Estos dos preceptos de la conciencia y la compasión
son tan valiosos, que incluso si en alguna ocasión tienes que sacrificar tu
vida por ellos merece la pena. La vida no es sino una oportunidad para lograr
la conciencia y la compasión. Si no alcanzas la conciencia y la compasión,
¿para qué seguir viviendo? No tiene sentido.
Tan sólo medita sobre ello. Si uno está tan
decidido, tan determinado, tan profundamente comprometido a ser consciente y
compasivo, que está dispuesto a sacrificar
su vida, ¿permanecerá mucho tiempo inconsciente? ¡Imposible! En este
mismo momento, si existe esa intensidad, la conciencia surgirá; surgirá de esa
intensidad. Esa intensidad estallará en una luz interna; y de esa luz, el
resplandor de la compasión.
La vida en sí misma no tiene sentido. Sólo tiene
sentido si puedes cantar la canción de lo eterno, si puedes liberar algo de la
fragancia divina, de la fragancia de Dios; si puedes convertirte en una flor de
loto que no conoce la muerte ni el tiempo. Si puedes convertirte en puro amor,
si puedes embellecer esta existencia, si puedes llegar a ser una bendición para
esta existencia; sólo entonces es significativa la vida. De lo contrario, no
tiene sentido. Es como un lienzo en blanco. Puedes acarrearlo toda la vida y puedes
morir aplastado por su peso, pero ¿qué sentido tiene? ¡Pinta algo en él! El
sentido de la vida hay que crearlo; el sentido no viene dado. Se te entrega la
libertad, se te entrega la creatividad, se te entrega la vida. Se te entrega
todo lo que se necesita para darle sentido. Se te entregan todos los
ingredientes esenciales para darle sentido; pero el sentido no se te da, el
sentido tienes que crearlo tú. Tienes que convertirte en un creador por derecho
propio.
Y cuando te conviertes en un creador por derecho
propio, puedes participar en Dios, te conviertes en parte de Dios.
Osho
La conciencia? Es el autoconocimiento y saber la naturaleza y el sentido del mundo dinámico en que nos movemos.De ahí la importancia de movernos con claridad y eficacia.
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