Nunca permitas que pase nada por tu mente sin
observarlo minuciosamente. Se le atribuye a Sócrates el haber dicho: «La vida
no tiene valor si no la has vivido mediante el examen.» Una vida sin examinar
es una vida sin valor.
El examen es el primer paso: estar alerta a lo que
pasa por tu mente. Y ahí existe un tráfico continuo, por ahí pasan muchos
pensamientos, muchos deseos, muchos sueños. Tienes que estar alerta; tienes que
examinar todas y cada una de las cosas que pasan por la mente. Ni siquiera un
simple pensamiento debe pasar sin que te des cuenta, porque eso significa que
estabas dormido. Hazte cada vez más observador.
Y el segundo paso es la investigación. Primero
observa, examina; y después empieza a mirar en las raíces. ¿Por qué una
determinada cosa sucede una y otra vez? Te llenas de ira una y otra vez: el examen
mostrará simplemente que la ira viene y se va. La investigación mostrará las
raíces de la ira, de dónde viene. Porque puede ser —casi siempre es así— que la
ira sea sólo un síntoma de otra cosa que está escondida. Quizá tu ego se sienta
herido y te llenes de ira; pero el ego se mantiene escondido secretamente. Es
como las raíces de los árboles: ves el follaje pero no ves las raíces.
Mediante el examen verás el árbol, mediante la
investigación verás las raíces. Y sólo
viendo las raíces es posible la transformación. Trae las raíces a la luz
y el árbol empezará a morir. Si puedes encontrar la raíz de tu ira, verás con
sorpresa que la ira comienza a desaparecer. Si puedes encontrar la raíz de tu
tristeza de nuevo te sorprenderás.
Primero examina y ve qué es lo que está
constantemente en tu mente, qué es lo que se repite una y otra vez. No tienes
muchos pensamientos. Si lo examinas minuciosamente verás que sólo tienes unos
pocos pensamientos que se repiten una y otra vez; quizá de formas nuevas, con nuevos colores, nuevos vestidos, nuevas máscaras,
pero sólo tienes unos pocos pensamientos.
Y si lo examinas
minuciosamente te sorprenderás: sólo tienes un pensamiento básico.
Gurdjieff solía decir a sus discípulos: «Primero
averigua tu característica fundamental.» Y cada persona tiene una
característica fundamental. Puede ser la avaricia, puede ser la ira, puede ser
el sexo, la envidia; puede ser alguna otra
cosa. Averigua cuál es la característica fundamental, el centro
alrededor del cual todos tus pensamientos y
estados de ánimo giran. Si puedes encontrar el centro, has encontrado
las raíces.
Y el milagro es que una vez que encuentras la raíz
no necesitas cortarla, al encontrarla automáticamente queda cortada. Este es el
secreto de la transformación interna.
Observa: te entristeces una y otra vez. De repente,
sin motivo alguno... todo estaba yendo perfectamente bien, y algún dispositivo
se dispara y te entristeces. Y de nuevo la tristeza desaparece, y por la noche
vuelve a estar ahí, y así sucesivamente. ¿Por qué sucede esto?
Primero examina, luego investiga. Mediante el examen
y la investigación nacerá en ti la cualidad llamada consciencia. Una vez que la consciencia está ahí, posees la espada que
puede cortar todas las raíces y todas las enfermedades. Y una vez que
nace la consciencia, poco a poco, te sales del pasado y del futuro y entras en
el presente. Estás más presente en el presente. Alcanzas una especie de presencia hasta ahora desconocida; te vuelves
luminoso. Y en esa presencia, cuando percibes cómo está pasando el
momento, todos tus sentidos se vuelven tan puros, tan sensibles, tan
sensitivos, tan despiertos y tan vivos, que tu vida entera cobra una nueva
intensidad.
Estarás
lleno de entusiasmo. El mundo será el mismo, pero a la vez será diferente: los
árboles te parecerán más verdes, las rosas más de color de rosa, la gente más
viva, más hermosa... el mismo mundo, pero los guijarros de la orilla te parecen
diamantes y esmeraldas.
Osho
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