domingo, 10 de noviembre de 2013

No te causes dolor por deleites espurios


Todo el mundo busca la dicha, persigue la dicha; y casi todo el mundo consigue encontrar justo lo opuesto. Digo «casi», porque hay que dejar a algunas personas fuera de este recuento: Buda, Zaratustra, Lao Tzu, Atisha... Pero éstos son tan escasos... son excepciones; tan sólo confirman la regla. Así que digo que casi todo el mundo que busca la dicha encuentra la miseria y el sufrimiento. La gente intenta entrar en el Cielo pero cuando consiguen llegar allí, de repente se dan cuenta de que se trata del Infierno.

En alguna parte debe haber un gran malentendido.
El malentendido es que aquellos que buscan placer encontrarán dolor; porque el placer es sólo un camuflaje, se trata del dolor mismo escondido detrás de una cortina. El placer es una máscara: lágrimas escondidas en sonrisas, espinas aguardándote en flores. Todo el mundo puede verlo, porque es muy obvio, todo el mundo lo experimenta una y otra vez. Pero el hombre es un animal que no aprende nunca.

Aristóteles ha definido al hombre como animal racional. ¡Esto es una solemne tontería! El hombre es el ser más irracional que puedas encontrar. El hombre podría ser racional, pero no lo es. Así que ésa no es la definición del hombre tal y como es; ésa es la definición del hombre tal y como debería ser. Buda, sí; Mahoma, sí; ellos son seres racionales. Racionales en el sentido de que viven inteligentemente, de que viven sabiamente; en el sentido de que usan toda oportunidad para crecer, para madurar, para ser.

Pero millones de seres humanos —el 99,9 por 100 de la gente— no son seres racionales, son seres absolutamente irracionales.

La primera irracionalidad es que la gente repite la misma experiencia una y otra vez y no aprende nada, sigue igual. ¿Cuántas veces te has enojado y qué has aprendido de ello? ¿Cuántas veces has sentido celos y qué experiencia has ganado? Vas pasando por experiencias pero no te afectan en nada. Sigues siendo inmaduro. Tu modo de vida es muy irracional, muy ininteligente.

La persona inteligente será capaz de ver fácilmente que al buscar placer lo único que encuentras es dolor. Y ¿cuáles son en realidad esos placeres? Unos muy espurios. Alguien quiere hacer una gran casa, ¿y con cuántos problemas tiene que enfrentarse?, y ¿cuánto tiene que sufrir?, y ¿cuántas ansiedades?, y ¿cuántos ataques de nervios?

Dicen que si de verdad eres una persona con éxito tendrás un ataque al corazón entre los cuarenta y dos y los cuarenta y ocho años. Si no tienes un ataque al corazón antes de los cincuenta, has malgastado tu vida, eres un fracaso. No has intentado tener éxito, no has tenido la suficiente ambición.

La gente ambiciosa está condenada a tener ataques al corazón; los más ambiciosos tendrán ataques de nervios.

Si no necesitas un psiquiatra, eso significa simplemente que no has usado tu mente de manera ambiciosa. Y la sociedad entera tiene sus engranajes ajustados a la ambición; el sistema educativo produce sólo mentes ambiciosas. Es decir, pacientes potenciales del psicoterapeuta. Parece que hubiera una conspiración. El sistema educativo sólo crea gente para los médicos, los sacerdotes y los psicoterapeutas.

El sistema entero parece estar enfermo; enfermo de muerte. No está creando un ser humano saludable, vivo, radiante; no está creando un ser alegre, celebrante, festivo. El sistema no te enseña cómo hacer de tu vida un festival. Aquello que te enseña te mete más y más adentro del Infierno. Y tú lo sabes... porque no estoy hablando de sistemas de pensamiento especulativos, estoy hablando simplemente de tu psicología, de tu estado de ser.
Atisha tiene razón. Dice:

No te causes dolor por deleites espurios

¡Cuánto sufrimiento te has creado! ¿Y para qué?
Unos quieren una casa un poco más grande, un saldo un poco mayor en el banco, un poco más de fama, un poco más renombre, más poder. Otros quieren llegar a ser presidente o primer ministro. Todas esas cosas son espurias, porque la muerte se las va a llevar. Esa es la definición de espurio.

Sólo lo que la muerte no se pueda llevar es verdadero. Todo lo demás es falso. Todo lo demás está hecho del mismo material del que están hechos los sueños. Si persigues cosas que la muerte se va a llevar, entonces tu vida es: «Un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no significa nada.» Nunca conseguirás nada significativo.

Y sin algo significativo, ¿cómo puede haber una canción? Y sin algo significativo, ¿cómo vas a decir que: «He vivido»? El árbol no ha florecido, el árbol no ha dado sus frutos. Para qué hablar de frutos y flores; ni siquiera las hojas le han salido.


Millones de personas nacen como semillas y mueren como semillas. De la cuna a la tumba. Su historia es la historia de una vida sin rumbo. Una historia accidental; y el resultado final es gran dolor. La idea del Infierno sólo simboliza el gran dolor que te creas mediante un modo de vida incorrecto.

Entonces, ¿qué es lo que hay que hacer? ¡Piensa en algo más elevado!, algo que esté más allá de la muerte, algo que no pueda ser destruido, algo que sea indestructible, algo que trascienda el tiempo... Y no se creará el dolor.

Si buscas lo supremo, cada momento de tu vida tendrá más y más paz, más y más calma, serenidad, frescor, fragancia. Si buscas lo supremo, si buscas la Verdad, o buscas a Dios, o el nirvana, o como quieras llamarlo... si vas en busca de lo más profundo y de lo más elevado de la vida, y no persigues cosas espurias, entonces la misma búsqueda traerá una nueva cualidad a tu ser. Te sentirás enraizado, integrado; te sentirás centrado. Y verás que una nueva alegría surge en tu corazón, una alegría que no viene de fuera.

La verdadera alegría nunca viene de fuera, es la alegría espuria la que viene de fuera. La muerte puede llevarse sólo lo que viene de fuera.

La muerte sucede fuera, nunca sucede dentro. La muerte sucede en el exterior, nunca sucede en el interior; el interior es eterno. Tu interioridad está más allá de la muerte. Siempre ha estado ahí, siempre estará ahí; pero tú no eres consciente de ello. Tú sigues persiguiendo sombras, mientras que lo verdadero espera a que mires dentro, a que te vuelvas hacia dentro, a que te sintonices con lo de dentro.

Así que, primero: busca aquello que es inmortal; y tarde o temprano llamarás a las puertas del Cielo.

Osho

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