sábado, 30 de noviembre de 2013

Libertad sin amor

Los monjes, los escapistas, la gente que ha renunciado al mundo. Temerosos del amor... temerosos del amor porque trae subyugación, renuncian a todas las situaciones donde el amor pueda fluir, crecer, suceder, ser posible. Escapan hacia la soledad. Su soledad nunca llega a ser solitud, se queda en soledad. Y la soledad es un estado negativo; la soledad está completamente vacía, la soledad es triste.

Uno puede permanecer solo, pero eso no trae la solitud. La soledad de permanecer solo es únicamente soledad física, la solitud es la soledad espiritual. Si te sientes solo... Y te sentirás solo si has renunciado al mundo... si has escapado del mundo por miedo, te sentirás solo. El mundo te perseguirá y te acosarán todo tipo de deseos. Sufrirás millones de pesadillas porque no se puede dejar tan fácilmente aquello a lo que se renuncia.

La renunciación es tan sólo represión. Cuanto más reprimas una cosa, más necesitarás reprimirla. Y si sigues reprimiéndola, más poderosa se hace. Lo que reprimas hará erupción en tus sueños, en tus alucinaciones. La gente que vive en los monasterios empieza a alucinar. Los que se van a las cuevas del Himalaya, tarde o temprano pierden el contacto con la realidad. Empiezan a crear su propia realidad, una realidad privada, una realidad ficticia.

El cristiano hablará con Cristo, en la soledad de su cueva crea a Cristo; únicamente para poder tener a alguien, únicamente para no estar solo. Y estos monjes han desarrollado muchos métodos alucinatorios. Si ayunas, la alucinación se hace más fácil. El cuerpo se vuelve más débil, empiezas a perder el control de la realidad. Cuanto más débil sea el cuerpo, mayor es la posibilidad de alucinar. La gente, cuando tiene fiebre, cuando está enferma, empieza a alucinar. Se trata exactamente de la misma regla: tortura el cuerpo, debilita el cuerpo, mata de hambre al cuerpo, y las alucinaciones serán más fáciles.

Puedes tener a Jesucristo, a Krishna o a Gautama el Buda; puedes tener excelente compañía, pero todo es imaginación. El hindú nunca verá a Cristo, y el cristiano nunca verá a Krishna. Verás solamente aquello en lo que creas, verás sólo aquello que origines con tu creencia; se trata de una proyección.

Osho

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