miércoles, 20 de noviembre de 2013

Sé tan sólo una esponja.

No debes preocuparte por otros factores

Atisha dice: Cuando estés meditando sobre cualquier tema específico —la tristeza, por ejemplo— entonces sé tristeza, y no te preocupes de nada más, como si nada más existiera. Estate totalmente triste. Saborea la tristeza, pruébala, déjala calar en ti, deja que te empape. Sé tan sólo una esponja.

En eso consiste la meditación: sé una esponja. Y cuando un determinado estado emocional esté ahí, empápate de él al máximo, de manera óptima. Cuando medites sobre la tristeza, sé tristeza. Meditar significa sencillamente abandonar la distinción entre el observador y lo observado; deja que el observador pase a ser lo observado. Abandona la vieja dicotomía de objeto y sujeto; desaparece en el objeto de tu meditación. No te mantengas distante, no seas espectador. Los secretos no se revelan a los espectadores, los secretos se revelan sólo a los que dan el salto, a los que bucean profundamente en algo, a la gente que no se frena a sí misma.


Y si te encuentras completamente triste estás justo al borde de un descubrimiento: la tristeza se evaporará. Al llegar a cierta intensidad, al llegar a cierto punto, la tristeza se evapora como lo hacen las gotas de rocío al sol de la mañana. Una vez que el calor ha alcanzado una cierta intensidad, las gotas de rocío desaparecen. Exactamente de la misma manera, la tristeza desaparecerá. Y de repente, salida de ninguna parte, llega la alegría; la invitada ha llegado. Ahora recíbela en tu casa. Ahora medita sobre ella, hazte otra vez uno con ella. Ahora alegría. De nuevo, no te mantengas distante. No empieces a pensar: «Qué bella experiencia está sucediendo, estoy teniendo una experiencia de alegría.» No empieces a crear distancia entre la alegría y tú. Dánzala, cántala, manifiéstala, ¡sé alegría!

Osho

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