Recuerda que la vida sólo se puede vivir si la vives
naturalmente. Si le impones mandamientos artificiales, la destrozarás.
Por ejemplo, te decía: a menos que te ames a ti
mismo, no puedes amar a ningún otro. Por eso, sé egoísta, porque el altruismo
nace sólo del egoísmo. Pero te han repetido miles de veces que no vales nada.
Te han dicho que no tienes ningún valor, que tal y como eres sólo mereces que
se te condene, que si no cambias, acabarás en el Infierno.
Tienes que ser digno, tienes que cambiar, tienes que
convertirte en un santo, y tienes que llegar a ser esto y lo otro. Una cosa es
segura: que tal y como eres no tienes ningún valor. ¿Así que cómo vas a amarte
a ti mismo?
Y cuando alguien no puede amarse a sí mismo, cuando
se odia a sí mismo, odia a todos los demás, odia al mundo entero. Mediante el
odio a uno mismo se adquiere una actitud negativa ante la vida; y la persona que
tiene una actitud negativa ante la vida destruirá la vida.
Tus monjes y monjas han tenido todos una actitud
negativa ante la vida; no le han dado un sí a la vida, no han contribuido al
desarrollo de la vida, no han embellecido la vida, no han sido una bendición
para el mundo. ¡Han sido una maldición! Tus monasterios deberían desaparecer;
no necesitamos monasterios. Naturalmente que necesitamos sannyasins, pero éstos deben vivir en el mundo, ser parte del
mundo. Los sannyasins deben
transformar el mundo, pero la transformación básica que tiene que suceder es
que se amen a sí mismos.
El que no se ama a sí mismo se convierte en
masoquista, empieza a torturarse. Y a esos masoquistas se les ha venerado, se
les ha considerado como santos a lo largo de los siglos. Y el que es masoquista
no puede ser otra cosa que sádico también, porque como se tortura a sí mismo,
le gustaría que se torturase a todo el mundo. La tortura se convierte en su
sacrificio a Dios.
Así que ha habido masoquistas y ha habido sádicos. Y
como en la vida no puedes encontrar ninguna condición pura no podrás encontrar
a masoquistas y a sádicos por separado. Casi siempre sucede que la misma
persona es las dos cosas: sadomasoquista. Todo el mundo es así. Has sido condicionado por tus religiones de tal modo que
estás en contra de ti mismo y en contra de los demás. Por un lado te torturas con bellas racionalizaciones y
por otro, torturas a los demás con bellas racionalizaciones también.
La vida se ha convertido en una cámara de tortura,
en un campo de concentración; ya no es una celebración. La vida debería ser una
celebración. Si a la naturaleza se le permitiera seguir su curso, la vida sería
una celebración.
Así que lo último a recordar es:
No hagas las cosas al revés
Ve con la naturaleza, no intentes ir contra
corriente. Ve con la corriente de la vida. Ve con el río, no lo empujes. No
intentes conquistar la naturaleza. No puedes; así sólo vas a destruirla y vas a
destruirte a ti mismo en el intento. La idea misma de conquistar la naturaleza
es violenta, repulsiva. La victoria no será posible en contra de la naturaleza,
la victoria es posible sólo con la naturaleza.
Osho
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