido diferente. Si me hubierais insultado, habría reaccionado. Pero ahora, solo actúo.»

Hay que entender con claridad la diferencia entre reacción y acción. Tú amas a alguien porque ese alguien te ama. Buda también te ama, pero no porque tú le ames; eso carece de importancia. Que tú le ames o no es irrelevante; él te ama porque es un acto, no una reacción. El acto sale de ti, y la reacción es algo que te fuerzan a hacer. Estar centrado significa que has empezado a actuar.
Otra cosa que hay que recordar es que cuando actúas, el acto es siempre total. Cuando reaccionas, no puede nunca ser total. Es siempre parcial, fragmentario, porque cuando actúo desde mi periferia -es decir, cuando reacciono-, no puede ser total porque no estoy verdaderamente implicado. Solo está implicada mi periferia así que no puede ser total.
Así pues, si amas desde tu periferia, tu amor nunca podrá ser total, será siempre parcial. Y eso es muy importante, porque si el amor es parcial, el espacio sobrante se llenará con odio.
Si tu amabilidad es parcial, el espacio sobrante se llenará de crueldad. Si tu bondad es parcial, ¿con qué se llenará el espacio sobrante? Si tu Dios es parcial, necesitarás un Diablo para llenar el espacio restante.  Eso significa que un acto parcial tiene por fuerza que ser contradictorio, en conflicto consigo mismo. Tu mente es anfibia, contradictoria... ante un mismo objeto reaccionas con amor y con odio. Y si el amor y el odio están presentes a la vez, tiene que haber confusión... una confusión venenosa. Tu amabilidad está mezclada con crueldad y tu caridad es un robo y tus oraciones se convierten en actos de violencia. Aunque intentes ser un santo en tu periferia, tu santidad estará manchada de pecado. En la periferia, todo resulta contradictorio.

Solo cuando actúas desde el centro tus acciones son totales. Y cuando un acto es total, posee una belleza propia. Cuando el acto es total, se vive momento a momento.  Cuando el acto es total, no cargas con el recuerdo; no es necesario. Cuando el acto es parcial, es una cosa inconclusa.


Osho