Los monjes, los escapistas, la
gente que ha renunciado al mundo. Temerosos del amor... temerosos del amor
porque trae subyugación, renuncian a todas las situaciones donde el amor pueda
fluir, crecer, suceder, ser posible. Escapan hacia la soledad. Su soledad nunca
llega a ser solitud, se queda en soledad. Y la soledad es un estado negativo;
la soledad está completamente vacía, la soledad es triste.
Uno puede permanecer solo, pero eso no trae la
solitud. La soledad de permanecer solo es únicamente soledad física, la solitud
es la soledad espiritual. Si te sientes solo... Y te sentirás solo si has
renunciado al mundo... si has escapado del mundo por miedo, te sentirás solo.
El mundo te perseguirá y te acosarán todo tipo de deseos. Sufrirás millones de
pesadillas porque no se puede dejar tan fácilmente aquello a lo que se
renuncia.
La renunciación es tan sólo represión. Cuanto más
reprimas una cosa, más necesitarás reprimirla. Y si sigues reprimiéndola, más
poderosa se hace. Lo que reprimas hará erupción en tus sueños, en tus
alucinaciones. La gente que vive en los monasterios empieza a alucinar. Los que
se van a las cuevas del Himalaya, tarde o temprano pierden el contacto con la
realidad. Empiezan a crear su propia realidad, una realidad privada, una
realidad ficticia.
El cristiano hablará con Cristo, en la soledad de su
cueva crea a Cristo; únicamente para poder tener a alguien, únicamente para no
estar solo. Y estos monjes han desarrollado muchos métodos alucinatorios. Si
ayunas, la alucinación se hace más fácil. El cuerpo se vuelve más débil,
empiezas a perder el control de la realidad.
Cuanto más débil sea el cuerpo, mayor es la posibilidad de alucinar. La
gente, cuando tiene fiebre, cuando está enferma, empieza a alucinar. Se trata
exactamente de la misma regla: tortura el cuerpo, debilita el cuerpo, mata de
hambre al cuerpo, y las alucinaciones serán más fáciles.
Puedes
tener a Jesucristo, a Krishna o a Gautama el Buda; puedes tener excelente
compañía, pero todo es imaginación. El hindú nunca verá a Cristo, y el
cristiano nunca verá a Krishna. Verás solamente aquello en lo que creas, verás
sólo aquello que origines con tu creencia; se trata de una proyección.
Osho
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