Atisha es realmente hermoso;
muy telegráfico. Parece que en sus sutras
esté dando saltos cuánticos, parece como si no estuvieran relacionados. Pero no
es así, existe una relación interna entre ellos; porque cuando esta visión
psicodélica te suceda, empezarás a alardear. Cuando esta conciencia te suceda,
vas a sufrir también el penúltimo de los asaltos del ego. Es inevitable.
Empezarás a creerte mejor que los demás. Empezarás a comportarte como un santo,
empezarás a sentir, empezarás a exhibir, que no eres un mortal común y
corriente, que eres extraordinario, que no eres de este mundo, que eres
transcendental.
Y aunque todas estas cosas son
ciertas, Atisha dice: por favor, no alardees. No dice que estés mintiendo.
Todas esas cosas son verdad; cuando la conciencia sucede, los milagros empiezan a ocurrir. Cada momento se convierte en un milagro tal... y empiezas
a volar alto, empiezas a alcanzar nuevas cimas en todo. Todo lo que haces se
convierte en gran deleite y la vida adquiere un aspecto divino por dondequiera
que vayas. Y comprobarás también que allí donde vas, aportas algo de lo
sagrado. No es que estas cosas sean mentira,
estas cosas te suceden. Pero si empiezas a alardear, todo eso desaparecerá,
porque el ego habrá entrado de una manera sutil, sin que hayas podido
examinarlo ni investigarlo.
Ahora el ego cabalgará sobre
tus experiencias espirituales. Ahora uno
tiene que ser muy cuidadoso. El que no medita puede descuidarse, se lo puede
permitir, porque no tiene nada que perder. Pero el meditador no puede ser
descuidado, tiene mucho que perder. Ahora hay tesoros y pueden perderse en un
segundo.
Cuando empiezas a entrar en los reinos superiores
puedes caer muy fácilmente, y la caída será espectacular. Si te caes andando
por M. G. Road no hay mucho peligro, pero caerse desde el Everest es muy
peligroso, quizá no logres sobrevivir.
Así que aquellos que empiezan a entrar en el mundo
de la meditación tienen que aprender a ser muy cuidadosos. El camino es
angosto, y justo a su orilla hay un gran abismo. Un simple paso en falso y
caerás; y caerás de mala manera. Puede llevarte años, o incluso vidas, el
alcanzar de nuevo la misma altura. Y si caes desde un cierto punto, la
tendencia es a caer de nuevo desde el mismo punto; caer desde ahí se convierte
en hábito.
Mi observación es ésta: que los meditadores crean
hábitos para caer siempre desde una determinada etapa, de tal manera que cuando
ese estado viene de nuevo, caen. Se necesita gran esfuerzo para llegar hasta
ahí otra vez, pero ahora ese punto es el lugar donde la mente de repente da el
paso en falso, de manera habitual, mecánica. Así que es mejor ser consciente
cuando por primera vez te dirijas hacia arriba, para que no se cree en ti
ningún hábito de caída.
No
alardees
Osho
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