Atisha está diciendo: critica la opinión de la
gente, critica sus ideologías, critica sus sistemas de pensamiento, critícalo
todo, pero nunca critiques el amor de nadie, nunca critiques la confianza de
nadie. ¿Por qué? Porque el amor es tan valioso, la confianza es tan
inmensamente valiosa... el destruirlos, el criticarlos, el hacerlos pedazos por
el método que sea, es el mayor daño que se le puede hacer a cualquiera.
Puedes criticar la opinión —la opinión debe ser
criticada—, pero no el corazón. Cuando veas algo que pertenece al corazón,
evita la tentación de criticarlo.
La gente hace justo lo contrario. Pueden tolerar tu
ideología, pueden tolerar tu opinión, pero en el momento en que ven tu amor, tu
confianza, saltan sobre ti. No pueden tolerar tu confianza; no la pueden
soportar.
Te dirán que eso es hipnosis, que te han
hipnotizado, que te han engañado, que vives en una ilusión; que el amor es
locura, que el amor es ciego; que la lógica tiene ojos y el amor es ciego.
La verdad es justamente lo opuesto. La lógica es
ciega, ¡critícala! El amor tiene ojos, sólo el amor tiene ojos, porque sólo el
amor puede ver a Dios. Critica las creencias, porque las creencias no son nada
excepto dudas escondidas detrás de bellas palabras. Critica las creencias, pero
no critiques la confianza de nadie.
Y ¿cuál es la diferencia? La confianza tiene la
cualidad del amor. La creencia es una forma de acercamiento racional. Si
alguien dice: «Creo en Dios porque hay pruebas de su existencia», entonces critícale,
porque las pruebas sólo demuestran la creencia. Pero no critiques a alguien que
diga: «Amo a Dios. No sé por qué, sencillamente le amo. El amor me invade. No
tengo pruebas; de hecho, todas las pruebas están en su contra, pero aun así le
amo.»
Recuerda la famosa frase de Tertuliano, un gran
místico cristiano: credo quia absurdum...
Alguien preguntó a Tertuliano: —¿Por qué crees en
Dios?
Y él dijo:
—Porque Dios es absurdo. Porque no se puede creer en
él, por eso creo en Dios.
Se puede creer en cualquier cosa, pero en Dios no se
puede creer. Pero creyendo en aquello en lo que no se puede creer, uno crece.
Eso es intentar alcanzar lo imposible.
Así que cuando veas a alguien que tenga amor,
alguien que tenga confianza, evita la tentación de criticarle. Criticarlo es
fácil, lanzar veneno a la historia de amor de alguien es fácil. Pero no sabes
que así eres destructivo; no sabes que así destruyes algo de inmensa belleza.
Has lanzado una roca contra una rosa.
Osho
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